La casi totalidad de los senadores republicanos, escépticos sobre las tratativas sobre el programa nuclear iraní, advirtieron a Teherán que cualquier acuerdo que logren con el presidente Obama necesitará su aval en el Congreso.
Ante el inicio de nuevas conversaciones, 47 de los 54 senadores republicanos, incluido el líder de la mayoría, Mitch McConnell, publicaron una carta abierta en la que subrayan que cualquier acuerdo sobre el programa nuclear iraní deberá ser ratificado en el Congreso por una mayoría significativa.
En la misiva, los parlamentarios recuerdan que muchos de ellos seguirán siendo legisladores mucho tiempo después que Obama deje el poder.
«El presidente Obama dejará sus funciones en enero de 2017, mientras que la mayoría de nosotros seguiremos en nuestros puestos bastante más, quizás durante décadas», resaltaron.
El texto va más allá y señala a los dirigentes iraníes que «el próximo presidente podría revocar el acuerdo y los futuros miembros del Congreso podrían modificar los términos en cualquier momento».
De inmediato la Casa Blanca acusó a los senadores republicanos de intentar menoscabar la capacidad presidencial para manejar las relaciones exteriores.
Esta carta «es la continuación de un esfuerzo partidista dirigido a debilitar la capacidad de acción del presidente en materia de política exterior», afirmó el vicepresidente Joe Biden.
El Departamento de Estado anunció que el canciller John Kerry y su homólogo iraní, Mohamed Javad Zarif, se reunirán el 15 de marzo en Lausana (Suiza) para continuar las conversaciones sobre la búsqueda del acuerdo.
Luego, las tratativas se ampliarán al Grupo 5+1 que exige que Irán reduzca sus capacidades nucleares para impedir que pueda almacenar suficiente uranio enriquecido como para fabricar una bomba atómica.
Irán, por su parte, reivindicó su derecho a un programa nuclear civil y exigió el levantamiento de las sanciones económicas occidentales.
Teherán y las potencias deberán cerrar un acuerdo político antes del 31 de marzo, y negociar los detalles técnicos antes del 1 de julio. En este marco, Estados Unidos mantiene negociaciones con Irán para alcanzar un acuerdo sobre el nivel de producción de uranio enriquecido que se le permitiría al país, el grado de supervisión internacional y la duración del acuerdo.
«Las próximas semanas serán cruciales», comentó la portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki.
«No conocemos los términos finales del acuerdo, pero sabemos que la consejera del presidente sobre seguridad nacional, Susan Rice, ya reconoció que Irán tendrá una fuerte capacidad de enriquecimiento de uranio», explicó el senador Tom Cotton, impulsor de la iniciativa de la carta.
El pasado 2 de marzo Rice dijo que las perspectivas de un abandono de las capacidades de enriquecimiento de uranio no eran «ni realistas, ni factibles».
Cotton también comentó el rumor de que el acuerdo duraría 10 años, y añadió que «sólo esos dos puntos hacen que el posible pacto sea inaceptable, peligroso para Estados Unidos y para el mundo».
En Estados Unidos, las relaciones con los gobiernos extranjeros son responsabilidad del Poder Ejecutivo, y la carta publicada ilustra las crecientes tensiones entre la Administración Obama y los republicanos, que desde enero dominan la totalidad del Congreso.
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