En primer lugar quiero decir: Por favor, no me defiendan, no de esta forma.
Estoy en el refugio de mi casa, en el kibutz Kfar Aza, escuchando los continuos bombardeos de la guerra allí afuera de todos contra todos.
Ya no puedo distinguir entre nuestras bombas y las de ellos. A decir verdad, los niños del kibutz lo hacen mucho mejor. Es su «oído musical», que se desarrolló durante la primera edad, hoy saben distinguir entre un proyectil de artillería, un misil de helicóptero o un cohete lanzado desde Gaza. ¡Bravo!
¿Es eso una defensa a la casa? Yo no entiendo. ¿Será posible que todos nuestros líderes se durmieron en las clases de historia? ¿Tal vez estudiaron con programas de la escuela de Mapai o de Gideón Saar [1] e interpretaron erróneamente el significado de la palabra «Defensa»?
¿Acaso la defensa de la integridad de los ciudadanos significa una guerra de Gog y Magog cada tantos años? ¿Ningún político escuchó la expresión «programa a largo plazo»?
Si su intención es defenderme, por favor, no nos manden al Ejército de Israel para que «triunfe». Comiencen a pensar a largo plazo y no sólo en las próximas elecciones.
Traten de negociar hasta que salga humo blanco; extiéndanle sus manos a Mahmud Abbás; terminen con los «asesinatos selectivos» y mírenle a los ojos a los habitantes del otro lado.
Yo sé que la mayoría me culpará de refinada; pero no se olviden que soy yo quien está en Kfar Aza, aquí y ahora, cuando los misiles caen en mi jardín, no en el de Gideón Saar, no en el de Binyamín Netanyhau, ni tampoco en el de Shelly Yachiimovich o el de Yair Lapid [2].
Yo sola elegí hacer crecer a mis hijos aquí, pese a que tuve y tengo otras opciones.
Se me puede acusar de «falta de sionismo», de tener carácter flojo y una posición ideológica débil, pero seguro que no se me puede culpar de hipocresía.
Mis hijos se alistaron en unidades elites del Ejército; eso aparte de haber aportado un año - cada uno de ellos - de servicio civil como voluntarios para la comunidad de mi país. Nosotros vivimos aquí y amamos Israel.
Nuestra batalla es por el carácter del Estado y no sólo por sus fronteras; por su imagen democrática y por el respeto a los seres humanos; por la sensatez.
Entonces, por favor, dejen de matar personas del otro lado de la valla para defender mi vida.
Si quieren terminar con actos beligerantes del otro lado, destapen sus oídos y comiencen a escuchar.
Si nosotros les importamos, por favor terminen de defendernos con misiles, ejecuciones y ablandamientos aéreos.
En vez de un operativo llamado «Pilar Defensivo» organicen otro titulado «Esperanza Futura». Es mucho más complicado; requiere más paciencia; es mucho menos popular, pero es la única salida.
* Mijal Vaser es educadora y residente del kibutz Kfar Aza que limita con la valla de seguridad que se encuentra frente a la ciudad de Gaza.
Fuente: Haaretz
Traducción: Daniel Kupervaser
[1] Ministro de Educación del actual gobierno de Netanyhau.
[2] Ambos líderes de partidos opositores al gobierno que apoyan el operativo militar.