«Sería un grave error por parte del Gobierno norteamericano impedir a Israel que dé a conocer su poder atómico». Con estas palabras redactaba sus recomendaciones un equipo de asesores allegados al presidente Obama en un reporte titulado «Si todos los caminos fracasan - Desafíos para concebir un Irán atómico».
Da la impresión que es la primera vez que un mensaje con este contenido sale de Washington según el cual el Ejecutivo estadounidense estaría dispuesto a aceptar, e incluso apoyar, una disuasión atómica israelí difundida públicamente frente a Irán.
Tiene un gran significado el hecho que la investigación fuese publicada por el «Nuevo Centro para la Seguridad Norteamericana» cuyo personal incluye a quien cubriera hasta hace poco tiempo funciones de muy alta jerarquía en la Administración Obama, incluyendo el jefe de investigaciones, Colin Kahl, que hasta diciembre de 2011 cumplía el cargo de encargado de fijar la estrategia norteamericana frente a Irán.
No sería erróneo pensar que Kahl y sus camaradas expresan fehacientemente las posiciones del mandatario norteamericano, y de allí la gran importancia del mensaje que ellos trasmiten a Jerusalén.
Si el Gobierno de Obama fracasa en sus intentos de impedir el equipamiento de Irán con arsenal atómico, estos investigadores afirman que a Israel no le quedará otra alternativa más que abandonar la ambigüedad para pasar a una política abierta de disuasión atómica.
Para dejar de lado toda duda respecto de la capacidad nuclear del Estado hebreo, los investigadores describen con amplitud de detalles todos sus conocimientos del arsenal atómico israelí - entre 100 - 200 bombas -, equipos de lanzamiento en - aviones F-15 y F-16 con misiles Jericó - y submarinos Dolphin equipados con misiles con cabezas atómicas de tipo Popeye Turbo, lo que representa el potencial de golpe de represalia de Israel.
Estos expertos aclaran que la disuasión frente a Irán debe ser clara y abierta. «Irán es lo suficientemente racional para que la disuasión haga efecto, pero ello no ocurrirá automáticamente». Una disuasión efectiva debe comenzar necesariamente con una política declarada que incluya una descripción detallada del potencial atómico en manos de quien toma esa iniciativa y el precio a que se expone la República Islámica si llega a hacer uso de su poder atómico.
Los expertos recomiendan al Gobierno israelí a abandonar la política actual dado que «ambigüedad o opacidad podría ser interpretada por Teherán como una oportunidad, por lo tanto, resaltar líneas rojas muy claras sería mucho más efectivo en una disuasión atómica».
La pregunta clave de la investigación, sobre la cual mucho se duda en Israel, es «¿se puede disuadir a Irán?» La respuesta de sus redactores es positiva. La experiencia histórica nos enseña que pese a su retórica beligerante, el comportamiento del liderazgo iraní durante las últimas tres décadas atestigua que el poder en Teherán es suficientemente racional para que una disuasión atómica frente a él sea efectiva.
«Irán demostró en el pasado un comportamiento cuidadoso, sensibilidad ante precios a pagar y capacidad de hacer cálculos estratégicos en el momento que la permanencia en el poder podría estar en peligro. No hay ninguna prueba fehaciente que Irán es un Estado dispuesto a suicidarse».
Los expertos estiman que si Israel llega a una situación de amenaza atómica, de ninguna manera estaría dispuesto a apoyarse en una cúpula nuclear norteamericana, sino que va a preferir diseñar su propia política de disuasión atómica.
Si bien Colin Kahl escribió el ensayo con el objetivo de aconsejar a Obama en su conducta frete a un Irán nuclear, sería mucho más prudente hacer un análisis con sugerencias a los políticos israelíes. Queda claro que Estados Unidos no debe cambiar su política nuclear como consecuencia del equipamiento de Teherán con armamento nuclear, sino sólo adaptarla.
Por el contrario, afirmaron estos allegados a Obama, Israel deberá abandonar su política de avestruz y declarar a viva voz su condición de Estado nuclear con un enorme arsenal de bombas.
Sólo de esa manera se podrá disuadir el gobierno de los ayatolás de solo pensar en el uso de armas nucleares.
En Wasaington hablan públicamente de lo que entre nosotros está prohibido inclusive murmurar
.
Fuente: Haaretz
Traducción: Daniel Kupervaser