El Estado Islámico (EI) evidentemente ha atraído a jóvenes musulmanes de todo el mundo a su violento movimiento para crear un califato en Irak y Siria. Pero en Internet existe un fenómeno menos visible: la reacción en contra del EI por parte de jóvenes musulmanes que declaran su oposición al gobierno de la ley islámica, la sharía, y que incluso proclaman su ateísmo con orgullo.
Nadie es bueno ni malo por su nacimiento, ni porque es de izquierda o de derecha, ni porque es blanco, negro o mestizo, ni porque es católico, musulmán o judío, ni porque es heterosexual u homosexual, a pesar de que a veces es difícil desterrar los estereotipos y los mitos que invaden nuestras mentes a lo largo de la vida.
Qué hay detrás del caos en el mundo árabe y en Oriente Medio? ¿A qué se deben los interminables conflictos, las crueles masacres, la constante aparición de nuevos grupos terroristas, los millones de refugiados?
El Estado Islámico (EI) ha acompañado su brutal toma de amplias franjas de Irak y Siria con el secuestro y la decapitación de periodistas. Cualquier reportero occidental que se atreviera a aventurarse en territorio controlado por el EI estaría arriesgando la vida a cada momento.
El pasado 3 de octubre el Pentágono anunció otra serie de ataques aéreos contra el Estado Islámico (EI) en Siria y en Irak. En Siria, un ataque al sur de Al Hasaka destruyó una guarnición del EI, mientras que otro al sur de Deir Ezzor destrozó dos de sus tanques.
En un artículo publicado el 29 de setiembre de este año en el «Daily Star» de Beirut, el periodista norteamericano David Ignatius reseña un libro de Abu Bakr Naji titulado provocativamente «El manejo del salvajismo» y constituye una descripción muy clara de la estrategia utilizada por el Estado Islámico (EI) en su campaña militar para extender su «califato» en Oriente Medio.
Últimamente han aumentado en la prensa israelí e internacional las críticas contra las explicaciones oficiales de la política israelí que se conocen bajo el nombre hebreo de «hasbará» (esclarecimiento).