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Pensando en voz alta antes de abrir la representación palestina en Uruguay

Ante el comunicado de formalización de relaciones entre Uruguay y la Autoridad Palestina, existe el temor de que los vientos que soplaron demasiadas veces desde la Embajada de Palestina en Buenos Aires, lleguen también a Montevideo.

La representación diplomática de un país en otro es por cierto una de las máximas expresiones de amistad en la arena internacional. Por eso, el comunicado publicado días atrás por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay y el de la Autoridad Palestina sobre la "formalización de relaciones de amistad entre los dos pueblos y la apertura de oficinas que representen a ambas partes en Ramallah y Montevideo", es un tema importante. Y dado que nos importa tanto la política exterior uruguaya como el conflicto entre Israel y los palestinos, sentimos la necesidad de hacer unos comentarios.

En primer término, es natural que un gobierno y un país que desean aportar a la paz en una región en conflicto puedan tener buenas relaciones con todas las partes involucradas. Uruguay las tuvo siempre con Israel y ahora, el gobierno del presidente José Mujica consideró importante formalizarlas también con el otro lado, la Autoridad Palestina, como gobierno reconocido de los palestinos.

Aún así, esta nota está motivada por la preocupación. Y ésta no se refiere a las motivaciones o deseos del presidente de la República Mujica, su canciller Almagro o cualquier otra autoridad del gobierno, sino al comportamiento de la futura representación diplomática palestina, que en primera instancia funcionará a través de otro país - cabe suponer desde la Embajada Palestina en Buenos Aires - y más adelante se instalará en Montevideo, con la contraparte uruguaya en Ramallah.

La representación palestina en Uruguay aún no existe y por ende, aún no ha hecho ni dicho nada. Pero hay representaciones diplomáticas palestinas y embajadas en distintos países que sí funcionan hace años, y que por conocer al menos algo de lo que hacen o dicen, consideramos fundamental escribir estas líneas.

Por razones obvias, nos concentraremos en lo que ha emanado en diferentes ocasiones de la Embajada de Palestina en la República Argentina. Demasiado a menudo, lamentablemente, sale de allí una combinación letal de tergiversación de la historia y demonización de Israel. Ha habido inclusive, a veces, un tono antisemita.

Ocuparía demasiado espacio dar todos los ejemplos relevantes de la problemática que comentamos. Nos limitaremos sólo a algunos de ellos.

Un ejemplo que podría parecer inofensivo, pero que refleja un enfoque y una visión determinada, fue el anuncio que la Embajada de Palestina en Argentina publicó en marzo de 2004, a raíz del operativo en el que Israel mató, en un ataque en Gaza, al entonces jefe máximo de Hamás, el Sheikh Ahmed Yassin. Así escribió la Embajada:

"La Embajada de Palestina en la República Argentina presenta sus atentos saludos a las Instituciones Argentino Árabe e Islámicas de la República Argentina, y lamenta comunicarles el fallecimiento del líder espiritual Ahmed Yassin, asesinado en horas muy tempranas del día 22 de Marzo de 2004 en Gaza, por las Fuerzas de Ocupación Israelíes".

¿Líder espiritual? ¿A qué "líder espiritual" se refería exactamente la Embajada? Según a nosotros nos consta, Ahmed Yassin fue fundador de la organización terrorista Hamás, responsable de numerosos atentados contra blancos civiles israelíes. Su apariencia de anciano frágil en silla de ruedas, no bastaba para esconder la realidad.

Otro ejemplo del mismo estilo lo dio el ex embajador Suhail Hani Akel al resumir en su sitio personal la historia de las relaciones argentino-palestinas y su propio rol en las mismas, como primer embajador en Buenos Aires. En un extenso texto, en el que daba muchos detalles sobre el edificio de la calle Rio Bamba 981 elegido para la sede oficial, cuenta sobre los salones de recepción: "Jerusalén"; de conferencia: "Mártires"; de la Bandera: "Yasser Arafat".

Pueden no gustarnos estos nombres, pero ese no es el problema. Lo preocupante es la biblioteca: "Dalal Al Mogharabi", una de las terroristas más sangrientas en la historia de los atentados palestinos contra Israel, responsable de la muerte de 37 civiles, entre ellos varios niños, en el secuestro y voladura de un ómnibus el 11 de marzo de 1978 en la carretera costera de Israel.

Un ejemplo claro de la tergiversación de la historia lo dan las palabras que escribió ese ex embajador palestino en referencia a la finalización de sus funciones y su despedida de la sede oficial: Una lágrima me corrió al besar por última vez el óleo de la Virgen María Reina de Palestina...". ¿La Virgen María Reina de Palestina? ¿Estará hablando de la misma persona, la judía María, madre de Jesús?

