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Ofertas de fin de año


El primer ministro Binyamín Netanyahu trasladó a su coalición gubernamental una nueva oferta de Estados Unidos destinada a desatascar las negociaciones de paz con la Autoridad Nacional Palestina.


A cambio de una moratoria de tres meses en la construcción de asentamientos en Cisjordania, Washington estaría dispuesto a transferir a Israel 20 cazas de guerra de última generación y vetar durante un año las resoluciones presentadas en su contra en el Consejo de Seguridad de la ONU. No hay todavía respuesta oficial, pero todo apunta a que la oferta será aceptada.

Este nuevo paquete norteamericano de incetivos fue esbozado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, durante las ocho horas de reunión que mantuvo en Nueva York con Bibi. Además de los 90 días de congelamiento, EE.UU pretende que Israel aclare qué porcentaje de territorio cisjordano estaría dispuesto a evacuar para dejar espacio a un Estado palestino y que se comprometa a negociar las fronteras una vez se reanuden las conversaciones.

Ambos requisitos son básicos. Durante las tres semanas que duró el diálogo con la Autoridad Palestina, Netanyahu se negó a presentar una propuesta concreta sobre las fronteras y a mirar los mapas preparados por los asesores del presidente Mahmud Abbás, alegando que primero había que negociar la seguridad.

Esta vez EE.UU le ofrece un caramelo irrenunciable: 20 aviones F-35 casi regalados, el veto en el Consejo de Seguridad a la pretensión palestina de someter la declaración unilateral de su Estado al voto de la ONU y el compromiso de no reclamar una nueva moratoria.

Netanyahu no recalcó su exigencia de que Israel sea reconocido como el Estado judío. Al parecer, para Bibi el judaísmo también es una cuestión de precio; aunque tampoco se arriesgó a forzar la aprobación de la oferta. Dijo que aún faltaban concretar detalles y que se podrían obtener garantías adicionales. El mandatario comentó que ellas tenían que ver con la seguridad de Israel, lo que se interpretó como una referencia a su deseo de seguir contando con bases militares en el Valle del Jordán después de la creación de un Estado palestino.

Según Bibi, la oferta no es definitiva, pero varios de sus ministros ya la rehusaron. Para el viceprimer ministro, Moshé Yaalón, se trata de una trampa de seducción, mientras que otro viceprimer ministro y encargado del Desarrollo Regional, Silvan Shalom, afirmó que sería un error estratégico condicionar el veto de EE.UU en el Consejo de Seguridad a la moratoria, y aclaró que el mismo debería darse por descontado.

Los palestinos, por su parte, esperan recibir una explicación formal de Obama antes de pronunciarse. Pero será difícil que acepten. Desde que suspendieron el diálogo por el rechazo israelí a prolongar el congelamiento, sostienen que sólo volverán a negociar si cesan todas las obras en Cisjodania y Jerusalén Este.

Moratoria o no, conviene recordar que aún quedan los principales asuntos por resolver para que las negociaciones resulten operativas: Jerusalén, fronteras, seguridad, asentamientos, refugiados y, claro está, el odio mutuo; todos necesitan ser debatidos y mitigados. Pero como Einstein lúcidamente dijo una vez: La locura puede definirse como un continuo ensayo de hacer lo mismo, una y otra vez, esperando obtener resultados diferentes.