Cannot get Tel Aviv location id in module mod_sp_weather. Please also make sure that you have inserted city name.

Jaque al Rey

El «Rey Bibi»El resultado de las elecciones en Israel constituye una derrota para Binyamín Netanyahu - el «Rey Bibi,» como lo calificó hace unos meses la revista «Time» -, quien aunque se mantendrá en su cargo de primer ministro, tendrá que gobernar con una coalición diferente a la que lo acompañó en los últimos años y con su imagen seriamente debilitada.



El nuevo Parlamento quedó divido entre izquierda y derecha, 59-61. En Israel izquierda y derecha tiene diferente significado a los tradicionales; la izquierda agrupa partidos que tienen una posición conciliatoria frente al proceso de paz con los palestinos, son críticos de los asentamientos, apoyan la solución de dos Estados y son defensores del Estado laico aunque no anti-religiosos. La derecha expone posiciones opuestas a las concesiones territoriales y apoya los asentamientos.

En los temas sociales, en la izquierda hay exponentes de posiciones de derecha y viceversa. Están además los partidos ultraortodoxos, tradicionalmente aliados de la derecha que buscan financiación estatal para su sistema educativo, exenciones en el servicio militar y mayor protagonismo de la religión en los asuntos del Estado.

El sistema parlamentario en Israel requiere de un umbral de sólo 2% por lo que una gran cantidad de partidos acceden al Parlamento y siempre fue necesario conformar coaliciones para completar los 61 escaños de apoyo requeridos para formar Gobierno.

Los partidos que representan a la población árabe de Israel se hicieron con 11 bancas. Tres de las facciones que accedieron a la Cámara están dirigidas por mujeres.

Ahora viene lo verdaderamente difícil para Netanyahu; armar una coalición que le garantice gobernabilidad estable, dentro de la cual habrá posiciones encontradas y una feroz lucha por puestos.

La gran estrella de los comicios fue el ex periodista Yair Lapid y su nuevo partido Yesh Atid que con sus 19 escaños cobrará cara su entrada al nuevo Ejecutivo.

Lapid, al igual que los otros partidos de centro-izquierda, exige que se reinicien las negociaciones con los palestinos, se obligue a los ultraortodoxos a servir en el Ejército y cambios en las prioridades socio-económicas del Estado hacia una mayor equidad principalmente en lo que se refiere a las clases media y baja.

El resultado aleja la posibilidad de un ataque militar unilateral israelí a Irán. Sin embargo, en lo referente al conflicto israelí-palestino no hay que hacerse muchas ilusiones.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, no demuestra demasiado interés en negociar y sigue profundamente dividido con Hamás quien no se cansa de reiterar que no piensa reconocer a Israel y que el objetivo es eliminar al Estado judío.

De hecho, la izquierda israelí es víctima de las constantes negativas palestinas.

Los temas que tendrá que enfrentar Netanyahu al frente del nuevo Gobierno no son nada simples; la continua convulsión en la región y sus vecinos, la desigualdad social, Irán con su programa nuclear y a un Obama que podría en este mandato impulsar la solución definitiva al conflicto israelí-palestino.

El «Rey Bibi» tendrá sólo 60 días para armar Gobierno. Serán arduos y turbulentos.