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Apartheid al servicio de la Torá

Una escuela ortodoxa asquenazí no permite a las alumnas de ascendencia oriental estudiar en sus filas. Soplan vientos tempestuosos; se escuchan vilipendios y ronroneos. Todo se calma hasta que en otro colegio ortodoxo asquenazí vuelve a escucharse el mismo cuento.


Así es; racismo. Un racismo que merece castigo y desprecio. Pero lamentablemente, también detrás de esta historia se encuentra ese mismo gobierno que está detrás de otros problemas; un gobierno carente de rumbo y exento de visión; así como no tiene principios y postura en todos los temas, tampoco aquí los tiene.

El apartheid al servicio de la Torá; el fruto de las uvas inmaduras de los ortodoxos de Emanuel tiene una solución burocrática simple: ¡Cerrar los grifos! En lugar de expresar conmoción y pasar a la agenda del día; en lugar de suspirar y continuar; en lugar de chasquear la lengua, el gobierno de Israel debe, antes que nada, suspender la subvención. No sólo la del colegio ortodoxo en Emanuel, sino de otras escuelas ortodoxas, que reniegan de la democracia de la cual se nutren, como así también los programas de estudios.

No sólo las escuelas. El gobierno de Israel sostiene, a cuenta del que paga impuestos, una extensa población radical, y se rinde en más y más asuntos. No sólo por especulaciones coalicionistas sino también por debilidad y falta de valores, como si fuera un irresponsable barril sin fondo y la democracia apenas un instrumento administrativo.

También la democracia es un principio; también el secularismo es una concepción de vida; también la igualdad es un valor y un ideal. Pero si el gobierno de Israel retrocede reiteradamente en temas como sepulturas, cashrut, reclutamiento en el ejército, transporte, educación, matrimonio y otros, también en esto se pliega.

No asombrará que la Corte Suprema deba ocuparse del problema, así como se encarga de todo lo que un gobierno falto de visión y rumbo se amedrenta frente al mismo.

Mas allá de eso, debemos decir dos cosas.

1) Lamentablemente no es la única manifestación de racismo. Los etíopes son alejados de las escuelas y los jardines de infantes. Los rusos sufren por los prejuicios. Los árabes son rechazados en puestos de trabajo. La sociedad israelí manifiesta racismo en numerosas áreas y lugares.

2) También la autoridad religiosa sefaradí debe hacer algo. Detrás del reciente suceso se desprende una larga historia de disyuntivas frente al radicalismo asquenazí; comenzando por el golpeteo insistente en las puertas de las escuelas que no los quieren.

¡Despierten sefaradíes!. Ustedes tienen los valores espirituales y los de la Torá. Ustedes tienen fuerza política y una demostrada capacidad organizativa. Tienen los medios: Shas también recibe dinero del gobierno.

¡Despierten y levanten escuelas ejemplares! Y cuando lleguen alumnos asquenazíes a estudiar, recíbanlos con sonrisas y brazos abiertos.

Pero entretanto, hasta que todo esto suceda, se debe tratar el tema de manera administrativa inmediata y, principalmente, aclarar que también la democracia tiene valores y principios y además líneas rojas infranqueables.

Y con respecto a ese barril sin fondo: llegó el momento de dejar de asombrarse por su contenido y examinar de qué material está repleto. No sólo Torá hay allí adentro, sino también residuos espúreos.

Fuente: Yediot Aharonot - 30.4.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il