Antes de partir Netanyahu a Estados Unidos, Meridor le dio sugerencias concretas sobre qué decir ante la ONU. No las revela aquí, pero deja en claro que no tiene problema en reconocer a un Estado palestino siempre y cuando sea creado en el marco de un acuerdo de paz negociado con Israel que ponga fin al conflicto con los palestinos en forma definitiva.
- Ministro Meridor, han comenzado las muy esperadas sesiones de la Asamblea General de la ONU... ¿está usted preocupado estos días?
- Estoy preocupado mientras el conflicto no se soluciona. Tiene que solucionarse.
- En el tema palestino ¿cuál es concretamente el problema? ¿La creación de un Estado o la forma en la que esto se quiere lograr? O sea: ¿Israel aún apoya lo que dijo el primer ministro Netanyahu hace dos años, por primera vez, en lo que conocemos como "el discurso de Bar Ilán", "dos Estados para dos pueblos" y su oposición ahora a la iniciativa palestina es sólo porque lo quieren hacer a través de la ONU y no por medio de negociaciones?
- Ya ha habido mucho más que el discurso en Bar Ilán. El primer ministro habló al respecto también en la Knéset (Parlamento de Israel), en el Congreso norteamericano, y no sólo dijo "dos Estados para dos pueblos", sino que prácticamente delineó las fronteras de ese Estado. Queremos una solución de "dos Estados"; o sea uno para ellos, pero también uno para nosotros. Pero si la ONU acepta lo que los palestinos quieren ahora, se les da un Estado sin que ellos se comprometan a que ese es el fin del conflicto. Y si eso es lo que reciben, luego de conseguirlo, pueden desde allí continuar el conflicto; pueden exigir el derecho al retorno y todo tipo de cosas. Eso es algo que no podemos aceptar. Queremos que haya un Estado palestino, pero en forma digna. Es bueno para los palestinos y es bueno para nosotros. Pero hay que negociar; saber cuáles son las fronteras. No se hace así nomás.
La palabra "Estado" no resuelve todo. Hay temas que deben ser solucionados para que se pueda llegar a un Estado que traiga paz y estabilidad; para que se termine el conflicto. Para eso hay que negociar. En lugar de negociaciones, buscan una resolución de las Naciones Unidas.
- ¿Cuál es, a su criterio, la intención de los palestinos? ¿Cree que quieren continuar el conflicto de otra forma; o quizás simplemente pretenden lo que dicen, un Estado propio?
- No quiero analizar lo que desea Abu Mazen ni adivinar lo que tiene en su cabeza. Sí puedo analizar lo que hace. Abu Mazen detuvo el terrorismo. Nos ayuda a frenar el terrorismo. Eso es algo muy importante y lo felicito por ello. Es bueno para él; ellos ganan mucho del hecho que no hay terrorismo. Pero lamentablemente detuvo también las negociaciones. Hace casi tres años que no hay negociaciones. Y no sólo desde que Netanyahu subió al poder sino desde que Olmert le hizo una propuesta. Desapareció.
- Por otro lado, Abu Mazen llama explícitamente a abstenerse de violencia. Israel siempre criticó a Yasser Arafat afirmando que tenía un "doble discurso", que decía a Occidente en inglés lo que creía que gustaba de oír y hablaba en otro tono en árabe a su pueblo. Abu Mazen no lo hace. Hace unos días, en su discurso desde la Muqataa en Ramallah, en árabe, exhortó a los palestinos a no actuar en forma violenta.
- Me parece que eso está muy bien. Es una actitud muy inteligente que me alegra y por la cual lo felicito. Abu Mazen se opuso también al terrorismo de Arafat. En la segunda intifada, en los años 2000, 2001 y 2002, habló públicamente contra el uso de la violencia y de las armas. Comprendió que eso era nocivo para los palestinos. Me parece perfecta esa actitud. Pero el problema es que ahora, recurrir a la arena internacional, en la que no tiene que dar nada sino sólo recibir, o sea recibir un Estado sin entregar a cambio y sin negociar nada, le resulta más cómodo porque no tiene que tomar decisiones.
- La pregunta es si en medio de toda esta complicación diplomática actual, Israel actuó con inteligencia. Si realmente, tal cual usted dice, el primer ministro está tan a favor de un Estado palestino siempre y cuando sea negociado ¿no habría sido más lógico que abrace la propuesta desde la propia ONU y diga "Sí, si nos sentamos mañana a negociar?" Habría causado una impresión distinta de la que existe hoy...
- La verdad es que queremos reconocer a un Estado palestino. Y lo reconoceremos apenas nos pongamos de acuerdo sobre sus fronteras, en el tema de seguridad, y más que nada, que sea el fin del conflicto, que no pase que después de fundado el Estado, exijan el retorno de los refugiados y con eso abran todo de nuevo. Si todo esto está acordado, yo le reconocería sin ningún problema. Pero hay que acordarlo.
- Hasta que se llegue a ese momento - que al parecer demorará un poco - ¿qué pasará luego de la petición palestina a la ONU? ¿Cómo reaccionará Israel a este paso? Es sabido que hay distintos matices, variadas posturas dentro del propio gobierno israelí acerca de cómo hay que responder...
- Claro que hay diferencias. Yo estoy a favor de no decir nada. Creo que el lenguaje de amenazas no sirve, no aporta, no es algo bueno. Hay que dejar eso de lado y pasar a lo práctico. No me gusta empezar con que "si ellos hacen ésto, nosotros hacemos lo otro". Suena como a afilar espadas, no me gusta.
