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Año Nuevo sin negociaciones


El fracaso de las negociaciones con los americanos que quisieron reiniciar el impulso político debería preocupar a todo aquel que ve y analiza la situación política y de seguridad del Estado de Israel.


El jefe del consejo de los asentamientos judíos en Cisjordania, Dani Dayán, brinda su ratificación a dicha frustración. Además ve en ella un logro, y se expresó diciendo que el revés de las tratativas confirma que "si Israel se mantiene firme y no claudica a los imperativos, logrará sus objetivos".

Resulta interesante definir los objetivos de Dayán. El reinicio de las construcciones en los asentamientos y el congelamiento de las negociaciones podría provocar "renunciamientos" y convertir la idea de dos Estados para dos pueblos en una especulación lejana y reprimida. Dayán y sus colegas no se molestan en comprobar el vuelco preocupante en la postura de Brasil, Argentina y Uruguay, quienes anunciaron su reconocimiento del Estado palestino en sus fronteras de 1967 con todo lo que ello trae aparejado.

Nadie nos convencerá que la carencia de esperanza mundial que enciende la flama en el Oriente Medio, no atraerá el reconocimiento de otros países del mundo incluyendo a nuestros fieles amigos en Europa para la creación de un Estado palestino sin que exista entretanto asidero en el terreno.

También Binyamín Netanyahu trata de alimentar la esperanza y reconocer las dimensiones de ese posible incendio. Su intento de establecer un diálogo con Turquía surge de una visión estratégica certera de nuestra situación en la zona, pero él sabe que la desesperanza en el sector palestino aumentará la dimensión de las llamas también con Turquia.

Los asentados con loable estoicismo continúan con lo suyo sin entender que con ello ayudan a edificar la infraestructura de un Estado palestino que gozará del apoyo de numerosos países del mundo.

Pero diplomacia no es el charter de Dani Dayán y lamentablemente tampoco del ministro de Exteriores del Estado de Israel. La responsabilidad recae sobre el primer ministro que debe preferir la estimación a largo plazo a cambio de una visión más cercana y satisfacciones inmediatas. La situación actual sólo le permitirá sobrevivir y componer la fisura con la derecha radical.

Pero Netanyahu debe observar hacia mayores distancias y convertirse en la boca y la conciencia de Israel, un país ávido de vida, ubicado en el corazón de un mundo árabe amenazante y hostil.

También los palestinos deben hacer un examen de conciencia. ¿Ellos anunciarán el establecimiento de un Estado virtual? ¿Buscarán el reconocimiento internacional que incremente su orgullo pero no su posesión concreta en el terreno?

La interrupción de las negociaciones contradice los intereses de Israel y Netanyahu lo enfatizó más de una vez. También una persona como yo, que considera que Bibi desea un proceso pero no es capaz de impulsar un acuerdo, cree que la dinámica de una tratativa, la amenaza iraní y el apoyo internacional aminorarán las diferencias de intenciones e impulsarán a un acuerdo.

Reiteradas veces me pregunto a mí mismo y a mis colegas dónde se encuentra el patriotismo fidedigno del Estado de Israel. ¿Será que continuamos actuando como el sistema del Keren Kayemet previo al establecimiento del Estado, es decir: otra hectárea, otra parcela, o será que hoy en día este camino atenta contra los intereses de Israel?

El verdadero liderazgo reconoce que los tiempos cambiaron. La extensión de las opciones se empañó y nosotros mismos debemos elegir el camino correcto para salvaguardar a Israel como Estado judío y democrático para las generaciones venideras.

Todo eso atraviesa por el camino de las negociaciones.

Fuente: Israel Haiom - 10.12.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il