La guerra santa islámica - Yihad - prosigue a ritmo normal contra los infieles - es decir, todos los que no son musulmanes… o musulmanes «confiables» - sin que el mundo civilizado se conmueva demasiado. Después de todo, ¡cómo es posible oponerse a la famosa diversidad cultural que debe ser respetada! La vida del resto de la humanidad es, por supuesto, un detalle marginal.
Los lugares que monitorean los «logros» de la Yihad en internet han registrado entre el 1 y el 7 de marzo de este año, 50 ataques que produjeron 434 muertos y 660 heridos graves. La «cosecha» de febrero 2014 ha sido más abundante: 208 ataques en 20 países contra 5 religiones que han producido 1.560 muertos y 2.012 heridos graves.
Las declaraciones de amor a la muerte de los yihadistas constituyen una rutina y son de todo tipo, desde las evocaciones eruditas del Corán o las más modernas como la de un yihadista afgano: «Los norteamericanos aman la Pepsi Cola, nosotros amamos la muerte».
Últimamente trascendió una declaración de la esposa del líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri - no se aclaró si era o no en relación al Día Internacional de la Mujer - quien aconsejó a las mujeres musulmanas: «Les aconsejo que críen a sus hijos en el culto de la yihad y el martirio y que les inculquen el amor a la religión y la muerte».
Sin embargo también estos personajes tan infalibles, que suelen deslumbrar a algunos intelectuales occidentales por su infinita capacidad de odio, de vez en cuando cometen errores. Uno de ellos fue recientemente revelado por la Agencia Associated Press en uno de los tantos cables escasamente publicados por los diarios, enviado desde Beirut. Hay demasiados cables desde Beirut sobre muertos o refugiados de Siria y dan la impresión de ser repetidos.
El cable del 8 de marzo informó que «Un grupo militante publicó una rara disculpa por un doble acto terrorista suicida que mató a 8 personas e hirió a docenas, incluyendo a niños de un orfanato cercano».
Se trató de un error técnico que afectó al segundo de los atentados contra el centro cultural iraní (chiíta) perpetrado por militantes partidarios de Al Qaeda (furiosamente sunitas). El grupo insistió en que sus honorables terroristas habían sido entrenados para no matar civiles.
Según Associated Press, en los últimos meses hubo más de una docena de atentados suicidas contra barrios chiítas. La mayoría fueron reivindicados por el Frente Nusra de línea dura sunita en Líbano. Como es bien sabido, Líbano está profundamente dividido por la guerra de Siria, mientras la población chiíta en su mayoría está a favor de Hezbolá y del presidente Assad, los sunitas en su mayoría quieren quedar fuera de la contienda, aunque los más militantes de ellos están dispuestos a aniquilar a los enemigos del islam verdadero.
El cable señala que las Brigadas Abdullah Azzam se declararon responsables por dos ataques: el doble ataque suicida en las afueras de la embajada iraní en Beirut el 19 de noviembre, que mató a por lo menos 23 personas, en su mayoría civiles, y el ataque del 19 de febrero.
Según explica el periodista anónimo, autor del cable: este pedido de disculpas es un raro acto de reconocimiento de un error por parte de un grupo de Al Qaeda. Mientras los grupos sunnitas militantes difieren en sus tácticas, la mayoría celebra las víctimas que produce.
Algunos califican a las víctimas civiles de agentes enemigos, otros las acusan de herejes. Otros son más sofisticados y opinan que los inocentes muertos son «escudos humanos» a quien Dios habrá de recompensar en el paraíso.
En suma, si la Yihad sigue progresando, nos espera un futuro paradisíaco.