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Se busca gobierno inteligente

Si el gobierno de Netanyahu quiere negociar en serio con los palestinos, tal cual dice el primer ministro, debe tomar la iniciativa, ir al frente, estar siempre tres pasos más adelante. Debe dejar de lado la defensiva diplomática.


El desastre de la flotilla, cuyas derivaciones diplomáticas y políticas envuelven y complican a Israel hace ya casi dos semanas, debe ser analizado no sólo desde el punto de vista militar, de inteligencia y político.

Tampoco puede resumirse simplemente demostrando la hipocresía y tendenciosidad del mundo; no de todo el mundo, pero sí parte importante de él.

Israel no podrá arreglar el mundo, aunque sí es imperioso que tanto sus líderes como los judíos que concordamos con su causa y su lucha por la paz y la seguridad, intentemos  explicar y esclarecer.

Pero lo que sí se puede cambiar, es lo que está mal en Israel, aquellas actitudes en las que el Estado judío se equivoca.

Es legítimo, ante todo, plantearse si acaso el bloqueo a Gaza logra su objetivo. Los expertos militares que hemos consultado estos días, todos concuerdan en que desde el punto de vista de seguridad, el bloqueo es esencial, ya que aún si Hamás sigue recibiendo armas por los túneles subterráneos desde Egipto, podría recibir muchísimo más por barcos.

Por otro lado, hay analistas y observadores políticos que sostienen que el daño político y mediático que el bloqueo causa a Israel, también debe ser tomado en cuenta.

En cuanto al operativo mismo, no parece tan evidente que Israel haya actuado con plena responsabilidad. Pero no lo decimos por lo que de afuera se acusa, ya que no tenemos ninguna duda de que la única responsabilidad por los nueve muertos a bordo del barco turco, recae sobre los violentos que atacaron a los soldados que subieron a bordo sin disparar un tiro.

Lo decimos porque estaba claro de antemano que grupos extremistas estaban tendiendo una trampa a Israel. E inclusive si no había información clara de Inteligencia sobre las armas blancas a bordo, sí estaba claro el carácter fanático y radical de un grupo de islamistas  que iban en el barco. Israel tendría que haber hallado la forma de no caer en esa trampa. El bloqueo, seguramente, podría haber sido mantenido sin hacer el juego de los extremistas. Lo sucedido, no inspira gran confianza en la inteligencia del gobierno.

En lugar de quedar como quien rechaza cualquier sugerencia de investigación internacional - y en muchas de ellas realmente no se puede confiar, especialmente todo lo relacionado a las Naciones Unidas -, el gobierno israelí debería haber sido el primero en exigir ante el mundo que haya investigación de lo sucedido.

Precisamente porque Israel sabe cuál fue su razón en todo ésto, porque no es cierto que los soldados subieron a tiros al barco para matar pacifistas tal cual alegan sus enemigos, el propio primer ministro Binyamín Netanyahu tendría que haber tomado la iniciativa de formar de inmediato un equipo investigador israelí de nivel - no faltan juristas destacados y respetados a nivel mundial - e invitar también por su iniciativa, a expertos internacionales determinados a sumarse.

Israel tiene razones para sentir desconfianza y verse acosado a menudo por el mundo. Pero también tiene el deber de no reaccionar casi automáticamente como perseguido, aunque ello suponga un esfuerzo, ya que de lo contrario transmite siempre la sensación de "yo contra todos", que no es inteligente ni arroja buenos resultados.

Y algo más de fondo, relacionado a la situación política general. Durante más de un año, la Autoridad Palestina rehusó volver a la mesa de negociaciones. Al acceder finalmente a hacerlo, aceptó que sólo sea por medio conversaciones indirectas. ¿Cómo es entonces que la sensación  que tiene el mundo es que Israel no quiere negociar? El gobierno tiene que preguntarse qué parte del problema se debe a su estilo, a su planteamiento de las cosas, a su forma de actuar.

Si el gobierno de Netanyahu quiere negociar en serio con los palestinos, tal cual dice el primer ministro, debe tomar la iniciativa, ir al frente, estar siempre tres pasos más adelante. Debe dejar de lado la defensiva diplomática.

Quizás lo más productivo sería convocar, previo dramático anuncio, a la prensa toda y declarar que Israel está dispuesto a sentarse a negociar ya mismo, en cualquier lado, con todo aquel que quiera lograr la paz. También con Hamás y Hezbolá si es necesario. Que sean ellos los desenmascarados, los que se retuerzan para ocultar lo que siempre los ha caracterizado: su rechazo a la existencia de Israel.