Para fines de este siglo, regiones del Golfo Pérsico podrían ser azotadas por olas de calor y humedad tan intensas que la vida humana estaría en riesgo simplemente por permanecer algunas horas al descubierto. De acuerdo con un nuevo estudio, como consecuencia del aporte humano al cambio climático algunos centros poblacionales de Oriente Medio «son pasibles de experimentar temperaturas intolerables para los humanos».
Las peligrosas condiciones de humedad estival pronosticadas para los lugares cercanos a las cálidas aguas del golfo podrían sobrepasar la capacidad del cuerpo humano para reducir su temperatura interna a través de la transpiración y la respiración. Ese peligro amenaza a todo aquel que no tenga aire acondicionado, incluidos los pobres, pero también a quienes trabajan a la intemperie, en la industria de la construcción o en la agricultura.
El informe fue publicado en la revista «Nature Climate Change» y lleva las firmas de Jeremy Pal, de la Universidad Loyola Marymount de Los Ángeles, y Elfatih Eltahir, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Estudios previos habían sugerido que esas condiciones recién llegarían dentro de 200 años, pero esta nueva investigación prevé que la línea de tiempo será más corta.
Los investigadores resolvieron la vieja discusión sobre si el origen del extremo calor estival era el calor o la humedad estableciendo que es la suma de ambas.
Lo hicieron con una medición de condiciones atmosféricas conocida como «temperatura de bulbo húmedo», que si bien es menos usual que el método estándar también mide hasta qué punto la evaporación y la ventilación pueden hacer descender la temperatura de un objeto. Un termómetro de bulbo húmedo contiene literalmente un bulbo húmedo: está envuelto en una tela mojada.
La cifra que arroja el bulbo húmedo es la que usan en los días calurosos los pronosticadores para referirse a la sensación térmica que se suma cuando hay elevada humedad.
Según estima Eltahir, una temperatura de bulbo húmedo de 35° se traduce en unos 74° de la escala estándar. Y si hasta las olas de calor actuales causan la muerte prematura de miles, en especial de los más chicos, los ancianos y los enfermos, las condiciones extremas reflejadas en este nuevo estudio «serían probablemente intolerables incluso para los humanos más aptos, con hipertermia después de seis horas de exposición a esas temperaturas».
Erich Fischer, científico del Instituto de Ciencias Climáticas y Atmosféricas de la Universidad ETH Zurich, que no formó parte de la investigación, explicó el papel que juega la humedad. «Con pensar en un sauna alcanza para entender el rol que juega la humedad en todo esto. Uno puede llevar la temperatura de un sauna finlandés hasta 100°, pero como el entorno está completamente seco, el cuerpo pone en funcionamiento un eficiente sistema de enfriamiento por exceso de sudoración, incluso a temperaturas muy por encima de la media corporal. En un baño turco, por el contrario, donde la humedad relativa es cercana al 100%, las temperaturas nunca deben llegar a los 40°, porque el cuerpo no logra enfriarse por sudoración y empieza a acumular calor», dijo.
Como el cambio climático sigue elevando la temperatura en todo el mundo, no debería asombrar que las costas de aguas cálidas de Oriente Medio sean las primeras en sufrir esta combinación letal de calor y humedad. Esas condiciones no serían constantes, pero los picos de calor serían cada vez más frecuentes.
Según los investigadores, una temperatura que actualmente se ubicaría en el percentil 95 «para finales de este siglo, será un día de verano como cualquiera». Y cada 10 o 20 años, hasta podrían esperarse temperaturas que incluso excedan el umbral de los 35° húmedos. Cuando eso ocurra, «será letal», advierte Eltahir.
La investigación alerta sobre las «severas consecuencias» que esto tendría para el Haj, la peregrinación de casi dos millones de musulmanes hacia La Meca, donde se reza a la intemperie desde el amanecer hasta el ocaso. Como el Haj no se realiza en un mismo momento del año, si cayera en verano «ese ritual que necesariamente se hace al aire libre se convertiría en un serio riesgo para la salud», según el estudio.
Los científicos concluyen que es posible prevenir esos desastres si los países del mundo reducen sus emisiones de gases invernadero. «Un esfuerzo a escala mundial reduciría significativamente la gravedad de los efectos pronosticados».
Junto al estudio se publicó un ensayo de Christoph Schaer, del Instituto de Ciencias Climáticas y Atmosféricas de la Universidad ETH Zurich, donde afirma que el mensaje del nuevo informe es muy claro: «La amenaza para la salud humana puede ser mucho más grave de todo lo previsto anteriormente, y las consecuencias podrán sentirse en el presente siglo».
Fuente: The New York Times