En la historia de los escenarios israelíes difícilmente se puede encontrar la representación de una obra que sea capaz de ser un fiel reflejo de tantos géneros teatrales a la vez como es el caso del proceso de preparación, presentación y promulgación de la ley del nuevo presupuesto nacional.
Mientras que en el juego preliminar pre-electoral el teatro se mantuvo dentro de marcos de una comedia abarrotada de promesas idílicas, apenas los parlamentarios y ministros de la nueva coalición gubernamental subieron al escenario estatal la función tomó rápidamente caracteres de farsa, pasando inmediatamente al absurdo, para finalizar estos días en una grotesca al mejor estilo de Luigi Pirandello.
El flamante ministro de Finanzas, Yair Lapid, supo captar el descontento general con motivo de los exagerados beneficios presupuestarios de los que gozan amplios sectores religiosos judíos ultraortodoxos. Su exitosa campaña electoral se centró justamente en la necesidad de recortar drásticamente esas injustificadas avalanchas de dinero a cuenta de la clase media trabajadora.
En el pasado cercano ya fuimos testigos como esas amenazantes declaraciones de un significativo tijeretazo en el apoyo estatal al parasitismo religioso terminaron en un bochornoso compromiso de alejarse del tema [1].
Esta semana los ciudadanos de Israel recibieron una grosera cachetada política en el momento que se informó que no sólo no reducen ese discutido apoyo financiero, sino que los presupuestos destinados a escuelas religiosas ultraortodoxas para el próximo año escolar se incrementan en porcentajes fantásticos, muy por encima de aquellos del sistema educacional estatal.
«El presupuesto de la red educacional del partido Shas (religiosos sefaradíes ultraortodoxos) se incrementará para el año escolar 2013-14 en un 50% en contraposición a un crecimiento del 12% en el presupuesto de las instituciones educacionales estatales» [2].
Tras prolongadas y secretas reuniones hasta altas horas de la madrugada, la troika Netanyahu, Lapid, Yaalón nos convenció de la necesidad de la dolorosa decisión de reducir el presupuesto anual de defensa en varios miles de millones de shekels. Benny Gantz, jefe del Estado Mayor del Ejército, hasta anunció un peligroso plan de reducción de maniobras y ejercicios en las divisiones de reserva para poder mantenerse en los marcos presupuestarios establecidos. Todo fue una función circense. En silencio, sin que sea parte de la correspondiente ley y en base a artimañas futuras, ya se fijó el incremento del presupuesto de seguridad para el año próximo en 6 mil millones de shekels - 1.7 miles de millones de dólares [3].
La medalla de oro a la payasada más deslumbrante, sin lugar a dudas, les corresponde a los parlamentarios israelíes. En un gesto de solidaridad con el esfuerzo popular para tapar el gigantesco agujero presupuestario que heredó el gobierno anterior (que es prácticamente idéntico al actual, el ex canciller y hoy miembro del Parlamento, Avigdor Liberman, propuso a sus colegas aportar por propia iniciativa una reducción salarial permanente del 10%. Todos aplaudieron y el tema se convirtió en decisión de gabinete hasta que se llegó a votación en el Parlamento para darle rigor legal. Aquí los mismos parlamentarios mostraron su soltura como intérpretes de una grotesca. Sin pestañar, su aporte se redujo tan solo al 1% [4] para sus salarios que aproximadamente son 5 veces mayores que el promedio de un asalariado en el país.
Pese a los amagos de una férrea indignación por medio de multitudinarias protestas dos años atrás, la población trabajadora israelí continúa mostrando su firme pasividad ante un liderazgo que no duda en meter su mano cada vez más profundo en el bolsillo del ciudadano y reírsele en la cara.
Si la mayoría de los habitantes que aportan a la economía nacional persiste en su indiferencia, que nadie se sorprenda si debe continuar pagando fortunas para comprar entradas en esta eterna función circense de payadas.
Ojalá me equivoque...
[1] «Lapid prometió no reducir el presupuesto de las instituciones de educación de los ultraortodoxos»; Ynet; 14.5.13. «Lapid renunció a la reducción presupuestaria de los seminarios rabínicos que no examinan en materias básicas generales»; Haaretz; 19.5.13. «Retroceso: se postergó la cancelación de subvenciones a religiosos ultraortodoxos que no trabajan»; Ynet; 19.5.13.
[2] «El presupuesto de la educación ultraortodoxa crecerá en un 50%»; Walla; 23.6.13.
[3] «¿Se reducirá el presupuesto de seguridad?»; Haaretz; 23.6.13.
[4] «Miembros del Parlamento legalizaron su reducción salarial sólo en 1% en lugar de 10%»; Haaretz; 28.6.13.