¿Qué hace la Autoridad Palestina (AP) con el dinero de los países donantes? ¿Qué hace Hamás para proteger a su población en Gaza? ¿Qué hacen ambos para evitar el próximo estallido social en Gaza y el subsecuente enfrentamiento cíclico con Israel?
En los días que corren, Barack Obama está siendo criticado en todas partes por cualquier cosa que haga en Oriente Medio. Y cómo no habría de serlo, si probablemente no hay nada que pueda hacer para convertirse en el crucial y decisivo actor, que a él le gustaría ser, en la vertiginosa geopolítica de la región.
Para fines de este siglo, regiones del Golfo Pérsico podrían ser azotadas por olas de calor y humedad tan intensas que la vida humana estaría en riesgo simplemente por permanecer algunas horas al descubierto. De acuerdo con un nuevo estudio, como consecuencia del aporte humano al cambio climático algunos centros poblacionales de Oriente Medio «son pasibles de experimentar temperaturas intolerables para los humanos».
El éxodo trágico de gente de Siria, un país desgarrado por la guerra, y de los países circundantes desafía la razón y la compasión del mundo. Desde 2011, unos cuatro millones de personas huyeron de Siria y muchos millones más se desplazaron internamente. Los vecinos de Siria - Jordania, Líbano y Turquía - actualmente dan asilo a la gran mayoría de los desplazados externamente. Pero, a medida que progresó la crisis, cientos de miles de refugiados se han dirigido hacia Europa. La mayoría tomó la ruta marina, de un peligro extremo.
Todo comenzó cuando el enviado británico, Mark Sykes, y el representante francés, Georges Picot, decidieron en 1916 - en un pacto secreto - partirse la torta que dejó, tras su implosión, el Imperio Otomano. Esas potencias imperiales se escogieron los pedazos que más apetecían, unos ricos en petróleo y otros útiles por razones estratégicas.
Esta es mi apuesta con respecto al futuro de las relaciones sunitas, chiítas, árabes, turcas, kurdas e israelíes: Si no ponen fin a sus añejos conflictos, la Madre Naturaleza va a destruirlos a todos mucho antes de que ellos se destruyan mutuamente. Permítanme destacar unos cuantos puntos noticiosos que pudieran haber pasado por alto cuando se debatía sobre el trato nuclear de Irán.
Algún día, cuando se escriba la historia de la guerra civil en Siria que ya lleva cuatro años, quizás algún historiador se decida a tomar Yarmouk como tema para un libro.
Como han advertido los editorialistas del «Wall Street Journal», la Administración Obama ha tenido unas pocas victorias - póngase el énfasis en «pocas» - que celebrar estos días en la guerra contra el terrorismo.
Los avances del Estado Islámico (EI) en Irak obligaron a Estados Unidos a reajustar su estrategia. Obama anunció el envío de 450 instructores militares más, que se sumarán a los 3.100 ya desplegados.
Los recientes contactos entre Israel y Arabia Saudita se asientan sobre una sensación compartida de amenaza por el programa nuclear de Irán, pero es difícil que evolucionen a una relación estable mientras Netanyahu no acepte el plan de paz de su vecino del sur aprobado por la Liga Árabe en 2002.