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La falsa ilusión siria


Es difícil suponer que los sirios estén dispuestos a otra ronda de negociaciones por encima de las espaldas de los palestinos y es peligroso exagerar en lo referente al aporte de la paz sólo con Siria a la posición de Israel en la región.


¿Qué quieren de nuestras vidas estos palestinos pesados y cargosos? Que digan gracias que Bibi manifestó que apoya dos Estados para dos pueblos.

¿Y qué tiene de malo si también juró que Jerusalén unificada permanecerá para siempre bajo la soberanía israelí, se comprometió a que Ariel seguirá formando parte inseparable del Estado y prometió que Tzáhal continuará dominando el Río Jordán?

Mahmud Abbás no nació ayer. Él entiende a la perfección que nuestro primer ministro no se propone realmente eternizar la anexión del barrio musulmán en la Ciudad Vieja en Jerusalén.

Es evidente que Netanyahu sabe muy bien que no tiene sentido introducir un dedo mayor como Ariel en el corazón de Palestina. Bibi ni se imagina que en la ruta de Jordania a su casa, un ciudadano del futuro Estado palestino soberano deberá informarle al guardián israelí quién le ayudó a colocar sus pertenencias en la maleta.

Si nuestro primer ministro no tiene problemas en desparramar declaraciones infundadas por cuestiones internas, ¿porqué los va a tener cuando difunde declaraciones vacías por necesidades externas?

Si nuestro primer ministro está dispuesto a pronunciar en vano el nombre de Jerusalén para conformar a Moshé Yaalon y a Avigdor Liberman, ¿quién convencerá a Abu Mazen que el discurso de Bibi en Bar Ilán no estuvo destinado a quitarse de encima a Barack Obama y Hillary Clinton?

Estas disyuntivas están a las puertas del gobierno americano. La Administración de Obama no descansará hasta que obtenga de Netanyahu una postura explícita sobre sus principios de un acuerdo permanente con los palestinos.

El enviado de la Casa Blanca, George Mitchell, perdió demasiado tiempo espiando los programas de construcción en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en Ariel y en el Valle del Jordán. Ha llegado el momento de que vea los programas de evacuación de los poblados y barrios judíos en el este de la línea verde.

Si se demuestra que la parte palestina en la solución de dos Estados de Netanyahu se parece a Bantustán en los tenebrosos días de Sudáfrica, Mitchell tendrá tiempo para abandonar Oriente Medio y ocuparse de apaciguar otros conflictos en el planeta.

Nosotros sabremos que los juegos de "proceso de paz" finalizaron y nos prepararemos para vivir en un régimen de apartheid.

Cuando Mitchell devuelva a Obama su mandato para la renovación de las negociaciones con los palestinos, conviene que también desista de su misión para la apertura de la opción siria.

Tres primeros ministros, Itzjak Rabín, Shimón Peres y Ehud Barak, sedujeron al Presidente Clinton a esquivar a Yasser Arafat y probar suerte con Hafez al-Assad. También Netanyahu lo intentó. ¿Qué sucedió desde entonces? Otra Intifada en Cisjordania, otra guerra en Líbano y otra guerra en Gaza. ¿Cuántos días permanecerán los herederos de Arafat en el gobierno si Obama los traicionara con Assad hijo? ¿Cuánto tiempo le llevará a Hamás aprender de los Acuerdos de Dayton (acuerdos alcanzados en Daytin, Ohaio, que supusieron el fin de la guerra de independencia croata) una vez aclarado que la conquista no tiene fecha de expiración?

Es difícil suponer que los mismos sirios estén dispuestos a cooperar con otra ronda de negociaciones por encima de las espaldas de los palestinos.

Desde marzo 2002, Siria y la OLP renuevan anualmente su apoyo a la iniciativa de paz árabe. Es de esperar que vuelvan a hacerlo en la Cumbre Árabe el próximo mes en Trípoli.

La iniciativa propone a Israel la normalización con los miembros de la Liga Árabe a cambio de la retirada de los territorios ocupados en la Guerra de los Seis Días. Es dudoso si aún con la devolución de la Meseta del Golán, Assad se convencerá de desviarse del consenso árabe para recibir un embajador israelí en momentos en que su gobierno perpetúa la conquista en Cisjordania y en Jerusalén Oriental.

Es peligroso exagerar en lo referente al aporte de la paz sólo con Siria a la posición de Israel en la región, especialmente en la seguridad con Cisjordania y Gaza.

Debemos abrir nuevamente el canal a Damasco. Pero deberá llevarse a cabo paralelamente al canal a Ramallah. De ninguna manera en su lugar.

Fuente: Haaretz - 8.2.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il