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Víctimas o victimarios: ¿Cómo negocian los palestinos?

Mientras la sociedad palestina se debate entre declarar su soberanía en forma unilateral o continuar apostando por una solución coordinada con Israel, el gobierno liderado por el Premier Netanyahu pareciera no perder oportunidad de erosionar la posición negociadora de su par árabe.

El presente artículo analiza los rasgos particulares de la cultura de negociación palestina y sostiene que en el 2011, de no corregirse el rumbo adoptado, el Estado judío podría encontrarse sin socio para la paz.

Según recientes sondeos de opinión realizados por el Centro Palestino de Política e Investigación de Encuestas (PCPSR), el 71% de la población árabe de Cisjordania y Gaza desea resolver su problemática nacional mediante una solución negociada con Israel. Sin embargo, la amplia mayoría palestina (69%), sostiene que en el caso de fracasar las actuales negociaciones, la mejor alternativa será declarar la soberanía sin el beneplácito del Estado hebreo; aunque sí con la venia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La encuesta también pone de manifiesto el amplio apoyo popular con que cuentan los líderes moderados frente a quienes defienden la lucha armada. En este sentido, si hoy se realizaran elecciones presidenciales en la Autoridad Palestina, el 58,8% de los habitantes de Gaza y el 55% de los habitantes de Cisjordania respaldarían al Presidente Abbás y el dirigente de Hamás, Ismail Haniyeh, contaría con 36,5% y 35,2% de respaldo electoral en los respectivos territorios.

Aunque los resultados de estas encuestas no son concluyentes per se, podrían ser considerados como una señal inequívoca de la ventana de oportunidades con que cuenta actualmente el Estado judío en sus anhelos de paz.

Sin embargo, los errores estratégicos de la actual administración israelí en materia de negociación, entre los que se destacan el desarrollo de obras edilicias en el Este de Jerusalén y Cisjordania, así como la condición de suspender estas obras al reconocimiento previo del carácter judío del Estado de Israel por parte de los líderes palestinos, hacen dudar que el gobierno hebreo esté valorando adecuadamente los rasgos fundamentales de la cultura palestina de negociación y consecuentemente, sus posibilidades reales de ejecución política.

Cultura palestina de negociación

La idiosincrasia palestina en materia de negociación podría sintetizarse en cuatro patrones rectores: fuertes heridas de la autoestima nacional, desconfianza en las alianzas y acuerdos definitivos, inestabilidad del poder representativo de los negociadores y tendencia a negociar en base a principios en lugar de propuestas.

Analicemos sucintamente estos patrones en el orden que han sido planteados:

Quizás el elemento histórico más importante en la conformación de la identidad palestina ha sido el Nakba o "catástrofe" que, desde el punto de vista existencial, significó la creación del Estado judío en 1948. La declaración de independencia del Estado de Israel en el 78% del territorio liberado por el Mandato Británico en Palestina, dio lugar al desplazamiento de 725.000 árabes palestinos y la consecuente crisis humanitaria, manifiesta en el actual problema de los refugiados. Junto al Nakba, la ocupación militar israelí contribuyó definidamente al deterioro de la autoestima palestina. La longitud temporal de esta ocupación ha modelado la identidad nacional, cuya expresión traumática cotidiana tiene lugar en los checkpoints o "puestos de control fronterizos", donde las filiaciones son comprobadas y evaluadas, autorizadas o rechazadas.

La diáspora forzada del pueblo palestino, principalmente a los países árabes limítrofes con Israel, contribuyó a forjar la desconfianza del liderazgo palestino respecto al valor de las alianzas y a la perdurabilidad de los acuerdos en el largo plazo.

La relación esquizoide de amor y odio entre los palestinos y sus hermanos árabes, puesta de manifiesto en la dualidad del respaldo incondicional a la causa palestina y el trato hostil que los refugiados han recibido en esos países, acentuó la suspicacia del pueblo árabe palestino y colaboró en sesgar su cultura de negociación hacia la consumación de acuerdos interinos. A diferencia de los acuerdos definitivos, esta clase de acuerdos son a mediano plazo, permitiendo evaluar los progresos de manera secuencial y aprender de los aciertos y errores cometidos mediante el proceso conocido como "learning by doing".

El tercer patrón rector de la cultura palestina de negociación está dado por la inestabilidad representativa de su propio poder político y militar. Como sostuviera Yasser Abed Rabbo, negociador vinculado en su momento a Yasser Arafat, los palestinos fueron dotados de líderes en lugar de una estructura de liderazgo. En este contexto de inestabilidad e incertidumbre, los negociadores palestinos se ven limitados por su propia opinión pública a realizar concesiones dolorosas. Hoy, es fundamental comprender el fenómeno de la opinión pública palestina, ya no bajo los estándares democráticos del mundo occidental, sino como herramienta de regulación de las facciones que intervienen activamente en la vida militar y política de la nación palestina.

Finalmente y en consistencia con la visión del fallecido académico Edward Said, la experiencia de las continuas ruedas de negociación realizadas entre 1991 y la actualidad, ha demostrado que el estilo de negociación palestino tiende a basarse en principios más que en propuestas concretas. Este fenómeno podría explicarse por la centralidad de las figuras dominantes en la escena palestina, que seleccionan sus negociadores por lealtad o amiguismo, más que por sus cualidades técnicas en los aspectos concretos a negociar tales como seguridad, finanzas, infraestructura, salud o educación.

Hacia un nuevo paradigma

La Teoría de Negociación Intercultural postula que las experiencias nacionales configuran la cultura diplomática y el estilo de negociación. El desconocimiento o minusvaloración de estos aspectos por parte del gobierno de Binyamín Netanyahu, entorpece el desarrollo natural del proceso de paz entre israelíes y palestinos.

La construcción de un nuevo paradigma que pondere los patrones culturales, promoverá el entendimiento entre las partes y ampliará la magnitud de los logros que los involucrados obtendrán en la mesa de negociación.

Los líderes del futuro Estado palestino requieren interlocutores que garanticen prospectos beneficiosos y cuyas concesiones reflejen comprensión de sus características culturales. Forjar un marco de confianza y evitar provocaciones innecesarias aportará legitimidad al Presidente Abu Mazen, en detrimento del poder político que ostentan hoy las facciones del terror.

Entre la fe y el desencanto, entre la historia y el mito, si tal como propone Albert Camus somos capaces de imaginar a Sísifo dichoso, la "absurda naturaleza humana" tendrá en Oriente Medio una oportunidad para la paz.