Tras una serie de transgresiones de una tregua anterior, en una situación muy similar a la actual, a fines de 2008 el ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, se propuso dar una lección a Hamás por medio de una cruenta y masiva ofensiva militar con tres objetivos básicos: conseguir una calma fronteriza por largo tiempo, impedir el reequipamiento bélico de Hamás y liberar a Gilad Shalit.
El operativo «Plomo Fundido» gozó de un apoyo casi absoluto en la sociedad israelí pero, con el correr del tiempo, quedó demostrado que no fue más que un gran fiasco y no se logró ningún objetivo, fuera de la satisfacción general de causar enormes daños y penosas tragedias a la población de Gaza.
Con el comienzo de las hostilidades actuales, Netanyahu, entonces en la oposición al gobierno de Olmert, declaró: «Los ciudadanos de Israel no pueden depender de milagros. Ellos están pagando un precio cada día más caro por los errores de Olmert, Livni y demás ministros de Kadima. Ellos son los responsables de la tregua que le permitió a Hamás equiparse con armamento de mediano alcance hasta Ashdod y Beer Sheva» [1].
Hacia el fin de dicho operativo militar y en plena campaña proselitista de las elecciones previstas en una semana más, Netanyahu aprovechó una visita a la ciudad de Ashkelón, tras el impacto de un misil, y declaró: «Hay solo una medida que dejará sin efecto las amenazas y es desterrar a Hamás de Gaza. Un gobierno de mi partido Likud se empeñará en arrasar con el poder de Hamás» [2].
Estas envalentonadas declaraciones de quien se proyecta como nuevo matón del barrio con pistolas desenfundadas fueron suficientes para que gran parte del electorado israelí se encandile de esos mensajes de alto contenido visceral político y le dieran a Netanyahu y a los socios naturales de su coalición una clara mayoría de votos y facilitara la constitución inmediata de un Ejecutivo a su propia medida.
Haciendo valer aquel refrán que dice «lo que se ve aquí no se ve allá», pareciera que a Netanyahu, sorpresivamente, se le trabaron los resortes militaristas y ante un persistente goteo de misiles de Gaza durante su mandato sólo se conformó con represalias esporádicas y de tono muy bajo, hasta dar la impresión que más se trata de cumplir una obligación protocolar que una de sus promesas de seguridad más relevantes.
No sólo que cumplió, sino que durante casi cuatro años exigió de Hamás el estricto cumplimiento del acuerdo de la tregua.
Sorpresivamente dio la apariencia de tranquilidad cuando quedaba claro, según informes de los servicios de seguridad, que Hamás estaba acumulando decenas de miles de misiles nuevos, incluyendo aquellos de largo alcance que podrían estallar en centro del país y, por supuesto, en la estratégica ciudad de Tel Aviv.
La desfachatez y audacia llevó a Hamás y a otros grupos terroristas de Gaza, que no escatiman en atacar civiles, a lanzar una nueva ronda de ataques que ya no sólo tiró por tierra las viejas promesas de Netanyahu, sino que ahora puso en peligro su posible reelección en los comicios previstos para dentro de dos meses.
Haciendo gala de sofisticadas artimañas el Ejército israelí asestó un duro golpe a la infraestructura de Hamás. Su respuesta no se hizo esperar y en estos días fuimos testigos de una peligrosa escalada con daños y victimas en ambos lados.
Hamás demostró su capacidad de paralizar la actividad de millones de ciudadanos con sus misiles que esta vez alcanzaron Tel Aviv y Jerusalén. Teniendo en cuenta las serias críticas por las tragedias del operativo «Plomo Fundido», en esta oportunidad el Ejército israelí se dedicó, en un principio, a misiones que los medios definieron como quirúrgicas debido a su exactitud para evitar daños colaterales. Lamentablemente con el correr de los días dejaron el bisturí de lado y, como todo ejército, pasaron al machete con los trágicos resultados que están a la vista.
También en esta oportunidad el operativo goza de un amplio apoyo popular [3]. Enardecidos por el discurso oficial militarista, el pueblo demanda revancha, y de ser posible, la más cruel y sangrienta que se pueda.
En su desesperación y sensación de impotencia frente a promesas incumplidas del Gobierno, exigen profundizar aun más el operativo y pueden llevar a decir «Gaza debe ser arrasada, y borrada del mapa» [4].
