Ningún otro presidente estadounidense antes de Barack Obama, incluyendo a los amigos más incondicionales de Israel, ha expresado abiertamente la posición de Estados Unidos en una forma que resulte tan acorde con la postura sionista-judía nacional.
¿Puede haber algo menos relevante que el primer ministro de Israel acudiendo al Congreso de EE.UU sólo para recibir aplausos, y que el líder de los palestinos yendo a la ONU a reclamar un Estado, cuando ambos bien podrían ocuparse de realizar mutuos esfuerzos para mantener una reunión?
¿Cuántos manifestantes puede asesinar un régimen antes de ser completamente inaceptable su inclusión en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU? ¿Cuál es el número de disidentes que puede enviar a la cárcel? ¿Cuántos actos de terrorismo internacional podría instigar?
Barack Obama presentó en su discurso una nueva declaración de principios para el proceso de paz. Se trata de un paquete con tres componentes: Etapas para continuar las negociaciones, principios básicos para un acuerdo e incentivos políticos a israelíes y palestinos.
La lucha del Ayatollah Khamenei y sus partidarios contra Ahmadinejad no es precisamente de guantes blancos. Algunas personas cercanas al presidente fueron arrestadas recientemente por ser "brujos" e invocar a "espíritus". Y todo indica que la confrontación aún no ha terminado.