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Yarmouk: Noticia «desnoticiada»

Yarmouk 2015Algún día, cuando se escriba la historia de la guerra civil en Siria que ya lleva cuatro años, quizás algún historiador se decida a tomar Yarmouk como tema para un libro.

Si hay un lugar que simboliza toda la crueldad, la falta de humanidad y el cinismo de ambos bandos en esta guerra implacable, es este lugar fundado como campo de refugiados palestinos en 1957 que más tarde se transformó en un barrio de Damasco habitado también por ciudadanos sirios.

En 2002 hubo 112.500 habitantes palestinos registrados, hoy no quedan más de 18.000.
      
Debido a la penetración de milicias sunnitas contrarias al gobierno en Yarmouk, toda la zona fue sitiada por el régimen de Bashar al-Assad desde hace dos años.

Un opositor no fundamentalista que logró escapar de Siria, Qusai Zakarya, da su versión sobre lo ocurrido en Yarmouk en el número del 9 de abril de 2015 de la revista norteamericana «Foreign Policy»:

«Después de que el régimen de Bashar al-Assad pasó casi dos años masacrando a los palestinos en el campo de Yarmouk, después de que los bombardeos del régimen destruyeron el 70% del campo, después del arresto y a menudo la tortura hasta la muerte de miles, después de que los civiles debieron hurgar entre la basura o comer hierbas para alimentarse de alguna manera, finalmente parece que Yarmouk comenzó a llamar la atención del mundo. Pero el único tema que parece interesar es el Estado Islámico. Yo creo que esto es una desgracia. Pero ya que éste es el tema que interesa, es necesario tratarlo en su contexto. Es imposible entender el asalto del Estado Islámico si no se tiene en cuenta que Assad, en un 'gesto' hacia el pueblo palestino, convirtió un barrio próspero de centenares de miles de personas en una población desesperada de 18.000 que sólo aguardan la muerte».
     
Luego de describir escenas patéticas de muerte y caos que siguieron al bombardeo por la aviación siria de la mezquita Abdul Qader, donde se refugiaron centenares de personas, el articulista describe en estos términos el hambre sufrida durante el sitio. «El hambre no es como otras armas que Assad utilizó para matarnos. Cuando un helicóptero da vueltas sobre nuestras cabezas podemos refugiarnos en un sótano y escapar al impacto de los barriles incendiarios. Cuando la artillería comienza a disparar es posible cobijarse detrás de un edificio. Aún cuando viene una patrulla para arrestarnos tenemos una chance de escapar o de defendernos. Pero no podemos escapar al hambre».
       
En una larga correspondencia desde Siria, publicada el 5 de marzo de 2015 en «The Guardian» de Londres, su corresponsal, Jonathan Steele, explica cómo «el campo de refugiados de Yarmouk se convirtió en el peor lugar en Siria»:

«En diciembre de 2012 el Ejército Sirio Libre y la milicia Jabhat al-Nusra, vinculada a Al Qaeda, estaban prontos para atacar Damasco y hacer caer a Assad. Yarmouk era mejor para una ofensiva que otros suburbios en los cuales el régimen estaba perdiendo el control. Pero la crisis estalló el 16 de diciembre cuando un avión bombardeó Yarmouk, lo que el régimen más tarde calificó de error. Murieron docenas de civiles. Las brigadas del Ejército Sirio Libre y de Jabat al-Nusra utilizaron la situación para penetrar en el campo y, en respuesta, el gobierno lanzó un ataque de artillería que destruyó la mayor parte de los edificios en uno de los sectores por los que entraron sus enemigos. En pocos días, los milicianos del Frente por la Liberación de Palestina-Comando General, el grupo palestino más importante entre los que apoyan al régimen de Assad, huyeron de Yarmouk. Algunos desertaron y se unieron a los rebeldes que obtuvieron un dominio total. Centenares de miles de civiles se fugaron. Los sirios de Yarmouk se fu
eron a casas de familiares y amigos en el centro de Damasco o a otras ciudades, o escaparon a Líbano o a Jordania. Los palestinos huyeron a zonas de Siria donde esperaban estar más seguros. Aunque los intentos de apoderarse del resto de Damasco fracasaron, Yarmouk está hoy en manos de los rebeldes».
     
En otra parte de su informe cuenta Steele que en setiembre de 2014 entrevistó a un integrante de la dirigencia del Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General, en un departamento en la parte externa de Yarmouk. Llegado allí desde Líbano en 1994, tomó parte en las fracasadas negociaciones con la oposición siria, de cuya ruptura responsabiliza a los islamistas. Un hombre duro y combativo, aliado al régimen de Assad, no tuvo ningún problema en defender el sitio. A su juicio, es un recurso legítimo, ya que según él la comida repartida por la Organización de Ayuda de las Naciones Unidas (UNRWA) terminaba en manos de los combatientes rebeldes para su uso propio o para la venta en el mercado negro. «Nosotros vimos que los grupos armados le sacaban la comida a los civiles». A su juicio incluso fue un error levantar el sitio. «Si hubiéramos continuado una semana más, el hambre les habría obligado a rendirse».
      
«El carácter bárbaro de esta forma de lucha no ha cambiado a lo largo de los siglos. El objetivo es desgastar a la población civil por hambre, con la esperanza de que presione a las fuerzas armadas que controlan el territorio a que se rindan.  La facción armada, a su vez, quiere mantener a los civiles bajo su control para hacer más improbable un ataque de las fuerzas sitiadoras. Ahora, en el siglo 21, la misma táctica es utilizada no sólo en Yarmouk sino también en otras partes de Siria».
      
¿Cuál es la situación actual? Un informe de la fundación humanitaria Jafra del 2 de mayo de este año lo resume en estos términos: «Después de dos años de sitio y uno de acoso por hambre, los combatientes del Estado Islámico y un grupo vinculado a Al Qaeda, el Frente al-Nusra, tomó el campo de Yarmouk el 1 de abril de 2015. Los milicianos lanzaron un ataque sorpresa y decapitaron a tres palestinos en su primera embestida. Hoy controlan el 80% del campo. En esta área, los arrestos, las matanzas y hasta la quema de instrumentos musicales, que son considerados pecaminosos por la austera interpretación del islam de los salafistas, son hechos cotidianos».
      
¿Cómo ha respondido la prensa mundial a este desastre épico? Con muy escasa información. ¿Y cómo han respondido las excelentemente organizadas y financiadas organizaciones de apoyo al pueblo palestino? Con un llamativo desinterés. Nada de manifestaciones ni declaraciones ni artículos furibundos en la prensa. Decididamente, cuando los palestinos se matan entre sí o son víctimas de otros árabes o musulmanes, no interesan. Son una noticia «desnoticiada».

Los palestinos, como víctimas supremas de la indiferencia culpable del mundo, sólo existen cuando es posible culpar a Israel.