- Se habló, por ejemplo, de cancelar los Acuerdos de Oslo, de poner fin a la coordinación de seguridad, de no pasar el dinero de los impuestos que Israel recaba de los palestinos que trabajan en Israel... ¿Usted puede referirse a estas sugerencias?
- Prefiero que no. Quiero destacar, mejor, lo que considero debe ser un principio que nos guíe: no se da ningún paso por enojo, sino para conseguir un resultado. Supongamos que la Autoridad Palestina se desmorona. ¿Qué ganamos con ello? Prefiero ni entrar en ese análisis. Es verdad que no puede ser que ellos hagan lo que quieren y nosotros digamos amén. Eso es cierto. Al mismo tiempo, qué hacer y cómo reaccionar, prefiero no entrar en eso ahora; mejor esperemos que se reanuden las negociaciones y entonces todo eso ya no importará.
- Parte del problema, quizás, radica en el estilo; aunque el primer ministro diga repetidamente que no tiene condiciones previas, si ya antes de volver a negociar aclara cuáles son las limitaciones de Israel... todo suena a "no"...
- Lo que importa es que se halle la forma de decir la verdad. Y la verdad es que hay una disposición israelí a dividir esta tierra, a compartirla, algo que nos dolerá y no nos será fácil, pero que estamos dispuestos a hacer con la esperanza de que la misma disposición esté del lado palestino. Pero tiene que ser el fin del conflicto, que no salgan después con el retorno de los refugiados. Hasta ahora, no logro oír eso de la boca de ellos. Al contrario, cada vez hay más voces que dicen que una vez que tengan un Estado, exigirán el derecho al retorno. Y con eso, no hicimos nada.
- Si se logra volver a negociar ¿Israel aceptará sentarse con representantes de un gobierno palestino que incluye a Hamás?
- Un acuerdo no tiene como objetivo simplemente estar escrito, sino ser cumplido. Si en algo clave como que el Estado palestino deberá estar desmilitarizado, Hamás aclara que no lo acepta y que no tirará sus armas al mar, no hay acuerdo. El problema no es qué dice Israel o qué dice Estados Unidos. Hamás aclara que no renunciará a las armas, que no aceptará a Israel como estado legítimo, que no renunciará jamás al derecho al retorno... Quien va con Hamás y quiere llegar con ellos a un acuerdo, no podrá hacerlo con nosotros. Quien quiere la paz con nosotros debe enfrentarse a Hamás y decirles "no". Esto es lo que el mundo dice a Hamás, lo que el Cuarteto le ha exigido explícitamente: que reconozcan a Israel, que respetan los acuerdos firmados y que abandonen la violencia. Eso no lo he oído ni una vez. Abu Mazen dice que representa a todos los palestinos, pero Hamás lo desafía al respecto; le dicen que no los representa. Allí está el verdadero problema, no en las fórmulas de Netanyahu.
- ¿Qué significa para usted hacer "concesiones dolorosas"?
- La Tierra de Israel, para mí, siento con todo mi corazón que incluye también Hebrón, Belén, Bet El y Shiló, no menos que Nazaret. Beer Sheva o Tel Aviv. Es la Tierra de Israel. Quisiera que esté toda bajo nuestra soberanía, con igualdad plena de derechos para sus habitantes judíos y árabes. Sé que los números no permiten preservar un Estado judío. Por lo tanto, hay que cortar en la tierra para no tener que cortar en la democracia. Es doloroso, es un dolor histórico que también tiene riesgo de seguridad. Puede que duela también a la otra parte, lo acepto. Pero es necesario ser valiente para hacerlo. Creo que es posible y que la mayor parte del pueblo de Israel lo aceptará. Pero con decisiones en la ONU que no les hará comprometerse a nada, sólo recibir, sin dar, no se logra nada. Tendrán una ganancia política, pero no resultados en el terreno.
- ¿Qué opinión le merece la esperada votación casi generalizada de los países latinoamericanos en favor del reconocimiento del Estado palestino en la ONU?
- Espero que los países latinoamericanos, con los que nos unen fuertes lazos de amistad, se pregunten qué es lo que promueve la paz y qué la aleja. Creo que una decisión que llama a la creación de un Estado palestino es legítima. Ya hay una así... ¿Sabe de cuándo?
- Desde el 29 de noviembre de 1947; la resolución 181 de la Asamblea General.
- Así es. Israel aceptó la resolución de la partición de Palestina entre un Estado judío y otro árabe. No hay problema. Ello ya fue aceptado. Pero una resolución que reconoce a un Estado que no existe... ¿qué sentido tiene? ¿Dónde está ese Estado? ¿Cuáles son sus fronteras? La propuesta dice algo que no es correcto. Creo que es digno que haya un Estado palestino. Lo merecen, si aceptan a nuestro Estado. Quiero que lo tengan. Pero si la ONU dice que tiene que haber un Estado palestino en las líneas del 67, luego ningún líder palestino podrá flexibilizar sus posiciones en negociaciones y eso alejará un acuerdo en lugar de acercarlo. Si alguien quiere que la paz esté más cerca, y estoy seguro que eso es lo que desean los países latinoamericanos, hay que plantearse qué es lo racional: y eso es devolver a israelíes y palestinos a la mesa de negociaciones.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay