La saga de un posible recorte del monumental presupuesto de Defensa de Israel retorna año tras año como ritual fijo para sopesar una alternativa más bien ilusa de un cruento tijeretazo en partidas destinadas a sanidad, educación o seguridad social{jathumbnail off}.
Como función de cine continuado, anualmente se enfrentan el bando de los «militaristas» en contra del ministro de Finanzas, quien recluta en su apoyo al bando de los ministros «sociales», so pena de reducir mucho más sus mellados presupuestos.
El guion, así como la escena final en el tablado político de este nuevo Gobierno con el estrellato de Netanyahu, el flamante ministro Lapid, el Jefe del Estado Mayor y demás ministros del Gabinete de seguridad, no se diferenció básicamente de idénticas ceremonias en gobiernos anteriores.
Ante la exigencia del ministerio de Finanzas de una reducción presupuestaria de 4 mil millones de shekels para el presente año, con la correspondiente oposición del Ejército y ministerio de Defensa, el salomónico dictamen del arbitraje de Netanyahu determinó una reducción de sólo 3 mil millones de shekels.
El pacto no es nada claro. Como es costumbre, esta decisión va acompañada de condiciones - en este caso no se toca el sueldo del personal jerárquico, no se modifican planes de largo plazo, no se incluyen costos de defensa de plataformas marítimas de gas y hay promesas de cuantiosos incrementos futuros, etc. - que a fin de cuentas vacían totalmente de contenido este compromiso. Fieles a la tradición, los elementos básicos de la farsa pasaron a ser parte inseparable de esta ceremonia.
La historia nos enseña que los compromisos y decisiones respecto a recortes en presupuestos de seguridad en Israel no tienen relevancia ni significado alguno pues retrospectivamente queda demostrado que el establishment de seguridad convierte los cómputos en trapo de piso, generalmente con anuencia del primer ministro, y anualmente se extralimita de forma totalmente desproporcionada.
Fuente: Departamento Presupuestos del Ministerio de Finanzas; Globes 13.4.13. Valores en miles de millones de shekels.
Los gastos de seguridad de Israel no son un renglón marginal del presupuesto nacional. Para comprender su magnitud vale la pena señalar que en conjunto - otros rubros importantes de seguridad se registran en otros ministerios - los desembolsos destinados a esta finalidad equivalen aproximadamente a un tercio del ingreso de un sueldo promedio por familia; ello aparte de la billonaria ayuda en dólares que todos los años asigna dadivosamente el gobierno norteamericano.
La seguridad no es el único entorno de la sociedad israelí que se comporta de forma prácticamente autónoma. Paralelamente también operan colonos de Cisjordania y grandes emporios económicos como autonomías de poder dentro de un Estado con muchos símbolos de una democracia moderna.
Hasta las últimas elecciones, los grupos religiosos ultraortodoxos también formaban parte de este clan. La enérgica irrupción de Lapid dio la impresión que fueron desterrados de la caja pública. Como en otros tantos aspectos de la preparación del presupuesto nacional, su marcha atrás de último momento nos permite evaluar que nada va a cambiar [1].
Si bien la seguridad se nos presenta como la vaca sagrada que nos garantiza prolongados periodos de tranquilidad, reiteradamente nos proporciona tragos amargos muy difíciles de digerir para nuestro bolsillo.
Lamentablemente en nuestro futuro próximo no se perfila ningún líder capaz de mantenerlos en línea en este importante aspecto como corresponde en cualquier país democrático.
Ojalá me equivoque...
[1] «Lapid prometió no reducir el presupuesto de las instituciones de educación de los ultraortodoxos»; Ynet; 14.5.13.