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Paz, antes que sea demasiado tarde

Israel tiene la oportunidad de imbuirse de estos vientos favorables que soplan actualmente en Oriente Medio y extraer de la población de los países árabes el motivo o el pretexto central de su hostilidad hacia nosotros. Ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Las publicaciones Wikileaks (¿se acuerdan?) pusieron a la orden del día las manifestaciones de una parte del liderazgo del mundo árabe. Parecería que muchos de ellos están sumamente preocupados por Irán, porque no les impresiona demasiado las amarguras del pueblo palestino.

La derecha israelí tomó estas fugas como si fueran botines valiosos y explicó que ahora se pudo comprobar fehacientemente que el conflicto israelí-palestino no es un problema central para nuestros vecinos, y por lo tanto tampoco la solución al mismo originará grandes cambios.

Es cierto que quien lucha por la paz lo hace porque cree que si no existe frontera será muy difícil crear aquí un Estado judío democrático, y no porque esté convencido de que de esta forma se solucionarán todos los problemas que tenemos frente al mundo árabe. Pero en todo caso los últimos acontecimientos, demostraron precisamente aún más la centralidad del conflicto en el contexto que nos rodea.

Durante decenas de años establecimos relaciones diplomáticas de diferentes tipos con 13 países árabes. Los líderes de todos ellos nos exigieron lograr la paz con nuestros vecinos.

Algunos lo hicieron por que emocionalmente les importaba. Otros porque era visto con buenos ojos en el mundo árabe. Pero todos estaban dispuestos a establecer con nosotros relaciones y proporcionarnos, con ello, legitimidad, aún antes de cerrar el círculo de la paz.

Hubo quienes lo llevaron a cabo porque creyeron que la paz se encontraba a la vuelta de la esquina, otros se conformaron con las conversaciones mismas entre nosotros y los palestinos o los sirios para justificar las relaciones plenas o un fragmento de las mismas con Israel, que sirvieron, en su opinión, a sus intereses nacionales.

Los nuevos vientos que soplan en el mundo árabe - aunque se conviertan en tempestad y conduzcan a una reforma parcial - crearán un cambio importante: la necesidad creciente de que los líderes oigan las voces populares para que en el futuro aseguren elecciones realmente libres, y por el temor de que quizás en las plazas de la ciudades se escuchen las voces estridentes.

La diferencia entre líderes y liderados se descubre ahora, y la grave difamación hacia los dirigentes es que se muestren pro-israelí. Sin proceso político, y principalmente sin acuerdos con nuestros vecinos, le será mucho más difícil a Israel acordar con ellos.

A los líderes que nos rodean les será sumamente difícil conformarse sólo con un homenaje verbal a la paz en nuestra región, y continuar cooperando con nosotros.

Tenemos con quién hacer la paz. También en el lado palestinos y en el sirio. El precio es sabido y probable. El precio de no llevarlo a cabo es más claro hoy en día que en el pasado.

Israel tiene la oportunidad de imbuirse de estos vientos favorables que soplan actualmente en Oriente Medio y extraer de la población de los países árabes el motivo o el pretexto central de su hostilidad hacia nosotros.

Ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: Israel Haiom - 15.2.11
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il