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Las evidencias murieron

No existe la verdad, o al menos, no una sola verdad. En lugar de exhaustivos estudios y posiciones bien fundamentadas lo que tenemos es una disputa entre vecinos gritándose unos a otros: "Ya es hora de te que enfrentes a los hechos".

¿Quién es el responsable de los precios de la vivienda? Los contratistas afirman que el gobierno; el gobierno dice que es la Administración de Tierras de Israel; la Administración sostiene que son los peces gordos; los peces gordos sugieren que se trata de los trabajadores extranjeros, y todo el mundo piensa que son los ricos. No queda claro cuál rico; alguna clase de rico.

La cuestión de lo que provoca el aumento en los precios de la vivienda es de carácter económico. Se supone que la economía es una ciencia. Un hombre canoso de traje y corbata (cualquier parecido con Bibi es mera coincidencia) debería haber aparecido ante nosotros mostrándonos una tabla ordenada y gráficos de colores que expliquen todo el asunto, incluso quién tiene la culpa. El problema es que, en los últimos días, hemos visto a 10 personajes de ese tipo, y cada uno dijo algo completamente diferente.

¿Cuántas personas viven en los territorios? En apariencia, se trata de una cuestión simple. Existe cierta área llamada "Judea y Samaria", donde reside cierto número de personas. ¿Cuál es el número?

Sin embargo, un acalorado debate rayano con la violencia rodea la respuesta. Las cifras van desde los dos a los cuatro millones de palestinos (lo que, según el economista anteriormente citado, constituye una diferencia de no menos del 100%), y entre unos 200.000 y 350.000 judíos en los asentamientos.

El debate enfrenta a los demógrafos de la derecha con los demógrafos de la izquierda, y cada bando no hace sino acusar con vehemencia al otro de falsear las cifras. Hasta donde sé, también la demografía es una ciencia, y en tanto ciencia, sus resultados son incontrovertibles. ¿Existe algo así como "matemáticos de izquierda" o "químicos de derecha"?

Algunas breves preguntas adicionales:

¿Ha aumentado o decrecido el presupuesto de defensa en los últimos años? ¿Qué decidió realmente la Comisión Winograd que investigó el accionar de Tzáhal en la Segunda Guerra del Líbano? ¿Cuántos israelíes murieron a causa de los anteriores canjes de prisioneros? ¿Provocaría sorpresa saber que la respuesta a la última pregunta depende del punto de vista que uno tenga en relación con la liberación, o no, de Gilad Shalit?

Podemos trasladar la misma inquietud a un ámbito diferente: ¿Quién vendió más discos en la historia: ABBA, los Beatles o Michael Jackson? ¿Sería motivo de sorpresa descubrir que la respuesta a esta pregunta depende de la banda sobre la que uno esté escribiendo?

Volvamos a cuestiones más serias:

"En Israel hay 141.710 mujeres maltratadas" (según la prensa, sobre la base de un reciente estudio de la Universidad de Haifa). "En Israel hay más de 200.000 mujeres maltratadas" (según la misma prensa, sobre la base de un estudio presentado al ministerio de Bienestar Social). "En Israel hay unas 50.000 mujeres maltratadas" (uno de los investigadores que participaron del estudio anterior debe haber cambiado de opinión).

¿Pero cómo puede ser? Tal cosa es posible porque las tablas se han invertido: Érase una vez en que los hechos solían ser permanentes y todos podían formular sus puntos de vista acerca de ellos. Hoy en día, lo que es permanente en Israel son los puntos de vista: todo el mundo puede obtener el tipo de hechos que necesite. Al entrar Internet en nuestras vidas, quedamos expuestos a un océano de información. Entonces, comenzamos a pensar que si todos tuviéramos acceso a toda la información, seríamos capaces de basar nuestros argumentos en datos precisos para, de ese modo, llegar a la verdad.

Sin embargo, como se vio después, no existe tal verdad, o al menos, no una sola verdad. En lugar de exhaustivos estudios y posiciones bien fundamentadas lo que tenemos es una disputa entre vecinos gritándose unos a otros desde la puerta: "Ya es hora de te que enfrentes a los hechos".

Pero esos no son los hechos sino más bien un puñado de cifras recogidas azarosamente para ayudarnos a lidiar mejor con la persistente preocupación de que tal vez estemos equivocados y sea otro quien tenga razón.

Fuente: Yediot Aharonot - 1.8.11
Traducción: www.argentina.co.il