Hay muchas razones por las que se lo considera uno de los científicos más importantes del mundo. Como muy bien se sabe, una de las razones de sus logros es su capacidad de mantener una mente propia y rechazar cualquier presión de corrientes denominadas «centrales». La innovación sólo es posible cuando uno es inmune a tal tipo de presiones.
Israel, una idea audaz hecha realidad, celebró su 65º aniversario de independencia con merecida satisfacción por sus extraordinarios logros internos. Pero en sus relaciones con el mundo exterior, al Estado judío le queda mucho camino por recorrer.
Difícilmente se pueda encontrar un marco sociológico tan acertado para describir un colectivo humano como lo es el folklore lingüístico que se trasmite de palabra de generación en generación.
Al cumplirse un nuevo aniversario de la reunificación de Jerusalén, nos duele saber que en realidad no está plenamente unida. Formalmente, Este y Oeste son parte del mismo territorio municipal, pero son dos mundos que no es seguro se puedan realmente juntar.
Ninguno de los escenarios que se perfilan para Siria beneficia a Israel. «La elección es entre el infierno y el averno», resumió Nahum Barnea, analista del diario «Yediot Aharonot».
Es fácil programar y anunciar en forma categórica la línea a seguir y la política a adoptar, cuando todo depende de uno mismo y es la propia voluntad la que determina el camino por el que hay que marchar.
La elección de un objetivo en Estados Unidos indica que los hermanos Tsarnaev, de origen checheno, se habían unido a musulmanes radicalizados en la búsqueda de la yihad global.
En los últimos meses Obama dió un giro en su política sobre Oriente Medio, envió a su secretario de Defensa, Chuck Hagel, para reunirse con el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y al parecer dio «luz verde» a un posible ataque contra Irán, disipando dudas sembradas el año pasado por el presidente norteamericano.
La repentina irrupción de Yair Lapid en el escenario político israelí y su meteórico ascenso hasta obtener con su lista un logro sin precedentes - desalojar del segundo puesto a reconocidos y experimentados partidos - sin lugar a dudas representa el aspecto más llamativo de las últimas elecciones en Israel.
La disputa política e ideológica entre los diferentes grupos que demandan el liderazgo de Argentina se está acercando a un punto cercano a la ebullición. El lenguaje injurioso sube de tono y lo que tendría que ser un debate con argumentos se está transformando, lamentablemente, en un intercambio de diatribas de muy mal gusto.