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Siria: Muertes numerosas, indignación escasa

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, dio a conocer a la prensa internacional una noticia típica de estos días en Siria. Informó que el domingo 13 de noviembre, un grupo de agentes de la seguridad militar siria se plantó en la escuela de estudiantes pioneros de la localidad de Deir Az Or para obligarles a participar en una marcha de protesta contra la Liga Árabe.

Muchos de ellos se negaron y uno de los jóvenes, Mohamed Abdul Salam Al Maesa, de 14 años, se erigió en su portavoz. Entonces, según los testimonios de sus compañeros, uno de los oficiales le disparó al pecho. Cuando cayó herido al suelo, los agentes comenzaron a apalearle con sus bastones durante varios minutos, hasta que dejó de moverse. Para asegurarse de su muerte, le dispararon dos veces más.

Entretanto la Liga Árabe, reunida en Rabat, la capital de Marruecos, sigue procediendo con cuidadosa parsimonia. Según informa la cadena noticiosa árabe "Al Jazeera", la organización árabe integrada por 22 países dio otros tres días a Siria para terminar la sangrienta represión. En caso contrario, dijo el vocero de la Liga, el Ministro de Exteriores de Qatar, el jeque Hamad bin Jassim Al Thani, serán adoptadas sanciones. Pero para evitar cualquier mala interpretación, agregó que no se trata de un ultimátum. Significativamente, da la impresión de que Siria está más enojada con la Liga Árabe que ésta con el régimen de Damasco. Bashar Assad boicoteó la conferencia de Rabat y sus partidarios se encargaron de vandalizar dos embajadas árabes en la capital: la de Marruecos y la de los Emiratos Árabes Unidos. La ONU ya ha contabilizado más de 3.500 muertos desde que comenzaron las protestas en el pasado mes de marzo.

Un informe de "Human Rights Watch" dado a conocer en la víspera de la reunión de la Liga Árabe, el 11 del noviembre, describe un aterrador panorama de la situación existente en Siria. El informe de 63 páginas titulado "Vivimos como en guerra: represión de manifestates en la provincia de Homs" está basado en 110 entrevistas con víctimas y testigos de Homs, tanto en la ciudad como en los alrededores de la gobernación que lleva el mismo nombre. El documento se centra en las violaciones cometidas por las fuerzas de seguridad sirias desde mediados de abril hasta mediados de agosto, período durante el cual las fuerzas de seguridad mataron a por lo menos 587 civiles, el mayor número de muertos en una sola provincia.

Los militares que responden al gobierno mataron a otras 104 personas desde el 2 de noviembre, cuando el gobierno llegó a un acuerdo con la Liga Árabe para una solución pacífica que hasta la fecha no ha cumplido.

"Homs es un microcosmos de la brutalidad del gobierno de Siria" dijo Sarah Leah Whitson, directora para Oriente Medio de "Human Rights Watch". "La Liga Árabe tiene que decirle al presidente Assad que la violación de un acuerdo tiene consecuencias y que ahora apoya las acciones del Consejo para poner fin a la masacre".

Homs se convirtió en la provincia más conflictiva de Siria desde que las protestas contra el gobierno comenzaron a mediados de marzo. Human Rights Watch documentó docenas de incidentes en que las fuerzas de seguridad y las milicias apoyadas por el gobierno atacaron violentamente y dispersaron protestas esencialmente pacíficas. Una mujer que el 15 de agosto participó con su hijo de 3 años de edad en una protesta en el barrio Bab Dreib de Homs describe la forma en que fueron atacados: "Salimos a unirnos a una protesta pacífica, con toda la familia alrededor de las 10:30 u 11:00 de la noche. Había calma, todo parecía estar bien. De repente, aparecieron dos coches y abrieron fuego. Eran carros Kia Cerato blancos como los utilizados por los servicios de inteligencia de la Fuerza Aérea. Las armas eran ametralladoras. Mi marido se inclinó para proteger a nuestro hijo, pero no pudo evitar que una bala alcanzara su estómago. A duras penas los médicos pudieron extraerle la bala, pero el disparo le va a dejar secuelas".

"Las fuerzas de seguridad también llevaron a cabo operaciones militares en varias ciudades de la provincia, incluyendo Tal Kalakh y Talbiseh, así como la ciudad de Homs, lo que causó muertos y heridos. Por lo general, las fuerzas de seguridad utilizaron armas pesadas, incluidos cañones anti-aéreos montados en vehículos militares. Cortaron las comunicaciones y establecieron puestos de control para restringir el movimiento de entrada y salida de los barrios y la entrega de alimentos y medicinas".

"Al igual que en grandes zonas del resto de Siria, las fuerzas de seguridad en la región de Homs sometieron a miles de personas a detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y tortura sistemática durante la detención. Si bien la mayoría fueron puestos en libertad después de varias semanas de prisión, varios centenares siguen desaparecidos. La mayoría de los detenidos eran hombres jóvenes de entre 20 y 30 años de edad, pero las fuerzas de seguridad también detuvieron a niños, mujeres y ancianos. Varios testigos informaron que sus padres e incluso abuelos, personas de entre 60 y 80 años habían sido detenidas".

"La tortura de los detenidos es algo desenfrenado. 25 ex detenidos de Homs estuvieron entre las personas entrevistadas por HRW. Todos ellos denunciaron haber sido sometidas a diversas formas de tortura. HRW documentó en forma independiente 17 muertos bajo custodia en Homs, por lo menos 12 de las cuales fueron claramente a causa de torturas. Los datos recogidos por activistas locales muestran cifras aún mayores. Indican que al menos 40 personas detenidas en la gobernación de Homs murieron bajo custodia entre abril y agosto".

El informe ofrece más adelante un detalle escalofriante acerca de los terribles tipos de tortura aplicados por las fuerzas militares y policíacas sirias. En total, el panorama es considerablemente peor al de otros casos de violación de Derechos Humanos muchísimo más publicitado.

Lo que cuesta comprender es la escasa indignación que la barbarie siria provoca en el mundo. No hay manifestaciones, ni condenas, ni declaraciones de organizaciones cívicas. Sin duda, hay dos varas distintas respecto a las víctimas. Cuando se trata de árabes o de musulmanes muertos por fuerzas de Israel o de países occidentales (aunque sea cometiendo acciones terroristas) reciben un trato de primera clase. Son víctimas útiles. Pero cuando se trata de árabes asesinados por otros árabes, o musulmanes muertos por otros musulmanes, pertenecen a la clase ICP (inservibles como propaganda) y pasan discretamente al olvido.