Con cuestionamientos a Irán, las autoridades de la Embajada de Israel en Argentina, junto a representantes del gobierno nacional y del de la ciudad de Buenos Aires, realizaron un nuevo homenaje a las 29 víctimas del ataque terrorista y renovaron el pedido de justicia, a 21 años del episodio.
La ceremonia se realizó en el lugar donde estaba emplazada la sede diplomática israelí que fue volada a las 14.50 del 15 de marzo de 1992. A esa hora exacta, sonó una sirena y después se llevó a cabo un minuto de silencio para recordar a los fallecidos.
Al acto no asistieron funcionarios de la primera línea del gobierno nacional, pero sí estuvo el secretario de Exteriores de la cancillería, Eduardo Zuaín.
Participaron también la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal; la embajadora de Israel en Argentina, Dorit Shavit; el director político de la cancillería israelí, Ran Curiel; el presidente de la AMIA, Guillermo Borger; y el vicepresidente de la DAIA, Waldo Wolf, entre otras autoridades.
Curiel, que trabajaba en la sede diplomática en el momento del atentado, sostuvo que «Irán continúa violando los derechos humanos básicos y contradiciendo las normas internacionales, así como aplica la pena de muerte a niños y homosexuales e impone graves limitaciones la libertad de expresión».
«La lucha contra el terrorismo es común a toda la comunidad internacional libre y democrática. Gobiernos, parlamentos, jueces y opinión pública deben sumarse a ella en forma plena», afirmó el diplomático, poco después de que el gobierno argentino firmara un acuerdo con Irán para avanzar en la investigación del atentado a la AMIA, perpetrado dos años después del ataque a la Embajada de Israel.
«Israel no puede dejar de involucrarse en el ataque contra israelíes y judíos, porque ese fue el motivo de su nacimiento como nación, hace 60 años», señaló Curiel.
A su turno, la embajadora Shavit - que está desde hace un año al frente de la Embajada de Israel en Argentina - sostuvo que «hay quienes todavía creen en las formas de terorrismo: Irán, Hezbolá y Hamás».
«Hace 64 años Israel abrió su embajada en Argentina, lo que simboliza un lazo de amistad entre ambos países», indicó Shavit, y agregó: «El error más grande del terrorismo y de quienes lo apoyan es creer que el cuerpo es más importante que el alma y que el miedo es más importante que la amistad, porque la amistad entre nuestros dos países se hizo más fuerte después de este atentado».
Vidal, por su parte, afirmó que hace 21 años la bomba que destruyó la Embajada de Israel explotó «en el corazón de Buenos Aires, que es el corazón de Argentina».
La funcionaria del gobierno capitalino sostuvo que «recordar y transmitir la memoria sirve, no para quedarse en el pasado, sino para aprender de él, para saber qué se está haciendo hoy como país».
«A lo largo de estos años intenté entender por que aquel día mi padre dejó de estar con nosotros», expresó, por su parte, Maximiliano Miguel Lancieri, que habló en representación de los familiares de las víctimas.
«Esta historia pareciera ser distinta y cuesta entender por qué no se cierra», afirmó Lancieri, y agregó: «Sentados en una silla no se puede ver la verdad ni hacer justicia».
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