Imprimir

Debajo de nuestras narices


La ola de reconocimiento del Estado palestino que inundó América Latina en los últimos meses pone de manifiesto los fracasos de la acción diplomática del ministro de Exteriores, Avigdor Liberman, en el continente.


Israel se quedó dormido ante las maniobras palestinas en Brasil y Argentina, lo que condujo al desmoronamiento, y a que otros países como Bolivia, Chile y Ecuador reconozcan al Estado palestino. Personalidades del ministerio de Exteriores confiesan que se trata de un verdadero "fiasco político".

Un análisis de "Haaretz", que incluyó conversaciones con cinco funcionarios de la cancillería imbuidos en el caso, elevó una serie de preguntas difíciles sobre el funcionamiento de la misma y las embajadas en América Latina.

Junto a la carencia de información, se descubrieron fallas en la evaluación de la información recibida por el ministerio de Exteriores, en la comprensión del accionar palestino en Brasil y Argentina y en la necesidad de ocuparse del tema dentro del sector político superior para intentar frenar el procedimiento.

El ministerio de Exteriores se despertó sólo después que Brasil y Argentina reconocieron el Estado palestino, y actuó denodadamente - movilizando al gobierno americano - para detener el empuje político en el continente. Pero ya era demasiado tarde. Después que dos países pujantes dieron el paso, el intento por evitar que Ecuador o Chile tomen una decisión similar no tenía ninguna chance.

Los palestinos comenzaron tratando de recibir el reconocimiento de Brasil y Argentina hace más de medio año, a la luz del congelamiento del proceso de paz, y para presionar a Israel. Ellos señalaron a América Latina como objetivo y entendieron que si Brasil y Argentina reconocían el Estado palestino en las fronteras de 1967, el resto de los países del continente se incorporarían.

El proceder palestino no fue secreto. A finales de julio de 2010, en una visita a Brasil, un dirigente de Al Fatah, Nabil Shaat, fue entrevistado por el diario Al Ayyam y dijo que su intención era solicitar del presidente Lula reconocer al Estado palestino. Un selecto diplomático israelí en América Latina enfatizó que el ministerio de Exteriores conocía el objetivo de la visita de Shaat, pero le restó importancia.

Durante meses continuaron los palestinos sus contactos con Brasil y Argentina. En el ministerio de Exteriores no entendieron la dimensión de la maniobra y no actuaron para frenarla. La información al respecto, que en esos meses llegó a la Sección de América Latina y al Centro de Investigaciones Políticas en la cancillería y en las embajadas en el continente fue mínima, no encendió luces rojas y no se convirtió en un aviso que debía enviarse a los embajadores israelíes con el fin de seguir de cerca los acontecimientos, o al ministro del Exteriores y al primer ministro para que intervengan en América Latina.

Una fuente en el ministerio de Exteriores manifestó que dadas las excelentes relaciones laborales, no se recibió ninguna información sobre el caso ni siquiera de otros organismos como el servicio de información de Tzáhal.

"Haaretz" se dirigió a la oficina del Jefe de la Central de Información, el General Aviv Cojabi, quien respondió que "la Sección de Información no acostumbra a ocuparse de asuntos relacionados con información a los medios, pero considera a la cancillería colaborador central, y la puso en conocimiento de toda la información que pudiera ayudar". De la respuesta puede entenderse que si hubiera habido información sobre el caso se haría extensiva al ministerio de Exteriores.

Aún cuando parte de la información acerca de la maniobra palestina se desconocía, la función de la diplomacia israelí en las embajadas era percibirla. En conversaciones con diplomáticos locales y extranjeros y fuentes en el sistema político en cada país, los diplomáticos deben identificar maniobras detrás de las bambalinas y reportarlas. Si dicha información no llega se trata de una negligencia grave. Si llegó pero no se comprendió debidamente, es doblemente severo.

Sólo a mediados de noviembre, dos semanas antes que Brasil anunciara su reconocimiento al Estado palestino, llegó una primera información al diplomático israelí. A raíz de ello, el Director General del ministerio de Exteriores instruyó a sus embajadores en Brasil, Argentina y otros países en el continente para analizar el tema. Los diplomáticos, encabezados por el embajador de Israel en Brasil, Guiora Behar, se dirigieron a diferentes organismos y regresaron con respuestas negativas. "O los brasileños nos mintieron, o no llegamos a las personas correctas", manifestó un diplomático de la cancillería. "Tampoco los americanos no sabían nada al respecto".

A raíz de las respuestas negativas, el ministerio de Exteriores supuso que se trataba de una falsa alarma. A principios de diciembre llegó el vice primer ministro, Silvan Shalom, de visita a Brasilia. El estudio político que recibió, previo a su encuentro con el canciller brasileño, Celso Amorim, no estaba actualizado y no se relacionaba con las maniobras palestinas en Brasil. En la embajada, nadie le pidió a Shalom elevar el tema en la reunión con el ministro brasileño, que se ocupó de otros temas. Una horas después que Shalom se retiró del encuentro, leyó en Internet que Brasil reconoció al Estado palestino (!). "Esto nos cayó como un rayo en un día radiante", afirmó un diplomático israelí.

¿Cómo es posible que encontraron a Israel "con los pantalones caídos"? Debido a las manifestaciones públicas de los palestinos antes de la maniobra en Brasil y Argentina, entendidos en el ministerio de Exteriores afirman que se trata de una maniobra secreta entre Abu Mazen y Lula.

"Lula compartió su iniciativa sólo con su asesor político cercano y el ministro de Relaciones Exteriores", dijo alguien en la cancillería. "Todo el resto del sistema fue descartado, incluyendo la embajada israelí".

En el ministerio de Exteriores admiten que el caso expuso el ínfimo acceso de los diplomáticos israelíes a los que tienen en sus manos las determinaciones en América Latina.

Unos días antes que fuera declarado el reconocimiento del Estado palestino, el presidente de Brasil dialogó al respecto con líderes de Argentina, Uruguay y Bolivia. Tampoco esta información llegó a los diplomáticos israelíes. "No hay intimidad en el diálogo político con ninguno de los países de la región", afirmó un agente del ministerio de Exteriores.

El desmoronamiento de la diplomacia israelí en América Latina es especialmente grave a la luz del hecho que el canciller Avigdor Liberman señaló al continente como objetivo político central.

Liberman visitó algunos países en la región el año pasado a fin de abrir una nueva página en las relaciones. En conversaciones privadas, explicó que era imposible evitar la maniobra palestina, dado que Brasil y otros países reconocieron el Estado palestino como una estrategia anti americana.

Fuente: Haaretz - 16.1.11
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il