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"Cúpula de Hierro" diplomática


Si Binyamín Netanyahu y Ehud Barak no son capaces de ofrecerle a Israel una "Cúpula de Hierro" diplomática, deben renunciar. No vamos a quedarnos esperando de nuevo en la forma en que lo hicimos en la Guerra de Yom Kipur.

Estaba escrito: 2011 va a ser un 1973 diplomático. Durante septiembre y octubre, la Asamblea General de la ONU decidirá acerca del establecimiento de un Estado palestino en las fronteras de 1967. La comunidad internacional habrá de reconocerlo.

En ese momento, todos los apartamentos israelíes en el barrio Guivá Tzarfatit de Jerusalén se convertirán inmediatamente en ilegales. Cada base militar en Cisjordania estará contraviniendo la soberanía de un Estado independiente, miembro de la ONU. Los palestinos no estarán obligados a aceptar la desmilitarización y la paz ni a reconocer la ocupación.

La brecha que media entre la situación declarada y la situación de hecho creará inevitablemente una fricción. El conflicto derivará rápidamente en un enfrentamiento popular. Los palestinos marcharán sobre Jerusalén e Israel será condenado. Un asedio diplomático desde el exterior y un levantamiento civil desde el interior terminarán subyugando a Israel bajo un completo dominio.

También durante 2011, el primer ministro Binyamín Netanyahu habrá de convertirse en Golda Meir y el ministro de Defensa, Ehud Barak, en Moshé Dayán. Ambos serán recordados como líderes que, a pesar de haber avistado el amenazante iceberg, se obstinaron en navegar directamente hacia él. No se necesita ser un genio diplomático para comprender que lo que hace falta aquí es un ataque diplomático preventivo. Ni se necesita ser un genio estratégico para comprender que Israel debe tomar alguna iniciativa que le permita barajar de nuevo las cartas en un juego que está a punto de perder.

Sin embargo, el genio diplomático de Netanyahu y el genio estratégico de Barak permanecen de pie sobre cubierta y guardan silencio. Ellos pueden ver cómo el iceberg se va acercando cada vez más pero prefieren seguir inmutables sin hacer nada. Netanyahu y Barak todavía se niegan a entender que lo que era válido en la primavera de 1973 es válido también ahora: No hay más tiempo. La historia no tendrá piedad de nadie que no esté dispuesto a actuar ahora mismo. Israel no perdonará a nadie que no sea capaz de eclipsar al resto. Bajo estos cielos azules, paralizarse no es sólo es un acto de irresponsabilidad; paralizarse es un crimen.

Problema: Si Oriente Medio está hirviendo, es imposible poner fin a la ocupación pacíficamente. Ni siquiera Yossi Sarid ni Yossi Beilin podrían. Sin embargo, si Oriente Medio está hirviendo, tampoco hay posibilidad de aferrarse al status quo. Ni siquiera el ministro de Exteriores, Avigdor Liberman, ni el viceprimer ministro Moshé Ya'alón pueden garantizar seguridad. No obstante, de cara a la "primavera de los pueblos árabes", lo que hace falta es pensamiento creativo. Frente a la "primavera palestina", lo que se necesita es una iniciativa israelí realista.

Lo que sigue es un ejemplo de iniciativa. Israel, por fin, logra distinguir entre ocupación y paz. Como resultado, Israel declara que, si los palestinos están de acuerdo con una entera desmilitarización, un reconocimiento mutuo verdadero, importantes enmiendas en lo relativo a fronteras y un final completo del conflicto, pondrá fin a la ocupación pacíficamente. Además, Israel declara que, si resulta que los palestinos no están dispuestos a aceptar estas condiciones básicas, tendrá que actuar de manera unilateral.

También en ese caso, el objetivo será decisivo: el fin de la ocupación. Pero en esta oportunidad, la forma de acabar con ella llevará mucho tiempo. En ausencia de un interlocutor palestino para la paz, la retirada israelí tendrá que ser gradual y por etapas. Requerirá de la aprobación y el respaldo de la comunidad internacional.

Una iniciativa israelí realista cedería de inmediato a los palestinos considerables porciones de Cisjordania y provocaría la evacuación de cerca de 20 poblaciones aisladas. De esta manera, Israel podrá demostrar su seriedad y los palestinos se verán cuestionados. Ellos serán capaces de establecer un Estado en el 70% de Cisjordania sin concesiones ideológicas que aún no pueden hacer. Podrán hacer progresar el proceso promovido por el primer ministro palestino, Salam Fayyad, antes de verse obligados a adoptar difíciles decisiones históricas.

Pero no será suficiente. La iniciativa israelí debe ofrecer una retirada gradual de la línea de separación en Cisjordania a cambio del reconocimiento de esa línea como frontera provisional entre Israel y Palestina. La línea de separación debe ser la frontera hasta que se logre la paz.

Podemos ciertamente pensar en otras iniciativas posibles, lo que no podemos permitirnos es no pensar en iniciativa alguna. La "Cúpula de Hierro"que Israel necesita es de tipo diplomático. Si Netanyahu y Barak no son capaces de dar a Israel una "Cúpula de Hierro" diplomática, deben renunciar. No vamos a quedarnos esperando de nuevo en la forma en que lo hicimos en la Guerra de Yom Kipur.

Fuente: Haaretz - 1.4.11
Taducción: www.argentina.co.il