Con este mismo espíritu, en abril de 2003, cuando estaba por celebrarse Semana Santa, la Embajada de Palestina en Buenos Aires escribió: "Hace 2003 años, el eje del mal ocupaba a Palestina y sometía al pueblo palestino, y hasta llevaron a crucificar al Palestino Jesús, intentando lapidar su mensaje de paz, amor e igualdad entre los seres humanos y los pueblos...". Es un hábil y preocupante juego de palabras, ya que la tierra en la que nació y murió Jesús, el judío, era Judea, la tierra de los judíos, pero cuando los romanos comenzaron alrededor del año 130 a llamarla Palestina, eso nada tenía que ver con los palestinos de hoy, que no existían en aquel entonces. Al agregar la embajada el gentilicio palestino a Jesús y al pueblo, intenta cambiar la historia. El eje del mal ocupaba, sí, la tierra de Israel y sometía al pueblo judío, llegando inclusive a crucificar al judío Jesús.

¿Tan poca fe en sus propias raíces tiene quien escribió ese texto, que se ve en la necesidad de cambiar la historia mintiendo descaradamente?

En abril de 2007, el entonces embajador palestino en Buenos Aires, Farid Suwwan, fue entrevistado para "Periodismo internacional" por Raimundo Gregoire Delaunoy. El periodista le pregunta sobre las resoluciones de la ONU que "no se cumplen" y el diplomático palestino responde: "Israel es el único Estado del mundo creado por una resolución de la ONU. Eso fue lo que le dio el aspecto legal, pero esta resolución condicionó la existencia y la legalidad del Estado de Israel a la creación del Estado palestino, lo que hasta ahora no se ha cumplido. Entonces, son dos estados, no sólo uno, y si no se reconoce a uno de ellos, el otro no tiene aspecto legal. Israel ocupó todo el territorio donde tenía que estar nuestro Estado palestino".

Lo que el embajador omitió y cuesta creer que haya sido por falta de conocimiento fue que esa resolución 181 de la Asamblea General a la que hace referencia, fue violada por el mundo árabe todo, que la rechazó abiertamente y anunció que no la cumpliría. Prefirieron no disfrutar de la parte de la misma que llamaba a la creación de un estado árabe que hoy llamaríamos palestino con tal de que no se cumpla la otra, la creación del Estado judío. Los estados árabes invadieron al entonces naciente Israel, apenas se fueron los británicos. Pero ya antes, los árabes locales, o sea los palestinos , atacaron a los judíos. Fue así que perdieron los territorios destinados a su Estado, no porque Israel se los haya quitado.

Especialmente preocupante nos resultó una información del 28 de enero del año pasado, que leímos en el sitio de la agencia Infobae.com

Así dice, aunque resulta increíble, el título: "El embajador de Palestina en la Argentina agradecerá los escraches antisemitas". Y luego, desarrollan la gran noticia: "Farid Suwwan recibirá hoy a las 16:00 a una delegación de partidos políticos y organizaciones sociales para manifestarle agradecimiento por el apoyo recibido ante el conflicto en la Franja de Gaza", según dice la invitación que llegó a la redacción de Infobae.com.

Cabe recordar que dicho apoyo consistió en las manifestaciones de grupos radicalizados, con carteles con insignias nazis, que recorrieron edificios porteños realizando pintadas antisemitas y calificando de "ratas" a los integrantes locales de la comunidad judía.

Los ejemplos son innumerables. Y eso, sin entrar siquiera en la problemática legal de abrir embajadas de una entidad que aún no es Estado. Pero sinceramente, no es ese "formalismo" el que nos preocupa, ya que realmente quisiéramos que los palestinos tengan su Estado. Lo que nos molesta es el temor de que los vientos que soplaron demasiadas veces desde la Embajada de Palestina en Buenos Aires, lleguen también a Uruguay.

Sinceramente creemos que esos tonos no van con Uruguay. Nos cuesta imaginar una recepción oficial en la representación palestina, que cuente con la participación de autoridades nacionales, en la que el mensaje sea una constante demonización de Israel. Nos cuesta imaginar a un embajador uruguayo tomando el té en una sala dedicada a la memoria de un terrorista.

Ojalá la pasada experiencia en Buenos Aires no se copie con la nueva etapa de relaciones entre Uruguay y la Autoridad Palestina. Ojalá sea la altura que tuvo siempre la diplomacia uruguaya y la dignidad que Uruguay y su democracia irradian al mundo, las que dejen su impronta en las nuevas relaciones. Ojalá que de la Embajada Palestina salgan mensajes justos y propios de quien quiere lograr la paz negociando. Y ojalá también en Montevideo, en algún momento, puedan juntarse el embajador de Israel y el palestino, para compartir con el pueblo uruguayo que los acoge, la buena noticia del logro de la paz.