Según lo informa la Wikipedia en inglés, Mona Eltahawy es una periodista egipcio-norteamericana de 45 años de edad, nacida en Port Said y educada en la Universidad Americana de El Cairo. Comenzó su carrera como corresponsal de la agencia Reuters en El Cairo y en Jerusalén. Más tarde escribió una columna para el diario panárabe «Asharq Alawsat» de Londres, pero sus artículos dejaron de publicarse por «ser demasiado críticos respecto al régimen egipcio» según lo denunció en un artículo para el «International Herald Tribune».
Entre 2002 y 2004 dirigió la versión árabe de «Women´s news» un lugar de noticias, independiente y sin fines de lucro, en Internet, que cubría información sobre el status de la mujer en todo el mundo. En 2009, según la revista británica «The Economist», Eltahawy acuñó la expresión «el opio de los árabes» para referirse «a la táctica de los líderes árabes de olvidar sus propias fallas y de acusar de todo a Israel. A su juicio, los «líderes árabes han utilizado a Israel como pretexto para mantener estados de emergencia en sus países y dilatar las reformas».
Pero Eltahawy alcanzó notoriedad internacional el 24 de noviembre de 2011 cuando fue golpeada y arrestada por la policía egipcia durante las protestas en la plaza de Tahrir. La periodista fue detenida durante 12 horas y ella acusa a sus carceleros de ataque físico y sexual. Su brazo izquierdo y su mano derecha sufrieron fracturas.
Eltahawy volvió a estar en el centro de interés de todos los observadores de Oriente Medio con un duro artículo publicado en el número de mayo-junio de 2012 de la revista «Foreign Policy» titulado «¿Por qué nos odian?». En él analiza en profundidad el lugar de la mujer en el mundo árabe, y su conclusión es tajante: «No nos odian por nuestras libertades, como lo sugiere un gastado clisé norteamericano después del 11-S. No tenemos libertades porque nos odian».
Para Eltahawy «Hay todo un sistema político y económico que trata a la mitad de la humanidad como a animales, que debe ser destruido junto con las más obvias dictaduras de Oriente Medio. Nuestra revolución ni siquiera habrá empezado mientras la rabia a los opresores en nuestros palacios presidenciales no esté dirigida igualmente contra los opresores en nuestras calles y en nuestros hogares».
Entre otras denuncias la articulista señala que el 90% de las mujeres casadas en Egipto fueron víctimas de la mutilación genital femenina (MGF), que el código criminal egipcio estipula que si un marido golpea a su mujer con «buenas intenciones» no es pasible de castigo, que aún después de todos los cambios producidos en el mundo árabe, las mujeres siguen debiendo ocultarse detrás de velos, deben conseguir el permiso de un hombre para viajar y no pueden casarse sin la bendición de un guardián masculino.
Eltahawy señala que no hay un solo país árabe entre los 100 primeros países en el Informe sobre Diferencias de Género del Foro Económico Mundial por lo cual toda la región se encuentra en el extremo inferior del planeta. Sostiene que es fácil comprender porque el país peor clasificado es Yemen, donde 55% de las mujeres son analfabetas, 79% no participa en la fuerza laboral y sólo hay una mujer en un parlamento con 301 escaños.
Con ello, destaca la articulista, las mujeres yemenitas pueden manejar. En cambio, en Arabia Saudita, donde también está instaurado el matrimonio para niñas y las mujeres son tratadas como menores, cualquiera sea su edad y su nivel de educación, no pueden desplazarse por su cuenta en sus propios vehículos.
Significativamente Eltahawy dedica el final de su artículo a la Hermandad Musulmana, que considera que ni mujeres ni cristianos deben llegar a la presidencia en Egipto, y recalca que la mujer que dirige el «Comité Femenino» del partido político de la Hermandad dijo recientemente que las mujeres no debían participar en marchas o protestas porque era más «digno» que sus esposos o hermanos lo hagan por ellas.
La Hermandad Musulmana no contestó a las alusiones directas, pero el editor de su página web en inglés se dignó a polemizar en un tono respetuoso con Eltahawy. Sondos Asem, editor del lugar en Internet en inglés de la organización islamista comienza por señalar lo que considera el enfoque simplista de la periodista. Sin embargo, reconoce que muchas cosas están mal en lo que se refiere al status de la mujer egipcia y admite que sufre discriminación tanto en la sociedad como en el hogar. Señala que unas 5 millones de mujeres son las únicas que aportan su trabajo para la manutención de la familia, que la mutilación genital femenina sigue siendo una práctica extendida en las áreas rurales y en el Alto Egipto y que existe el acoso sexual en las calles egipcias.
Pero el vocero de la Hermandad sostiene que esos males deben ser vistos en el contexto de problemas más amplios como el hecho de que el analfabetismo y la pobreza están extendidos y que el 20% de los egipcios son analfabetos y más del 40% vive con menos de 2 dólares por día.
El articulista asegura que el Partido de la Libertad y la Justicia, brazo político de la Hermandad, tiene un amplio proyecto para mejorar la situación de la mujer y que presentará una legislación que tendrá en cuenta tanto la seguridad económica como el status social de la población femenina. Al mismo tiempo aboga por el fortalecimiento de la familia y rechaza la idea de que las mujeres que optan por dar prioridad a la vida familiar están haciendo una mala elección.
El editor de «Ikhwanweb.com», nombre oficial del sitio de la Hermandad, termina su artículo asegurando un mejor futuro para la mujer en el nuevo Egipto democrático y recalca que atribuir el sufrimiento de la mujer en la región a la misoginia y el odio a su sexo es muy simplista y no ayuda a las mujeres en su lucha por la dignidad y la justicia.
Por supuesto, Mona Eltahawy respondió a esta reacción al igual que a las de articulistas de ambos sexos a favor y en contra de su posición, tanto en la prensa árabe como en la de Occidente. Numerosos videos en Internet ilustran esta polémica que no tiene miras de terminar durante mucho tiempo.
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