Fue asombroso el grado hasta el cual se redujo a dos temas el ultimo debate presidencial sobre política exterior: Estados Unidos y Oriente Medio.
De hecho, ambos proporcionan contrastes instructivos, empezando con uno que he notado desde el comienzo de esta campaña: el contraste entre el alto grado de pluralismo estadounidense y confianza que hace que nuestro país funcione y la ausencia casi total de él en Oriente Medio, la región que más nos desconcierta y con mayores probabilidades de estallarle al próximo presidente.
Musulmanes están matando musulmanes a lo largo de Oriente Medio y Asia central hoy día: sunitas versus chiítas, pastunes versus pastunes y kurdos versus turcos. A los cristianos tampoco les está yendo bien allá.
La ausencia de pluralismo y la prevalencia de la política de «domina o muere» - ya sea que mi secta o partido esté en el poder o estoy muerto - es la tendencia política que prevalece actualmente en la región árabe-musulmán. Nadie confía en nadie, pero es imposible construir un Estado moderno o una economía de innovación sin confianza.
En el ínterin, aquí en Estados Unidos, estamos debatiendo si reemplazamos a nuestro presidente negro - cuyo segundo nombre es Hussein y cuyo abuelo era musulmán - ¡con un mormón! ¿Quién hace eso? Nadie más. Ese pluralismo radical es el secreto de nuestra salsa, y muy afortunadamente así es. Estados Unidos, mis respetos. Pero, no por mucho tiempo.
Tenemos un país muy especial, pero tenemos que cuidarlo, no patearlo como si fuera un balón de fútbol. Y no podemos hacerlo si estamos imitando la política de domina o muere de Oriente Medio: mi partido o tierra quemada.
Obama ha estado lejos de ser un presidente perfecto. A veces, ha tratado con arrogancia a amigos y oponentes o mera renuencia empecinada a jugar el juego de la política para cooptar a aquellos que necesitaban ser cooptados, para que así lograra aprobar la legislación. Nadie confundiría a Obama con Lyndon Johnson. De igual forma, tampoco se confundiría al Partido Republicano de estos tiempos con el Partido Republicano de los años '60 o '70.
Es imposible ver la conducta del Partido Republicano en los últimos cuatro años - desde su renuencia a considerar la ley de empleos de Obama, que fue elogiada por economistas independientes; pasando por la renuencia de sus candidatos presidenciales a considerar un aumento de 1 dólar en impuestos por 10 dólares de recortes al gasto; hasta el tiempo que pasó en la luna totalmente como en los cuestionamientos del acta de nacimiento del presidente - y no concluir que muchos en el partido tan sólo querían que Obama fracasara, con la esperanza de que ellos pudieran recoger los pedazos.
Demasiados republicanos, particularmente del tipo de negocios moderados, no quieren reconocer hasta qué grado su partido ha sido conducido en últimas fechas no por conservadores tradicionales, sino por una base radical del Tea Party que ha expulsado de cargos a conservadores decentes e inteligentes, como Bob Bennet de Utah, Bob Inglis de Carolina del Sur, Richard Lugar de Indiana y Olympia Snowe de Maine.
Lo que yo diría sobre las políticas de Obama en lo interno y para Oriente Medio es que, dadas las caóticas situaciones y ataduras políticas que heredó en ambos casos, se desempeñó tan bien como cualquiera podría haberlo hecho. Mantuvo segura la patria, impidió que fuéramos atraídos a cualquier abismo y mató a los malos. No es la sustancia de leyenda de política exterior, pero no estuvo mal.
Diría lo mismo con respecto al ámbito nacional. Él detuvo la hemorragia en la economía y puso en marcha algunas reformas inteligentes en educación, energía y salud, cuya verdadera efectividad sólo sabremos en el futuro. No fue exactamente el New Deal, pero considerando el profundo hoyo creado por los años de George W. Bush, tampoco fue una Nueva Depresión. Nunca fue posible un rápido giro de 180 grados en cualquiera de estos casos.
Pero si bien ese tipo de política nos llevó a lo largo de los últimos cuatro años, no nos llevará a través de los cuatro siguientes. No podemos tener otro mandato de atolladero partidista. Nos estamos dirigiendo hacia un mundo en el que la interrupción del sistema de estado supranacional de Europa, combinado con la interrupción del sistema de Estado de las naciones árabes, combinado con el cambio climático, combinado con una interdependencia global mucho mayor, significa que seremos sacudidos por problemas que son demasiado peligrosos para pasarlos por alto, pero demasiado complicados y grandes para repararlos solos. Y cuando un país termina en ese tipo de situación, hay una cosa que debe hacer absolutamente, y eso es desarrollar resistencia y adaptabilidad.
Necesitamos impermeabilizar nuestra casa para que podamos controlar nuestro destino y desempeñar el vital papel de estabilización que el mundo necesita que desempeñemos. Y eso lleva a otra diferencia entre nosotros y Oriente Medio.
Nosotros no sabemos ya cómo corregir sus problemas. A corto plazo, tenemos que invertir en infraestructura, educación e investigación - las fuentes de nuestra fuerza para estimular el crecimiento - al tiempo que pongamos en marcha de manera simultánea un plan creíble a largo plazo para reducir el gasto, así como tanto aumentar como reformar impuestos a medida que nuestra economía mejore.
Sin consideración a lo que ellos tengan en sus sitios web, ninguno de los candidatos ha hablado honestamente con los electores en sus discursos o comerciales sobre qué requerirá esto. Oigan, son tiempos electorales. ¿Qué más hay de nuevo?
Hay algo nuevo. Ya no bastará tan sólo desempeñarnos tan bien como lo permitan nuestras ataduras políticas en lo interno; no, dada la dirección que están siguiendo la economía global, Oriente Medio y el cambio climático. Hacer tan sólo lo que soportará el tráfico político no nos conducirá a la fuerza y adaptabilidad. Nos llevará a una vulnerabilidad dolorosa y desestabilizadora.
Necesitamos un patrón de tráfico totalmente nuevo. Así que, vote por el candidato que usted crea que puede romper la mayoría de las promesas y aún agarrarse de su base - y persuada al país a que haga algunas grandes cosas juntos -, porque eso es lo que hará falta para que nos volvamos más fuertes y adaptables.
Fuente: The New York Times
Traducción: www.israelenlinea.com