La nueva realidad política, que ha convertido al Partido Laborista en el líder de la oposición, constituye un desafío que abre nuevas posibilidades de cara a las elecciones previstas para el próximo año.
Ahora que la sombra de la oposición no-tan-eficiente de Kadima ha desaparecido por completo, el Partido Laborista puede aprovechar su situación a pesar de la sólida mayoría parlamentaria de la coalición y la ligera oposición en el esquema actual de la Knéset. La cuestión es determinar si la dirigencia de Avodá está efectivamente a la altura de las circunstancias.
Shelly Yachimovich se puso al frente de la oposición, proveniente de los medios de comunicación, sin ninguna experiencia diplomática, gerencial u organizativa. En ese aspecto, se parece al presidente del partido Yesh Atid, Yair Lapid, aunque a diferencia de sus reflexiones huecas, ella tiene una clara doctrina social-demócrata, que sabe comunicar hábilmente en sus apariciones públicas.
Sin embargo, la tarea principal de la oposición no consiste en discursos y críticas al gobierno. Se trata de organización y gestión políticas, y en esas áreas, Yachimovich no ha demostrado particularmente su valor. Al igual que la exjefe la oposición, Tzipi Livni, antes que ella, Yachimovich tiende también a considerar demasiado su posición como líder de un partido - y ahora, como líder de la oposición - como si se tratara de una labor unipersonal, mientras que una oposición eficaz necesita mucha organización, una división del trabajo y la conformación de un adecuado equipo de gobierno.
Tanto si el Partido Laborista se ve a sí mismo como una alternativa al Likud en las próximas elecciones, o bien como socio de una coalición que no encabezará, debe forjar ahora las herramientas organizativas que permitan a la opinión pública reconocerlo en su postura única y claramente definida. Yachimovich debe elegir ya a algunas pocas personas que se encargarán de tratar áreas específicas y que habrán de ser - no todo miembro de la Knéset que aparezca - los responsables de las acciones del partido.
Ello no significa que se trate de un equipo de emergencia, que actúa sobre todo sin premeditación y tampoco elabora posiciones políticas. Por el contrario, se trata de un grupo de destacadas personalidades, cada una de las cuales posee una vasta experiencia profesional y autoridad en su área. Como regla general, las elecciones primarias no producen tales individuos.
El partido necesita a alguien debidamente capacitado para hablar en su nombre en las siguientes áreas: política exterior, seguridad, economía, asuntos sociales, educación, atención sanitaria, el problema de los trabajadores extranjeros y las protestas sociales.
El partido debe definir una política clara en el orden de las negociaciones diplomáticas, en la economía, y además, en lo relativo a la delicada cuestión iraní. La oposición carecerá de toda credibilidad si solamente se dedica a atacar al gobierno. Debe presentar alternativas inteligentes que puedan ser transmitidas al público en mensajes claros.
Además debe ofrecer un tipo de líderes políticos que el público se acostumbre a ver como alternativa válida a la actual dirigencia. No exactamente un Gabinete en la sombra, sino una galería de personalidades a quienes incluso ahora el público pueda considerar como suficientemente capacitadas para ocuparse de aquellos asuntos que habrán de tener a su cargo.
La presidente del partido no puede hacer eso por sí sola, no importa cuán talentosa sea. Tampoco cabe duda de que armar una lista de tales características - que por su naturaleza no se limitará sólo a aquellos miembros del partido que ocupan actualmente un escaño en la Knéset - implicará luchas por poder y prestigio. Tal es la esencia de la vida política.
Pero sin un equipo de dirigentes así - que habrá de apoyar a Shelly Yachimovich sobre todo en aquellas áreas en las cuales no es especialmente fuerte -, el Partido Laborista no tiene ninguna chance de presentarse como una alternativa real - no sólo una mera opción retórica - al actual gobierno.
Si esa condición no se cumple, incluso aquellos escaños que las encuestas predicen para el partido desaparecerán cuando llegue el momento de la verdad.
Traducción: www.israelenlinea.com
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