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Limpiando juntos


Que Mubarak haya dejado el poder no me parece tan decisivo como la iniciativa de la limpieza en conjunto. Ciudadanos que limpian de forma espontánea y voluntaria una ciudad, piensan que hay futuro.


Lo más difícil, luego de una fiesta, es limpiar. Después de un Seder de Pesaj, por ejemplo, siempre es lo más desgradable, lo que todo el mundo odia hacer.

Contemplar los restos de lo que había sido una celebración, oler aún los aromas del guefilte fish y los kneidalaj frente a ese desorden total, y colocarse unos guantes de plástico para recoger los platos y las botellas vacías y seleccionarlas para poder depositarlas en el contenedor correspondiente.

Esa es la parte más irritante de la velada, sobre todo si el recuerdo de las vivencias es reciente. Barrer las sobras, vaciar las ollas, sacudir los manteles, limpiar los cristales, recoger las sillas.

Todo ello, mientras hay algunos invitados que recién están amagando con irse, y todos siendo testigos vivientes de lo que fue - apenas hace media hora - un espacio tradicional de regocijo familiar y ahora se parece más a un campo de batalla mudo.

Hay que abrir las ventanas para que la casa se airee.

Es difícil limpiar, y fastidioso, y es duro hacerlo en las altas horas de la noche. Pero aún lo es más si somos pocos los que nos quedamos hasta el final, si la mayoría no ayuda y si se amplía el tiempo transcurrido entre las bendiciones y los cánticos y el resto del festejo.

Reconozco que en esto de la revuelta en Egipto, yo me encontraba entre los pesimistas. No me acababa de creer - quizá por una coraza cínica contra el sentimentalismo revolucionario en los países árabes, o porque no veía líderes con nombre y apellido, o por el fatalismo de nuestros analistas en los medios - que ella significara una variación sustancial.

Ahora, viendo a esos hombres, mujeres, jóvenes, niños y abuelos con escobas, rastrillos, palas y bolsas de basura, con sus manos dispuestas a limpiar la plaza Tahrir de El Cairo, cambié totalmente de opinión.

Que Mubarak haya dejado el poder no me parece tan decisivo como la iniciativa de la limpieza en conjunto.

Ciudadanos que limpian de forma espontánea y voluntaria una ciudad, piensan que hay futuro.