Peor aún son las ideas de Gilad Sharón, hijo del ex primer ministro Ariel Sharón, quien se jacta de haber sugerido a su padre la idea de la desconexión de Gaza. «Debemos pasar la aplanadora por barrios enteros de Gaza. Debemos arrasar Gaza» [5].
A Roni Daniel, analista de seguridad del Canal 2 de la TV israelí «le falta el barrio Dajia de Beirut también en Gaza» [6].
Llama la atención la ignorancia de quienes proclaman a viva voz este tipo de planes. Ni siquiera se dan cuenta que de forma automática están dando legitimidad a la propuesta de Ahmedinajad de borrar a Israel del mapa.
En estos momentos se alcanzó una tregua. De no creer, por medio del Egipto que gobiernan los Hermanos Musulmanes, Netanyahu negoció con Hamás y de esta manera lo fortaleció, mientras que no se cansa de humillar y meter zancadillas al pobre Mahamud Abbás, el líder pacifista de los palestinos.
El contenido de esta tregua, no difiere mayormente de aquella a la que se arribó hace cuatro años. De todas maneras, y como amenaza, Israel movilizó a 75,000 reservistas que, junto a las fuerzas en servicio obligatorio, esperaban la orden de invadir Gaza.
Muy a pesar de Netanyahu, los analistas más serios y no vinculados políticamente, afirman que la situación básica no puede sufrir grandes cambios. Según sus opiniones, la solución más apropiada para Israel es que Hamás se mantenga en el poder en Gaza. «A Israel no le conviene derrocar a Hamás pues vendrán otros mucho más extremistas» [7]. Para Efraim Halevy, inteligente ex jefe del Mossad, «a Israel y Hamás les conviene que Hamás mantenga el poder, por más extraño que parezca» [8].
«El mundo árabe de hoy es muy distinto del de hasta hace diez días atrás, y también Israel. Los árabes decidieron de forma determinante recuperar los derechos perdidos de los palestinos. Estamos convencidos de nuestra victoria sobre Israel. Nuestro objetivo es la destrucción total de Israel» [9]. Probablemente el lector supondrá que se trata de una de las típicas arengas bélicas de los líderes de Hamás. Pero, curiosamente, fueron declaraciones del presidente de Egipto hace muchos años atrás - país que durante los enfrentamientos armados con Israel nos causó mayores daños y victimas humanas que todo Hamás desde su creación.
Ese mismo liderazgo del país vecino a los pocos años se sentó a dialogar con sus pares israelíes y desde hace varias décadas tenemos una frontera relativamente pacifica y un país que es capaz de tomar en sus manos nuestra representación para negociar la tregua con Hamás. Eso sí, después que le devolvimos hasta el último centímetro cuadrado de los territorios conquistados en la Guerra de los Seis Días.
El dialogo no necesariamente garantiza encontrar una solución pacifica y duradera a conflictos. Pero sin ese dialogo sería imposible conseguirla. Si la población israelí continúa con esa atención casi sagrada a sus líderes con discursos bélicos y promesas idílicas, nadie se deberá sorprender si periódicamente siente profundas frustraciones y se dé la cabeza contra la pared, así como ocurrió hace cuatro años y probablemente ocurra en esta oportunidad.
Ojalá me equivoque…
[1] Livni y Netanyhau: «Arrasar con el poder de Hamás en Gaza»; Walla; 21.12.08.
[2] Netanyhau en Ashkelón: «Mi gobierno obrará para arrasar el poder de Hamás»; Maariv; 3.2.09.
[3] «Un 85% de los israelíes cree que la operación contra Hamás es una buena idea»; Itón Gadol; 19.11.12.
[4] Comentario en el articulo «Franja de Gaza: ¿punta de lanza del neo fundamentalismo islámico?»; Moshé Rozén; Revista Horizonte; 17.11.12.
[5] «A decisive conclusion is necessary»; Gilad Sharón; The Jerusalem Post; 11.8.12.
[6] Walla; 19.11.12. En búsqueda del líder de Hesbolá, el Ejército israelí demolió hasta los cimientos el barrio Dajia de Beirut durante la Segunda Guerra de Líbano en 2006.
[7] Entrevista a Yitzhak Ilam, recientemente retirado de los servicios de seguridad de Israel con el cargo de vice director general; «Informe Semanal»; Canal 2 de TV israelí; 16.11.12.
[8] Citado en «El interior de Hamás»; Javier Solana; El País; 18.11.12.
[9] «Eshkol, dé la orden»; Ami Gluska; Editorial Ministerio de Defensa; Pág. 313.