John Kerry, el canciller norteamericano en la segunda cadencia presidencial de Obama, se propuso demostrar que es capaz de coronar su gestión con un éxito significativo justo en el escenario en donde decenas de sus predecesores en funciones fracasaron durante los últimos 46 años.
Por demasiado tiempo permití que mis esperanzas de un resultado decente en Siria triunfaran sobre lo que yo había aprendido como reportero en Líbano, durante su guerra civil.
Un cambio clave de la política norteamericana fue pasado por alto en medio de la andanada de noticias relativas a la visita de Barack Obama a Israel a finales de marzo. Es la exigencia de que los palestinos reconozcan a Israel como Estado judío, algo considerado por la dirigencia de Hamás como «la declaración más peligrosa realizada nunca por un presidente norteamericano a tenor de la cuestión palestina».
«Sería un grave error por parte del Gobierno norteamericano impedir a Israel que dé a conocer su poder atómico». Con estas palabras redactaba sus recomendaciones un equipo de asesores allegados al presidente Obama en un reporte titulado «Si todos los caminos fracasan - Desafíos para concebir un Irán atómico».
¿Cuál es el móvil del atentado de la Maratón de Boston el mes pasado o del atentado frustrado contra un tren de Vía Rail de Canadá? Izquierdistas e intelectuales oficialistas ofrecen respuestas imprecisas y agotadas - como «el extremismo violento» o la indignación con el imperialismo occidental - indignas del debate con rigor.
En un primer momento, que hoy parece muy lejano, trataron de ocultarlo. Pero ni la República Islámica de Irán ni la organización terrorista libanesa Hezbolá esconden actualmente que apoyan directamente al régimen del presidente sirio Bashar al-Assad, desplegando denodados esfuerzos para impedir su caída y festejando ahora sus últimas victorias militares, con las que espera demostrar que se apresuraron los que vaticinaron que sus días están contados.
Una semana atrás el mundo se conmovió ante el anuncio de un histórico hallazgo científico. Investigadores de la Universidad de Oregón, en Estados Unidos, afirmaron haber conseguido clonar por primera vez células humanas adultas.
La saga de un posible recorte del monumental presupuesto de Defensa de Israel retorna año tras año como ritual fijo para sopesar una alternativa más bien ilusa de un cruento tijeretazo en partidas destinadas a sanidad, educación o seguridad social{jathumbnail off}.
El conflicto no es por el territorios. Las naciones árabes tienen territorio en abundancia. Los palestinos también lo tienen: no hay judíos en la Franja de Gaza y Jordania tiene una mayoría palestina. Los árabes de Palestina podrían haber establecido un estado propio desde hace mucho tiempo, pero optaron por no hacerlo.
Hay un viejo chiste sobre la definición del vocablo hebreo «jutzpá». Un hijo asesina a sus padres y luego le ruega al juez: «Tenga piedad de mí, ¡soy huérfano!».