Toda persona que preste seria atención a notas informativas de Israel y relaciona entre sus contenidos, no puede menos que sentirse seriamente defraudada con repetidos mensajes de prestigiosos intelectuales del país que le martillan insistentemente la cabeza con el carácter solidario y equitativo que rigen el judaísmo.
Distintos medios se encargaron de difundir que somos diferentes porque el «compromiso profundo del judaísmo con los problemas sociales no es pues una historia gloriosa», sino que «es una realidad activa en Israel y las colectividades. Hay actores históricos actuales que la llevan adelante. El pueblo judío, originado en un pacto ético con la divinidad, autodefinido ante todo por sus compromisos morales, debe afrontar hoy este desafío y trabajar en la vanguardia de la acción contra la pobreza y por la equidad» [1].
En vista de las noticias referidas al tema que se dieron a conocer esta semana en Israel, no cabe duda que volver a este tipo de afirmaciones es, en el mejor de los casos, un serio error de apreciación, y en el peor, un grosero intento de confundir la opinión pública, sobre todo a nivel internacional.
En realidad, el Estado hebreo nos convierte en testigos de un gobierno que socialmente abusa de sus ciudadanos e incomprensiblemente éstos responden con un alto grado de indolencia dando la impresión de un goce masoquista.
Esta semana saliente se aprobó definitivamente la ley que otorga una desmesurada rebaja de impuestos sobre ganancias a unos pocos emporios económicos gigantescos que operan en Israel y en el exterior [2]. Estos emporios acumularon ganancias no distribuidas por un importe astronómico de aproximadamente 27 mil millones de dólares.
Según la ley de incentivación de inversiones, estas ganancias están exentas o gozan de una imposición mínima si son reinvertidas en el país. Las empresas internacionales están interesadas en destinar esos importes a reparto de dividendos a sus accionistas o a emprendimientos en el exterior, y por lo tanto, según la ley vigente tendrían que pagar impuestos según una tasa normal como todo buen judío.
El ministerio de Finanzas no pudo resistirse a las presiones y terminó arrodillándose delante de estos gigantes de la economía israelí para otorgarles beneficios impositivos por miles de millones por ganancias que estaban en cepo.
Las estimaciones de estas rebajas las fijan en un mínimo de 6 mil millones de dólares. En otros términos, se puede decir que el gobierno extrajo de cada familia de Israel, en promedio, unos 3 mil dólares y se los pasó a esas pobres empresas que tanto le preocupan.
El acto en si demostró, una vez más, la actitud farsante de conocidos agrupaciones y políticos de la coalición gobernante, quienes no dudaron en apoyar el proyecto cuando en asambleas proselitistas declaran ser guiados por valores del judaísmo y estar profundamente comprometidos con la problemática social de los débiles.
En estos mismos días, curiosamente, la Oficina Central de Estadísticas de Israel dio a conocer un informe que justamente viene a confirmar el carácter extremadamente injusto de la distribución del ingreso en el Estado hebreo.
Según esta oficina del Estado, el sueldo medio de un asalariado en Israel durante el mes de Agosto de 2012 trepó a un importe de unos 2.350 dólares (8.994 shekel) [3]. Ante una infundada impresión positiva del lector, nadie se debe sorprender si muchos asalariados se hacen la pregunta: ¿Cómo es posible que yo, con un muy buen puesto de trabajo, ni siquiera me puedo acercar a ese promedio?
Para ser claro, estos informes pecan, no por mentir, sino por presentar una verdad que no representa la realidad. El dato del sueldo medio es una información virtual sin mayor importancia práctica. Lo que el informe no da a conocer es el sueldo del asalariado medio, que es la información más importante para percibir justamente el grado de equidad de nuestra economía.
Gracias a una investigación del Profesor Erán Yashiv, de la Universidad de Tel Aviv, ahora sabemos que para el mismo mes de Agosto de 2012 el sueldo del asalariado medio es de solamente 1.750 dólares (6.655 shekel), es decir sólo un 73% de ese sueldo promedio [4].
Según Yashiv, una mayor diferencia entre sueldo medio y sueldo del asalariado medio son típicos de un alto grado de inequidad en la economía. Los datos de esta proporción nos muestra claramente la tendencia persistente de la sociedad israelí a ser cada día más inequitativa.
En 1975 esa proporción fue del 94,2% mientras que durante todos ese tiempo se derrumbó hasta arribar este año a un 73%. La comparación internacional nuevamente sitúa a Israel, en este aspecto, en la incómoda posición de los más retrógrados dentro de los países de la OCDE [5].
Los fallidos intentos de los indignados del verano de 2011 quedaron en el olvido y sólo sirvieron para ser un trampolín de unos pocos vivos en lograr, probablemente, una banca en el parlamento.
Sólo basta el alarido gubernamental de que se nos viene un Holocausto iraní para que todos nos comportemos como ovejas de un rebaño, agachemos la cabeza, callemos la boca y corramos a las urnas para votar nuevamente al mismo gobierno liderado por Netanyhau que no se cansa de meter su mano en nuestro bolsillo en beneficio de grandes emporios económicos y unos pocos magnates.
Prácticamente todas los sondeos de opinión respecto de las intenciones de votos para las próximas elecciones de enero de 2012 confirman claramente que la misma coalición gubernamental formará el próximo gobierno.
Lo hecho no tiene corrección y sólo nos queda esperar el próximo manotazo a nuestros ingresos que la delicada situación fiscal con seguridad nos augura.
Ojalá me equivoque…
[1] «El judaísmo reclama el compromiso con el otro y la acción»; Bernardo Kliksberg; Libertadyreligion.com; 5.2.10.
[2] «El parlamento israelí aprobó finalmente la ley de ganancias en cepo»; Globes; 5.11.12.
[3] «Sueldo medio de asalariado en Israel - Agosto 2012»; Oficina Central de Estadísticas; 6.11.12.
[4] «La mayoría de los asalariados reciben hasta 6.655 shekel pese a que el sueldo medio llega a casi 9.000 shekel»; Globes; 7.11.12.
[5] Globes; 7.11.12.