«Animo a los pueblos palestino e israelí, así como a sus respectivas autoridades, a emprender este feliz éxodo hacia la paz con la valentía y la firmeza necesaria para todo éxodo», dijo el pontífice en su primer discurso en la Autoridad Palestina (AP), que dio junto al presidente Mahmud Abbás.
El helicóptero militar jordano que trasladó al pontífice desde Ammán aterrizó a las 9:30 hora locas cerca del campo de refugiados palestino de Deheishe, desde donde Francisco se trasladó a la sede de la presidencia para reunirse con el Abbás.
Una vez terminado el encuentro, el Papa se desplazó hasta la plaza del Pesebre, donde celebró una misa ante más de 8.000 personas llegadas de todos los rincones de la AP, incluida la Franja de Gaza.
Tras la misa, Francisco se retiró a la vecina residencia Casa Nova, propiedad de la Custodia franciscana en Tierra Santa, donde descansó un instante y almorzó con familias palestinas, procedentes del área de Belén, Jerusalén Este, Galilea y Gaza.
Allí, las citadas familias transmitieronn al pontífice problemas diarios a los que hacen frente, como el muro de separación, la construcción de asentamientos judíos, o la falta de libertad de movimiento que les impide visitar los santos lugares de Jerusalén y pone trabas a la reunificación familiar.
Más tarde, Francisco oró de forma privada en la gruta de la Natividad y emprendió un recorrido en coche descubierto que le permitió ver el citado muro y visitar brevemente el campo de Deheishe.
Allí, escuchó a los niños palestinos y les dirigió unas palabras antes de abordar el helicóptero rumbo a Jerusalén, adonde llegará a media tarde previo desvío obligatorio a Tel Aviv por razones diplomáticas, pese a que sólo ocho kilómetros separan a Belén de la ciudad santa.
Discurso del Papa en la Autoridad Palestina:
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