Tanto en Israel como en la Autoridad Palestina (AP) existen sectores interesados en que entre las partes no se acuerde una paz duradera. Conforme unos apoyan la fuerza para luchar contra el otro, las circunstancias en torno a las actuales negociaciones, más que nunca, están precipitando a un final poco venturoso.
Con el rechazo del presidente de la AP, Mahmud Abbás, a reconocer a Israel como Estado judío, un violento estallido de las tensiones entre Israel y las organizaciones terroristas en Gaza, y los anuncios para la construcción de viviendas en asentamientos de Cisjordania, la historia detrás de cada fracasado diálogo de paz puede estar a punto de repetirse.
Por un lado está el claro rechazo en reconocer lo que es un condicionamiento para una de las partes, el «Estado judío».
Esta es la abreviatura de la demanda más importante de Israel hacia los palestinos: que acepten expresamente el reconocimiento mutuo de dos Estados soberanos independientes - Palestina, el Estado-nación del pueblo palestino, e Israel, el Estado-nación del pueblo judío.
Las afirmaciones de Abbás la semana pasada rechazando esta exigencia con un «de ninguna manera», da a entender que el líder de la Autoridad Palestina adoptó un punto de vista de línea dura.
«Tal vez la negativa de Abbás es táctica; un intento de extraer concesiones de Israel a cambio de decir las mismas palabras que el ex líder palestino, Yasser Arafat, pronunció hace años. O tal vez su negativa es tan real y portentosa como la de Arafat a aceptar una conexión judía con Jerusalén», señaló Robert Satloff, director del Washington Institute sobre Política de Oriente Medio, citado por «Haaretz».
La Casa Blanca, impulsora de las actuales tratativas, sabe que para Israel el «Estado judío» es algo que no se puede negociar, menos luego de la presión que ejerció sobre el primer ministro hebreo, Binyamín Netanyahu para que detenga la construcción en los asentamientos, libere a terroristas encarcelados, o haga concesiones secretas.
«Puede que Abbás busque calmar a un sector radical de su círculo, consciente que una parte palestina apoyaría ese Estado judío», agregó Satloff.
«El hecho de el Ejecutivo israelí autorizara la construcción de 1.500 viviendas en asentamientos de Cisjordania, agregó más peso al tenso proceso que para la parte palestina socava las opciones de éxito del diálogo», añadió.
«Dicho proyecto alentado desde las filas del partido ultranacionalista religioso Habait Haiehudí, en contra de la voluntad de Netanyahu, buscar minar el proceso», aseveró.
A medida que el ritmo de las negociaciones se acelera, los actores más radicales resurgen para oponerse violentamente al proceso. Otra muestra también fue la ola de ataques con cohetes desde Gaza hacia Israel en las últimas dos semanas por organizaciones terroristas palestinas.
Frente a ese escenario «una vuelta a la lucha armada por Al Fatah - el partido de Abbás -, Hamás y otros grupos yihadistas, sería un desastre para los palestinos. Incluso aparte del revés diplomático y la pérdida potencial de vidas , un nuevo conflicto armado podría conducir a algo peor, como ya se vio en el pasado», advirtió Matthew Levitt, experto antiterrorista del Washington Institute.
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