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Un Estado bi-ilusorio

Qienes apoyan "un solo Estado entre el Río Jordán y el Mediterráneo" prometen que se fijarán de antemano arreglos que asegurarán el carácter binacional y los derechos de todos los grupos del país. Estipular eso por escrito no puede predecir que sucederá de facto.

Con un atraso de decenas de años se enraizó en una parte de la derecha el reconocimiento de que no se puede en un mundo moderno - democrático, e incluso no democrático - dominar permanentemente un territorio sin otorgar ciudadanía a sus habitantes.

Desde 1967, resulta claro que Israel no tiene opción de anexar los territorios y otorgar ciudadanía a sus habitantes porque dejaría de ser un Estado judío. Pero últimamente, el presidente de la Knésset, Reuvén Rivlin y el ex ministro de Seguridad, Moshé Arens, declararon la posibilidad de anexión y el ofrecimiento de ciudadanía.

Arens propone un Estado de Israel unifcado ligth, sin Gaza. Según sus palabras, se conservaría una mayoría judía aún después de la anexión. Es una fantasía. No es posible ningún arreglo que anexe Cisjordania a Israel y deje afuera de un acuerdo a Gaza.

Esto y más. No sólo habitantes de Gaza, sino también descendientes de refugiados palestinos deberán recibir la ciudadanía israelí. También es claro que todo arreglo debe incluir el derecho al retorno palestino. En la fórmula dos Estados para dos pueblos se deberá fijar que el derecho al retorno es para el Estado palestino. Pero si existirá sólo un Estado entre Jordania y el mar, no habrá otra salida que el derecho al retorno palestino a ese país. Se tratará entonces de un Estado con mayoría árabe musulmán, que sólo se incrementará.

Es claro que dicho Estado no será Israel, contrariamente a la fantasía de la derecha. Pero también no se tratará un Estado binacional, en contraposición a la fantasía de la izquierda. Será un Estado musulmán hecho y derecho, aún cuando se lo defina como "binacional" al ser establecido.

¿Puede suponerse que los palestinos acepten durante un largo tiempo ser el único pueblo árabe cuyo país no tenga características árabes auténticas y no esté considerado como parte del mundo árabe?

Qienes apoyan "un solo Estado entre el Río Jordán y el Mediterráneo" prometen que se fijarán de antemano arreglos que asegurarán el carácter binacional y los derechos de todos los grupos del país. Estipular eso por escrito no puede predecir que sucederá de facto.

¿Acaso falta en el mundo, y en Oriente medio en particular, ejemplos de diferencias entre lo escrito en la constitución de un Estado y su característica real?

Carlo Strenger en su artículo de Haaretz del 18.6.10 manifiesta que la proposición de Arens se refiere a un Estado binacional, y propone analizar la idea. En su opinión, ese Estado único debe ser absolutamente secular, y a raíz de su creación "no habrá ya ninguna base de rechazo árabe del Estado de Israel-Palestina, que será absolutamente liberal". Ese es precisamente el quid de la cuestión: todos los organismos seculares liberales en la zona no son capaces de aceptar un Estado no secular y no liberal en sus fronteras.

¿Cómo materializar la idea? Muy simple: Anexar a todos los seculares liberales en la sociedad judía israelí, a los seculares liberales en la sociedad árabe israelí, a los seculares liberales de la Cisjordania occidental, a los seculares liberales de la Franja de Gaza y a la gran masa de seculares liberales de los campamentos de refugiados en los países vecinos, y establecer un Estado completamente secular-liberal.

Frente a esa coalición de fantasías, debemos decir: Hay en la región dos pueblos, y los dos tienen el derecho a su independencia nacional. Un Estado binacional es un fenómeno muy infrecuente en el mundo, y no tiene razón de existir en nuestra zona. De esta propuesta resultarían dos estados-nación para dos pueblos o un sólo estado-nación árabe palestino.

Un estado-nación no desaparecerá de aquí: Conviene asegurar que no sea Israel.

Fuente: Haaretz - 5.7.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il