Tanto empujó Kerry el elefante que éste finalmente dio el pasito adelante y se ubicó, con dificultad, en la línea de partida de la que será una larga carrera, atestada de obstáculos y trampas, con enemigos agazapados a lado y lado y francotiradores apostados en las curvas con los rifles de alta precisión apuntando a sus objetivos, y sin claridad de dónde está la meta de llegada.

Tras una intensa gestión por parte del secretario de Estado norteamericano, los líderes de Israel y la Autoridad Palestina (AP) finalmente accedieron a sentarse en la mesa de negociación, tras 20 años de fracasos continuos, en el intento de lograr un acuerdo definitivo en este centenario conflicto.

¿Pudo Kerry vencer el temor de Netanyahu y Abbás a otro fracaso? ¿Qué se ha acordado ya, previamente al inicio de las negociaciones?

Los temas álgidos que han impedido un acuerdo en el pasado continúan ahí: reconocimiento mutuo, fronteras, refugiados, Jerusalén, asentamientos, división palestina y seguridad. Cada uno de estos temas es muy complejo en sí mismo y reunidos todos en el entramado del conflicto hacen que las posibilidades de un acuerdo sean mínimas.

¿Qué es, sin embargo, diferente ahora? ¿Acaso el costo de no negociar es ya mayor que el del statu quo?

Como elemento positivo en las últimas semanas cabe mencionar la renovación por parte de la Liga Árabe de su iniciativa de paz de 2002, la cual incluye el reconocimiento por parte de todos los países árabes a Israel a cambio de que se establezca un Estado palestino independiente en Cisjordania y Gaza, aceptando además el principio de intercambio territorial como base de las fronteras definitivas entre los dos Estados.

Adicionalmente, la situación de Siria, que ha degenerado en un conflicto regional sin salida a la vista, hace que Israel y los países árabes, especialmente los del Golfo, compartan fuertes intereses comunes en contener a Irán, involucrado activamente en la guerra civil siria apoyando a Al Assad, junto con la organización terrorista libanesa Hezbolá y el régimen de Irak, aliado de Teherán.

El golpe militar en Egipto, recibido con alivio por parte de varios de los países árabes, que acabó con el experimento de gobierno de los Hermanos Musulmanes, contribuye también al ambiente favorable a la búsqueda de un acuerdo entre Israel y la AP, al igual que la reciente distensión en las relaciones entre Israel y Turquía.

De reiniciarse las tratativas, esta será la última oportunidad en esta generación de lograr un acuerdo.

Así lo debe entender Israel, cuya situación internacional podría deteriorarse seriamente de no lograr un pacto con los palestinos.

Así lo debe entender la Autoridad Palestina pues los reconocimientos virtuales, los intentos de deslegitimación y de guerra judicial contra Israel, no le proporcionarán su codiciado Estado.

El precipicio es lo único que espera a Abbás y Netanyahu en caso de que no logren llegar al otro lado.