En los últimos meses Obama dió un giro en su política sobre Oriente Medio, envió a su secretario de Defensa, Chuck Hagel, para reunirse con el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y al parecer dio «luz verde» a un posible ataque contra Irán, disipando dudas sembradas el año pasado por el presidente norteamericano.
Según el diario «The Wall Street Journal», el respaldo a Israel, intenta convencer a la República Islámica de que se enfrenta a una amenaza militar real, a medida que continúa rechazando los esfuerzos diplomáticos occidentales para cesar en su intento de conseguit armamento nuclea.
Hagel destacó que Israel y Estados Unidos están totalmente de acuerdo en la política sobre Teherán, y que Israel, como Estado soberano, tiene el derecho de atacar al régimen de los ayatolás por su programa de armas de destrucción masiva.
Con ese objetivo, Estados Unidos acordó vender más equipamiento militar moderno al Estado hebreo, incluso aviones cisterna V-22 Osprey de transporte y reabastecimiento en vuelo, que podrían ser utilizados en los eventuales ataques.
Hagel insistió en que la venta de armas es para enviar un mensaje al Gobierno de Teherán.
Extrañamente, la diplomacia norteamericana cree que la determinación de Israel de impedir la tenencia de armas nucleares a la nación islámica, y la adquisición de tecnología militar sofisticada, hará que un ataque de Israel a Irán sea menos probable.
La política exterior norteamericana a lo largo de la historia contemporánea se caracterizó por de síntomas de ingenuidad, ¿será que esta es una más de ellas? Porque la determinación iraní de borrar a Israel del mapa es igualmente real. Más aún, cuando ahora la República Islámica se presenta en foros internacionales como un futuro país nuclear, y se involucró directamente en la guerra civil siria.
Ambas naciones musulmanas tienen a Rusia y China como simpatizantes. En el caso de Rusia, es más que un simpatizante, se trata de un aliado. «Atacar Siria es como atacar Rusia», señaló Putin. A lo largo de la frontera sirio-turca los rusos instalaron un sistema de alerta temprana frente a un eventual ataque a territorio sirio.
Cuando Hagel se disponía a dejar Israel, fueron filtrados datos reveladores desde Tel Aviv: «Irán cruzó la última línea roja que Netanyahu estableció en la ONU», aseguró en el ex jefe de Inteligencia Militar israelí, Amós Yadlin. «Ninguna de las medidas para detener la carrera de Irán hacia una bomba nuclear funcionó», agregó.
Asimismo, el veterano diputado del Likud, Tzaji Hanegbi, explicó que Israel no tiene más de un mes o dos para detener a un Irán nuclear.
De la misma forma, Ron Dermer, un cercano asesor de Netanyahu y próximo embajador de Israel en Washington, coincidió en que una amenaza existencial para Israel debe contarse en meses, y que es el momento de actuar contra la capacidad de los ayatolás de fabricar una bomba atómica.
Por si fuera poco, el general de brigada, Itai Brun, también del Comando de Inteligencia Militar, informó que el Ejército sirio utilizó armas químicas contra las fuerzas rebeldes, como sarín y otras sustancias paralizantes.
Todas las líneas rojas fueron sobrepasadas por un acelerado progreso de Irán hacia un arma nuclear, y por el regimen de Bashar al-Assad que, apoyado por Irán, se burló de la advertencia de Obama, de que la prueba del uso de armas químicas marcaría un cambio en las reglas del juego.
La «luz verde» del Gobierno norteamericano a un eventual ataque israelí a Irán, se extendió a posibles ataques israelíes a Siria. Hagel y el ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalón, recorrieron juntos en helicóptero la frontera siria en el Golán.
Sin embargo, los altos oficiales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), no parecían estar muy impresionados por los 10.000 millones de dólares en armas que el secretario de Defensa entregó a Israel. Los equipamientos son útiles, pero no están en lo más alto de su lista de prioridades. La frialdad se reflejó en los comentarios de los jefes militares, que subrayaron la capacidad de las FDI para hacer frente a las instalaciones nucleares de Irán por su cuenta, e incluso manejar las consecuencias de este ataque que vinieran en la forma de una represalia conjunta por parte de Irán, Siria y Hezbolá.
