Están soplando vientos de guerra y no se trata de una guerrita local. El peligro viene de un plan fundamentalista de islamizar al mundo entero y el conflicto ya afecta a varios continentes.
Estudios recientes en América Latina, Europa y Oriente Medio muestran que el antisemitismo está en aumento junto con el racismo, la xenofobia y la intolerancia religiosa. Esto es cierto, sea examinanda la frecuencia de las manifestaciones de antisemitismo en la población general de un país o mediante la medición de las percepciones de antisemitismo dentro de la población judía.
Cuando tenía 17 años y quería entender todo, compré un manual sencillo sobre la Teoría de la Relatividad, con esa foto de Albert Einstein sacando la lengua que luego se convertiría en ícono de los Rolling Stones.
La última polémica absurda de Israel tiene que ver con un discurso que pronunció recientemente una diputada del Likud en el Parlamento durante un debate sobre el futuro de la solución de ldos Estados. Pretendiendo desdeñar las ambiciones palestinas de tener un Estado propio, la parlamentaria Anat Berko, que posee un doctorado en Ciencias de Oriente Medio, dijo que había cierta ironía en el hecho de que el alfabeto árabe no tenga letra P. Los palestinos se refieren a su país como Falastín.
De manera que ahora tenemos un nuevo antisemita. ¡Mazal Tov! como decimos en hebreo. Se llama Ban Ki Moon y es el secretario general de Naciones Unidas. En la práctica, el máximo cargo internacional, algo así como el primer ministro del mundo.
El legado histórico del mandato de Netanyahu quedará grabado como una de las etapas más funestas de la historia del pueblo judío. Su obstinación por mantenerse en el poder con el objetivo de materializar la conquista territorial de Cisjordania no deja de carcomer incesantemente históricos logros de la sociedad israelí.
El pasado diciembre, en el Foro Sabán sobre Oriente Medio, el reportero Jeff Goldberg de la revista «Atlantic» le formuló al ex canciller israelí Avigdor Liberman, perteneciente a la ultraderecha, esta preguntas provocativas: «Las cosas están cambiando radicalmente no sólo en Estados Unidos no-judío sino en el Estados Unidos judío, ya que concierne a Israel y su reputación. Mis preguntas son: ¿A usted le interesa? ¿Qué va a hacer usted al respecto? y ¿Cuánta importancia tiene para usted?».
En Israel hay peleas por libros, música, obras teatrales y el financiamiento para el arte y los premios académicos. Tratándose del Estado judío, están apuntaladas por feroces intercambios retóricos sobre democracia, fascismo, fanatismo religioso, identidad, y futuro de la nación.
Israel Israeli es un tipo respetado en el Estado judío. Hay gente que lo admira e imita. Hizo una fortuna en negocios que son medio transparentes y medio no. Él dice que es muy honrado y que nunca mató a nadie ni tampoco ordenó una muerte.
Ángel Gurria, secretario general de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), arruinó una de las costumbres folklóricas más populares de la sociedad israelí y de medios informativos judíos de la diáspora. Se trata del ejercicio de criticar síntomas y conductas de sociedades foráneas, especialmente árabes o musulmanas. En comparación, a Israel se lo considera un paraíso terrenal que sólo sufre de contados problemitas marginales que las promesas de Netanyahu seguramente los corregirán mañana por la mañana.