Hace unas semanas, estaba en Ammán, Jordania, hablando con educadores, cuando conocí a una joven estadounidense con un empleo con las funciones más asombrosas. Su nombre es Shaylyn Romney Garrett.
Se presentó diciendo que su esposo James y ella fueron voluntarios en los Cuerpos de Paz en Jordania y se quedaron para establecer una ONG, «Think Unlimited». Ayuda a maestros jordanos a aprender a cómo «enseñar a tener un pensamiento creativo y solucionar problemas» en el salón de clases. «Bien, eso», dije, «sería la verdadera primavera árabe».
La memorización sigue siendo el método educativo dominante en la mayoría de las escuelas públicas árabes. Los Garrett, con cierto apoyo de la iniciativa de reforma educativa de la reina Rania de Jordania, diseñaron un programa para permitir e inspirar a los maestros jordanos a adoptar un enfoque educativo muchísimo más creativo.
Asimismo, realizaron un «Campamento de Cerebros» en el verano para estudiantes jóvenes a fin de afinar sus habilidades para resolver problemas mediante la creación de soluciones ante la escasez de agua. Garrett me contó una historia, no obstante, que realmente se me quedó en la mente.
«Había una chica de 16 años en la aldea que atendía los Cuerpos de Paz en Jordania», contó. «Venía de una familia muy conservadora y siempre usaba el vestido islámico. Cuando le preguntabas qué quería ser cuando fuera grande, respondía: 'doctora' que es lo que dicen todos porque es el empleo más prestigioso. No obstante, tras completar nuestro campamento de seis días, se dio cuenta de que podía ser otra cosa con su talento, que podía ser una agente de cambio. Así es que formó un club de niñas en la aldea. En el campamento les enseñamos a los chicos el concepto de 'lluvia de ideas' y un día que caminábamos juntas, me lanzaba ideas y me dijo: 'Señora Shaylyn, anoche le lancé un aguacerazo a mi cerebro para pensar en distintas ideas sobre cuál debería ser el tema de mi club'. Finalmente hizo que fuera uno de liderazgo». Fue un ejemplo, dijo Garrett, de haber tomado una habilidad específica del pensamiento creativo - la lluvia de ideas - y aplicarla a su comunidad.
Los despertares árabes pueden tener éxito o no en derrocar a los dictadores, pero no tendrán ninguna posibilidad de realmente dar poder a la nueva generación sin este tipo de revolución en la educación. El despertar árabe - en su esencia - fue un acontecimiento no religioso, liderado por jóvenes frustrados por carecer de espacio, de oportunidades de empleo y herramientas educativas para desarrollar todo su potencial. Esa fue la fuente de la energía volcánica que explosionó en las plazas de Egipto, Túnez, Siria, Yemen y Libia.
Aunque los partidos islamistas han aprovechado esta apertura inicialmente para tomar el poder, si no satisfacen las aspiraciones de esos jóvenes que inundaron su cerebro con ideas y luego a las barricadas, se los llevará el viento - tarde o temprano - igual que a los Mubarak y a los Gaddafi.
Dalia Mogahed levanta encuestas para Gallup en el mundo árabe. No quiso pronosticar si el candidato de los Hermanos Musulmanes ganaría las elecciones presidenciales del pasado fin de semana, pero sí notó que, desde enero, ha caído 20% el apoyo hacia la Hermandad y los salafistas en Egipto. ¿Por qué? «Porque interpretaron mal su victoria parlamentaria como un mandato religioso e ideológico», señaló, «Y no lo fue». Cuando una parlamentaria del partido de la Hermandad hizo declaraciones en las que sugirió que ya no se criminalizaría la mutilación de los genitales femeninos, desencadenó una reacción violenta entre los egipcios preocupados de que esas fueran las prioridades de la Hermandad.
Al hacer el seguimiento de las encuestas, Gallup preguntó a los egipcios a qué partidos apoyaban y, al mismo tiempo, cuáles eran sus prioridades para el nuevo gobierno. Sin importar por cuál partido hubiesen votado, dijo Mogahed: «No hubo ninguna diferencia en ninguna parte - ni la minima - entre liberales y conservadores en cuanto a las prioridades del próximo gobierno. Son: empleos - número uno -, luego: desarrollo económico, seguridad, estabilidad y educación; en ese orden. Si se quitan la seguridad y la estabilidad, se parecen justo al electorado estadounidense. Si la Hermandad Musulmana malinterpreta su victoria como un mandato ideológico popular, en lugar de un voto práctico para la buena gobernabilidad, trabajarán en asuntos equivocados y, por lo tanto, perderán el poder».
De acuerdo con el Estudio Burson Marsteller 2012 sobre la Juventud Árabe, «ahora, las dos más altas prioridades de los jóvenes en Oriente Medioo son ganar un salario justo y ser dueños de una casa; desplazando vivir en democracia como la mayor aspiración de la juventud regional». La democracia está en tercer lugar. No es de extrañar. Si no tienes una formación adecuada, no puedes conseguir un trabajo decente y comprar un departamento; y, sin eso, no te puedes casar.
Cantidades récord de jóvenes árabes todavía viven con sus padres al terminar la universidad. En efecto, 25% de todos los jóvenes árabes de entre 15 y 24 años está desempleado. Lo que hace que esta cohorte resulte tan peligrosa, no obstante, es que se trata de los desempleados con instrucción; que realmente no están educados. La mayoría de las escuelas públicas en los estados árabes obtienen calificaciones muy bajas en matemáticas y lectura en las comparaciones internacionales, gracias a un sistema que hace que los estudiantes, si quieren algo que sea remotamente mejor, tomen notas, escupan lo que aprendieron y les paguen a los mismos maestros clases particulares después de la jornada escolar.
La tendencia dominante en el mundo árabe sigue siendo «educación por desempleo» en lugar de «educación para el empleo», dijo Mona Mourshed, una egipcio-estadounidense que encabeza la práctica educativa mundial de McKinsey.
«Tienes un método de enseñanza que tiene siglos de antigüedad y un plan de estudios que no apoya a los estudiantes con las habilidades que necesitan». Al empleador promedio en el mundo árabe le lleva nueve meses capacitar a un trabajador nuevo para que domine sus funciones. La única cosa más popular que EE.UU podría hacer en este momento para apoyar a la primavera árabe sería identificar seis o siete campos específicos de trabajo - manufacturas ligeras, ltextiles, servicios, procesamiento de palabras, etc. - y establecer programas educativos con los que se puedan enseñar verdaderas habilidades para dichos empleos.
Leí el otro día que un avión teledirigido estadounidense había matado «al número dos» de Al Qaeda. Estoy seguro de que el mundo es un lugar mejor. Sin embargo, no creo que el presidente Obama se dé cuenta de qué tantos ataques con aviones teledirigidos estadounidenses se han convertido actualmente en su política característica en Oriente Medio. Obama necesita recordar, dijo Mogahed, el acto tan radical que fue su elección.
Cada árabe sabía que eso nunca podría ocurrir en su sociedad, y tuvo un impacto enorme en su sentido de lo posible. «Fue una victoria tan simbólica para los valores estadounidenses, para la idea de que no importa quién sea tu abuelo; puedes tener éxito por tus méritos», agregó.
Sin embargo, nos estamos alejando de ese argumento. Si no inundamos nuestros propios cerebros con ideas y redirigimos nuestra ayuda extranjera árabe a la educación para el empleo, estaremos matando por siempre al número dos de Al Qaeda.
Fuente: The New York Times News
Traducción: www.israelenlinea.com