La discrepancia entre Washington y Jerusalén en el tema estuvo presente en las conversaciones de Hagel en el Estado hebreo. Obama intentó decirle a Israel, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos - beneficiarios del nuevo paquete de armas norteamericano -, que su promesa de impedir que Irán consiga un arma nuclear significa que está dispuesto a esperar a que Teherán reúna todos los componentes de ella. Por su parte, Netanyahu se niega esperar a que Teherán llegue a ese punto, e insiste en que el momento de atacar es ahora.
La revelación de que Assad hizo pito catalán a la advertencia norteamericana en contra de una guerra química, llevó a Washington a la posibilidad de una acción contra Siria. Esta fue una reacción a las revelaciones de los portavoces israelíes.
Hace pocos días, las FDI organizaron un ejercicio militar sorpresivo con una división completa y 2.000 soldados de reserva a lo largo de la frontera de Siria y Líbano. Los informes señalaron que el ensayo se debió a tres razones fundamentales: La inminencia de que el conflicto en Siria se desborde hacia territorio israelí, la posibilidad de que Hezbolá ya disponga de armas químicas y las reiteradas amenazas de Assad de atacar Israel con armas de destrucción masiva.
Las acciones por parte de Israel dentro del prolongado conflicto en su frotera norte, ya están en ejecución. Según fuentes extranjeras, el Mossad ya está trabajando en territorio sirio, como los rebeldes de ese país lo develaron. Según informó la revista «Time», aviones israelíes bombardearon más de los dos blancos sirios a fines de febrero, entre ellos una instalación de armas biológicas que fue destruida por temor a que cayera en poder de yihadistas ocultos entre las fuerzas de oposición a Assad.
Ahora bien, iniciadas las hostilidades contra Siria, Israel realizará incursiones aéreas para anular objetivos vitales como aeropuertos, cuarteles, arsenales de armas químicas - lo que exigirá un tratamiento especial -, y centros de logística bélica y administrativa del régimen. Pero su principal función será proteger sus fronteras por tierra, aire y mar de cualquier ataque, no sólo sirio, sino de Irán y Hezbolá. A instancias de gestiones personales de Obama, el rey de Jordania Abdullah II permitió que Israel utilice su espacio aéreo para controlar la situación en Siria y atacar instalaciones de armas químicas, informó el diario francés Le Figaro.
Del frente con Irán, el diario «Sunday Times» publicó que el jefe del Consejo de Seguridad Nacional israelí, Yaakov Amidror, solicitó el permiso de Turquía para el despliegue de aviones de combate israelíes en la base aérea de Akinci, con el objetivo de asegurar un aeropuerto militar para preparar el terreno a un ataque contra la República islámica; eso a cambio de equipos militares avanzados y tecnología, todo bajo la influencia política de Obama. El rotativo londinense citó un alto oficial israelí no identificado indicando que, «el uso de bases aéreas turcas podría hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso, una vez que el enfrentamiento se ponga en marcha. Turquía es nuestro mayor portaviones». Israel y Turquía acordaron la semana pasada, compartir información de inteligencia al más alto nivel sobre la guerra civil siria.
Estados Unidos está proporcionando mayor seguridad a Turquía mediante la reubicación de los interceptores, los misiles Patriot, desde el oeste de Arabia Saudita y Kuwait al norte de Jordania frente a la frontera con Siria. Esta es una señal de que la administración Obama considera seriamente el peligro para sus aliados desde Siria, como más inminente que la amenaza iraní.
El uso de armas químicas de parte de Assad era la clave para una intervención militar norteamericana con los aliados. Ahora, al no cumplir con su mensaje acerca de la «línea roja» ya traspasada, Obama se ve obligado a otorgar «luz verde» a Israel para llevar adelante acciones en dos frentes: Siria e Irán. No hay duda que ante un ataque a Siria, Irán reaccionará, y viceversa.
Lo que queda en duda es el papel que Rusia desempeñará, una vez en desarrollo las acciones bélicas. Reino Unido, Francia, Israel y Estados Unidos confirmaron que el régimen sirio usó armas químicas. Llegó el momento en que el papel de «mediador» de Rusia está al límite, tan al límite cuanto más cercana está una invasión militar de una coalición occidental, que para Israel significa una lucha por su propia existencia.