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Netanyahu sí, pero más débil

El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, se aproxima día a día a un nuevo gobierno, en el que según sondeos tendrá mayoría, pero con dificultades por haber perdido parte de la popularidad con la que contaba hace dos meses.
 
Las encuestas prevén que el líder del partido Likud Beteinu - la unión del Likud con Israel Beteinu - consiga en las elecciones de enero al menos 33 de los 120 diputados del Parlamento.

Esa cantidad de legisladores serían suficiente para recibir la petición presidencial de gobernar en coalición con otros partidos, como es habitual en Israel.

Netanyahu, quien gobierna desde 2009 y antes estuvo en el cargo por primera vez entre 1996 y 1999, forjó su alianza con la ultraderecha de Avigdor Liberman, líder de Israel Beteinu, a finales de octubre pasado, cuando la sorprendente noticia arrastró la política local.

Encuestas en ese momento concedían a dicha fuerza unida hasta 40 diputados, lo que en términos locales significa un predominio casi absoluto de la política nacional.

Sondeos más recientes han reducido las expectativas de ambos líderes, y los expertos lo atribuyen a una fuga de votos hacia la ultraderecha religiosa y nacionalsita representada por el partido Habait Haiehudí de Naftali Bennett, que recibiría entre 13 y 15 escaños, mientras que en la legislatura que concluye tiene solo tres.

«Por un lado el secularismo de Liberman asusta; por otro, muchos tendrán en cuenta que está por ser acusado de corrupción» , señaló Alón Barmuha, un israelí residente en los asentamientos que solía votar al Likud y para las próximos comicios dijo que introducirá la papeleta de Habait Haiehudí.

Liberman, canciller hasta hace unas semanas, es sospechoso de fraude, violación de confianza y abuso de autoridad por el nombramiento de un embajador israelí que le facilitó antes detalles de una investigación que se realizaba en Bielorrusia, país donde estaba acreditado.
 
Su acta de acusación estaba listo para ser presentado a los tribunales, pero fue postergado para permitir mayores pesquisas que parecen ahondar en la culpabilidad del ex canciller.

En un intento por convencer a los habitantes de los asentamientos judíos en Cisjordania que vuelvan a su reducto político, Netanyahu aprobó este mes la construcción de miles de viviendas en esos territorios.

Una parte de ellas están programadas para una zona al este de Jerusalén conocida como E1, que cosecha gran oposición de parte de la comunidad internacional por interponerse como una cuña en la territorialidad del futuro Estado palestino al aislarlo casi totalmente de Jerusalén Oriental, su ansiada capital.

Además no son pocos los habitantes de los asentamientos que desconfían de Netanyahu y aseguran que se retractará después de formar gobierno.

«Como en otras ocasiones, sino se retracta solo, lo retractarán desde afuera», se lamentó Natalie Hazán, defensora de la colonización judía.

Otros grupos de viviendas dentro de la cuota de 6.000 planeadas están destinadas a construirse en bloques de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Oriental.

Los planes de Netanyahu son vistos como represalia por el reconocimiento de Palestina como Estado observador no miembro de la ONU solicitado por el presidente Mahmud Abbás.
 
En recientes declaraciones al diario «Haaretz», Abbás amenazó con «entregar a Netanyahu las llaves de Cisjordania», en referencia a desmantelar la Autoridad Palestina si éste sigue adelante con la política de colonización.

Liberman agregó que, después de cuatro años sin negociaciones, sólo la dimisión de Abbás restablecerá el diálogo entre las partes.
 
Un detalle más, en la Autoridad Palestina, las elecciones israelíes no despiertan particular interés, dado que Netanyahu tiene asegurada la victoria y no se esperan cambios en su política a menos que la comunidad internacional y el presidente Obama le presionen.