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Hamás y el Estado palestino

La relación del mundo hacia Hamás no está por modificarse. La aceptación global a un Estado palestino, tampoco. El interrogante es si el mundo estará dispuesto a entablar conversaciones con el nuevo gobierno palestino de tecnócratas y cuál sería la posición de Israel en ese caso.

En el acuerdo entre Israel y la OLP, en Septiembre de 1995, se estipuló la realización de elecciones para la Asamblea Legislativa Palestina. Se determinó que quien suscite a la violencia no podrá participar en ellas. Así fue que en los comicios de Enero de 1996 no tomaron parte organizaciones que apoyaban al terrorismo.

Como parte de su concepción que estimulaba el desenvolvimiento de la democracia en el mundo árabe, el entonces presidente de EE.UU, George W. Bush, exigió, antes de las elecciones de 2006, ques se permitiera la participación de Hamás. El entonces primer ministro israelí, Ariel Sharón, se rindió al pedido a pesar de que Hamás no demostró ninguna predisposición a cambiar su orientación.

Cuando Hamás triunfó, el mundo se percató que no podría ser que los dirigentes del ejecutivo palestino estén en contra de los Acuerdos de Oslo - los mismos que confirmaron la creación de dicho gobierno. Pero ya era demasiado tarde.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, que sólo un año antes fuera electo por amplia mayoría, tuvo que encargar al líder de Hamás, Ismail Haniyeh, la conformación del nuevo gabinete.

El mundo no supo como absorber al nuevo régimen. Finalmente el Cuarteto para Oriente Medio (EE.UU, Rusia, la Unión Europea y la ONU) estableció condiciones para reconocerlo y entablar conversaciones con él: abandonar el terrorismo, reconocer a Israel y aceptar los acuerdos internacionales que firmó la OLP, es decir: los Acuerdos de Oslo. El gobierno palestino no cumplió con esas exigencias y el Cuarteto no las puso en práctica.

Tres meses más tarde, el Cuarteto dejó a un lado el dilema de negociar con el nuevo ejecutivo: Hamás conquistó Gaza, el gobierno de unidad nacional se desmembró, el mundo se conectó estrechamente con la directiva de la OLP en Cisjordania y el Cuarteto continuó exigiendo sus condiciones para reconocer a la administración de la franja.

¿Qué sucede hoy en día? La relación de la ONU y de Occidente con Hamás no se modificó. La exigencia de apartarse del terrorismo y reconocer a Israel continúa vigente.

También cuando se trata de establecer un gobierno de tecnócratas que sea aceptado por Al Fatah y Hamás no existen cambios en las condiciones del Cuarteto. Si el nuevo ejecutivo las cumple, no habrá obstáculos en reconocerlo.

¿Y en lo que se refiere al reconocimiento del Estado palestino?

El mundo comprendió ya hace tiempo la necesidad de establecerlo sobre las bases de las fronteras de 1967 con algunos pequeños arreglos. Si los palestinos deciden llevar a la Asamblea General de la ONU una propuesta que llame a reconocer el derecho del pueblo palestino a un Estado, se formará un consenso amplio a favor sin ninguna relación con el actual acuerdo entre Mahmud Abbás de Al Fatah y Khaled Mashal de Hamás.

Tratar de evitar el apoyo global a la propuesta palestina no tiene sentido. Sería derrochar inútilmente el dinero de los pasajes y el esfuerzo de nuestros esclarecedores.

Con relación a Hamás, es de suponer que quienes lo boicotearon hasta ahora, seguirán haciéndolo, y quienes no lo han hecho, continuarán de la misma forma. Cuando el primer ministro Netanyahu se muestra satisfecho porque Francia no cambiará su postura hacia Hamás, no hay en ello ninguna novedad.

La pregunta importante es ¿cual será la posición de Francia en relación al reconocimiento de un Estado palestino, y cuál será su postura frente a al nuevo gobierno palestino?

En resumen: la relación del mundo hacia Hamás no está por modificarse. La aceptación global a un Estado palestino, tampoco. El interrogante es si el mundo estará dispuesto a entablar conversaciones con el próximo gobierno palestino.

Plantear el dilema ahora es posiblemente un poco prematuro. Podría ser que las partes tengan grandes dificultades en establecer un gobierno de unidad nacional. Tanto en Al Fatah como en Hamás existen muchos elementos que se oponen denodadamente a ello.

Pero si llega a establecese un ejecutivo así, y si se constituye realmente un gobierno de tecnócratas, y si éste asegura la continuidad del armisticio y permite que Abbás entable negociaciones políticas, entonces el gobierno de Israel deberá resolver si entra en tratativas con dicho gobierno o prefiere enfrentarse nuevamente al mundo entero.

Fuente: Israel Hayom - 15.5.11
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il