Es célebre en la historia del sionismo la siguiente cita de Golda Meir: «Moisés nos tuvo dando vueltas por el desierto durante 40 años y nos dejó en el único sitio de Oriente Medio en el que no había petróleo».
Ciertamente, la escasez de recursos naturales como el agua o el petróleo ha sido uno de los impulsores del genio israelí y, por ende, una de las razones fundacionales de su desarrollo tecnológico. Sin embargo, los días de Israel como país sin recursos energéticos no sólo van a llegar a su fin, sino que el Estado judío puede convertirse en un suministrador de energía con un papel fundamental en el escenario geopolítico.
El 17 de enero de 2009 la empresa norteamericana Noble Energy, en colaboración con la israelí Delek Group, descubrió el yacimiento de gas de Tamar, a 80 kilómetros de la costa de Haifa. Noble Energy y Delek Group estimaron que el yacimiento contenía 275.000 millones de metros cúbicos de gas natural, aproximadamente la mitad de lo que Europa consume en un año. El entonces ministro de Infraestructuras en funciones, Binyamín Ben Eliezer, dijo que el descubrimiento de Tamar era un momento histórico para Israel, ya que significaba el fin de la dependencia del gas egipcio.
Tzvi Greenfield, el CEO de Delek, señaló que los descubrimientos de gas liberan a Israel de la dependencia de fuentes de energía extranjeras, justo en la misma línea de las declaraciones de Bibi Netanyahu al respecto: «Tenemos reservas de gas que harán a Israel totalmente independiente energéticamente, no sólo de Egipto, sino de cualquier otra fuente».
En noviembre de 2010, el mismo equipo anunció el descubrimiento de Leviatán, un yacimiento de gas al oeste de Tamar y más grande que éste, situado a unos 120 kilómetros de la costa de Haifa. De acuerdo con Noble y Delek, Leviatán podría ser el doble de grande que Tamar; fue el mayor descubrimiento mundial de gas en 2009, y hará de Israel un exportador de gas en años venideros.
En marzo de 2009 se descubrió otro yacimiento de gas, Dalit, en la costa de Hadera, que consta de unos 14 millones de metros cúbicos de gas natural.
Según el profesor James Clarke Chace y el director de The American Interest, Walter Russell Mead, Israel, «desde el punto de vista de los recursos naturales, podría ser (…) pulgada a pulgada, el país más rico y valioso en energía de todo el mundo».
En el mismo sentido se pronunció el empresario israelí Itzjak Tshuva: «Los resultados del estudio preliminar de la estructura del Leviatán publicados exceden por completo todas nuestras expectativas (…) estos resultados refuerzan la economía de nuestro país. Durante estos tiempos difíciles, Israel necesita más que nunca el apoyo y el poder geopolítico, a diferencia de otros países del mundo».
Tamar, Leviatán y Dalit suponen también un gran cambio para la producción de electricidad de Israel. Hasta 2020 el Estado judío planea aumentar la participación de las centrales de gas en la producción de electricidad desde el actual 30% a alrededor de un 45%. A largo plazo incluso se reducirá un 20% la actividad de las plantas eléctricas de carbón.
Estos descubrimientos no sólo liberan a Israel de la dependencia energética, sino que pueden ayudar a mejorar la convivencia y el desarrollo de la región a través de la cooperación entre países como el propio Israel, Jordania e incluso la Autoridad Palestina. De acuerdo con las palabras del ministro israelí de energía, Uzi Landau: «Creemos que el gas natural del que dispondremos será suficiente no sólo para nuestras propias necesidades, también para ofrecer a nuestros vecinos, si están interesados. La cooperación en materia de energía será una contribución adicional a los contactos diarios que mantenemos, y además se potenciará la economía de todos nosotros».
Según el broker del banco de inversión UBS, Philip Wolfe, es sólo cuestión de tiempo que Israel se convierta en un gran exportador de gas. Un análisis del grupo Citibank estima que Leviatán podría suponer un 3% del gas exportado en el mundo en los próximos años.
Europa parece el mercado principal, por cercanía y sobre todo por los recurrentes problemas de suministro que padece el Viejo Continente debido a la inestabilidad en Argelia y en el resto del norte de África. Consecuentemente, el surgimiento de una potencia energética alternativa y prooccidental en Oriente Medio crearía un contrapeso importante a la creciente amenaza islamista.
Como apuntó el representante del Directorio General de Energía de la Comisión Europea, Leonidas Kioussis, hasta que pueda desarrollar sus recursos energéticos renovables, Europa tendrá una creciente necesidad de importaciones de gas natural. En 2015 habrá una brecha sustancial entre la demanda y la oferta. Por tanto, la UE está mirando hacia el Mediterráneo Oriental con fascinación y la esperanza, aunque también con incertidumbre.
Además, si Israel comienza a exportar a Europa provocaría que los precios disminuyeran. Ese descenso podría además servir de medida de presión contra otros países donde el suministro de los recursos naturales no está asegurado debido a su inestabilidad y hostilidad hacia Occidente. De hecho, el deterioro de la situación en Egipto y las consecuencias de la «primavera árabe» en Oriente Medio y África del Norte están poniendo en peligro el suministro de energía a los países occidentales.
El descubrimiento de yacimientos de gas en Israel tiene el potencial de cambiar el panorama político en Oriente Medio, sobre todo si el Estado judío puede asumir el rol de proveedor principal de gas para Europa.
Fuente: Libertad Digital