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El discurso del Rey Bibi

El matrimonio Netanyahu haría bien en tomarse una noche libre e ir al cine. Luego de ver "El discurso del Rey" entenderán que su momento ha llegado. Ahora Bibi no puede tartamudear. El discurso Bar-Ilan 2 de Netanyahu constituye su última oportunidad.

El problema estratégico está abierto. Nadie sabe a ciencia cierta si es posible alcanzar la paz con los palestinos en un futuro próximo. Pero, en cambio, el aspecto táctico permanece cerrado. Está absolutamente claro que Israel debe hacer todo lo posible para lograr la paz con los palestinos en un futuro próximo; si ésta fuera imposible, Israel no debe rechazarla. Israel debe ser capaz de lanzar una iniciativa para llegar a un acuerdo definitivo si quiere situarse del lado correcto de una guerra por la paz.

El problema es el crédito. Debido a la ocupación, Israel no goza de crédito internacional en el siglo XXI. Para existir, Israel necesita de crédito internacional. De modo tal que el primer deber de cada primer ministro es crear una línea acreditable con la cual Israel pueda funcionar. El primer ministro Ariel Sharón logró derrotar la Segunda Intifada merced al crédito internacional que su predecesor, Ehud Barak, le proporcionó en Camp David. A Sharón también le fue bien gracias al crédito internacional que le reportó la desconexión de Gaza. Ehud Olmert gozó de un generoso crédito internacional gracias a la Conferencia de Annápolis. Binyamín Netanyahu recibió escaso crédito internacional debido a su discurso en la Universidad Bar-Ilan. Pero ahora, ese crédito se está agotando. La escasez de crédito internacional de Israel se ha convertido en su asfixia.

La situación estratégica es clara. Sin crédito internacional, Israel no puede lidiar con el programa nuclear iraní, el desafío de los misiles y los dramáticos levantamientos en el mundo árabe. Israel ya enfrenta graves amenazas y sus reservas militares están agotadas. Si se ve obligada a recurrir a la fuerza para protegerse a si misma, va a tener problemas. Su insistencia en la ocupación socava su derecho a la legítima defensa. Sin crédito internacional, Israel carece de poderío militar.

La situación económica es también evidente. Sin crédito internacional, el milagro económico de Israel no habrá de durar mucho tiempo. La economía es próspera. Las exportaciones están ganando nuevos mercados. Israel es un impetuoso tigre en materia económica. Pero nadie sabe exactamente cuándo un país mancillado se convierte en un estado paria. Nadie sabe exactamente cuándo Israel habrá de convertirse en Sudáfrica. Lo que sí sabemos es que una vez que empresas exitosas como Teva, Iscar y Check Point sean obligadas a pagar un alto precio por ser israelíes, cundirá el pánico. La quiebra internacional amenazará con convertirse en una de tipo económico. Todos habremos de comprender tardíamente lo que se supone que ya deberíamos saber: sin crédito internacional, Israel carece de poderío económico.

La situación política es igual de clara. Sin crédito internacional, el primer ministro está acabado. Le pasó a Itzjak Shamir en 1992. Sucedió lo mismo con Netanyahu en 1999. Ahora va a sucederle lo mismo a Bibi. En un escenario sin esperanzas, Avigdor Liberman se tragará al Likud, Arié Deri devorará a Shas y Barak se liquidará a si mismo. En un contexto de pura futilidad, el gobierno se evapora. La falta de crédito internacional significa el fin de Netanyahu.

Este mes de septiembre será un septiembre negro. La Asamblea General de la ONU está decidida a establecer en seis meses un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, sin haber logrado un acuerdo de paz. Si esto sucede, Israel será derrotada internacionalmente como nunca antes. Bibi será considerado el responsable directo de un grave fracaso diplomático. La crisis de crédito de Israel se convertirá en una crisis estratégica, económica y política. El alud habrá de sentirse en todas partes. Mientras Israel esté ocupada lamiendo sus heridas, Netanyahu será expulsado de su cargo vergonzosamente.

Hace dos meses acuñé un nuevo término: Discurso de Bar-Ilan 2. Hoy restula claro que habrá un discurso de Bar-Ilan 2. Bibi ejercerá su influencia en un ambiente festivo en algún lugar especial. Pero la pregunta es: ¿Será Netanyahu lo suficientemente audaz y práctico? ¿Tendrá la fuerza para pronunciar un discurso Churchilliano sobre la base de un plan de paz real que logre desarticular el imperio a cambio de salvar al país?

La película "El discurso del Rey" cuenta la historia de un jefe de estado que sufre de un defecto, lo combate y lo vence. Es la historia de un jefe de estado cuya buena esposa y fiel ayudante logran en el momento crucial que consiga pronunciar correctamente las palabras que debe decir.

El matrimonio Netanyahu haría bien en tomarse una noche libre e ir al cine. Luego de ver "El discurso del Rey"entenderán que su momento ha llegado. Ahora no deben tartamudear. El discurso de Netanyahu constituye su última oportunidad.

Fuente: Haaretz - 18.3.11
Traducción: www.argentina.co.il