Un análisis sobre la persistente postura de Estados Unidos e Israel con respecto al bloqueo que Washington impone a Cuba desde 1962, mereció un interesante análisis publicado recientemente en el periódico «Haaretz».
Titulado ¿Por qué Estados Unidos rehúye a Cuba, pero no a Israel?, el artículo reconoce que la Casa Blanca actúa en la ONU hacia Cuba, como mismo actúa hacia Israel: en oposición al resto del mundo, y en contra de la dirección del tráfico histórico.
El texto, firmado por la periodista Carolina Landsmann, y publicado en la versión en inglés de «Haaretz», destaca la reciente condena de 188 países al bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos impone a Cuba desde hace 52 años, en una abrumadora votación en la Asamblea General de la ONU, donde sólo los Gobiernos de Washington y Jerusalén se opusieron.
«¿Cómo sucedió que a partir de la Guerra Fría y la división del mundo en bloques - pregunta «Haaretz» -, a partir de años de luchas ideológicas llenas de pasión y que fluyen con sangre, de la subida y caída de regímenes, los únicos que quedan de pie en contra de Cuba - que hoy es más que un símbolo - somos Estados Unidos e Israel, a solas en la lucha contra el mundo entero?».
«Por supuesto, es tentador burlarse de los estadounidenses por lo que parece ser su incapacidad para superar el hecho de que Cuba no se rindió ante ellos, ni a su interferencia violenta en los asuntos internos de la isla, en el curso de su guerra contra una supuesta propagación del comunismo en América Latina», comenta.
El rotativo subraya que «Estados Unidos ignora la opinión mundial e insiste en continuar con el embargo contra Cuba, cuando es evidente para todos, incluyendo a los propios estadounidenses, que es cruel e ilógico después de la caída del bloque comunista, y a la luz de las relaciones con China y Vietnam».
«El comportamiento de esta superpotencia en estas dos áreas en el mundo es, en cierto modo, una imagen de su odio incondicional a Cuba, ciego al daño que causa a sus ciudadanos, y su amor incondicional a Israel, ciego al daño que está causando sus habitantes, agrega el artículo de «Haaretz».
El diario apunta que en ambos casos, Washington formula sus políticas anacrónicas asumiendo a grupos internos, fuertes e influyentes, como el lobby judío pro-Israel AIPAC y el de los cubanoamericanos.
«Tenemos que decir basta a estos dos grupos. Debemos recordarles que ellos son estadounidenses. Aquellos que pretenden ser más cubanos que los cubanos, y más israelíes que los israelíes, deben dejar de tratar de resolver sus crisis de identidad a través de la política exterior de Estados Unidos», enfatiza «Haaretz».
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