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La paz según Kerry

John KerryAhora que las partes en el conflicto israelí-palestino han reconocido la realidad y aceptado la idea de dos Estados para dos pueblos, el canciller norteamericano, John Kerry, tiene la obligación de alumbrar el camino para los dos rivales, cada uno de los cuales insiste en que la pelota está del otro lado del campo de juego.


El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, que exige que las negociaciones continúen desde la posición donde fueron interrumpidas y luego de detener la construcción en los asentamientos, teme que el primer ministro hebreo, Binyamín Netanyahu, quiera hacerle recorrer una vía dolorosa que comienza con el mapa de «intereses vitales», redactado por el mismo Netanyahu hace 20 años, según el cual los palestinos retendrían el 40% de Cisjordania. Bibi, por su parte, se ha negado a reiniciar las tratativas desde un sitio que, a su entender, ya ha cruzado su línea roja.

Una propuesta de Kerry en su quinta visita a la zona que ofrezca claros parámetros para todos los temas en cuestión podría reducir las brechas y traer a las partes a efectivas negociaciones, sustentadas por procesos existentes y futuros.

A fin de hacer un uso apropiado de los dos años que el secretario de Estado norteamericano ha asignado al proceso, se debe comenzar con intensas negociaciones sobre una propuesta cuyos puntos principales serían llevar a cabo un intercambio de hasta el 4,5% del territorio en una proporción de 1:1 que posibilite al 80% de los habitantes de los asentamientos permanecer bajo soberanía israelí, transferir los barrios árabes de Jerusalén Oriental a la soberanía palestina y crear un régimen especial en los lugares sagrados de la Ciudad Vieja.

Sobre el tema de los refugiados habrá discusión acerca de distintas opciones: compensación, regreso al Estado palestino, permanecer en sus actuales lugares de residencia o ser absorbidos en un tercer país.

El Estado palestino será desmilitarizado, no tendrá ejército ni armas pesadas y dispondrá de fuerzas de seguridad destinadas a combatir el terror.

Las negociaciones deberían ser acompañadas por tres procesos paralelos:

1) Una gradual continuación de la construcción del Estado palestino según el modelo del «Plan Jenín» impulsado por el ex primer ministro, Salam Fayyad, con énfasis en la formación de fuerzas de seguridad con probada capacidad de hacer respetar la ley y el orden.

2) Evacuación total de puestos de avanzada ilegales, reducción de la construcción israelí en los asentamientos, eliminación de puestos de control e implementación de ratificados proyectos económicos palestinos.

3) Pasos hacia la normalización por parte de los países árabes respecto de Israel, sujetos al progreso de las negociaciones y basados en la nueva iniciativa de la Liga Árabe presentada hace pocos meses en una reunión con Kerry.

Estos procesos estarán destinados a crear las condiciones y la atmósfera necesaria para llevar a cabo tratativas exitosas, así como reducir la sensible duración entre la firma de un acuerdo y su implementación.

Dicha implementación dependerá de factores objetivos y subjetivos. Los primeros incluyen el tiempo necesario para delinear la nueva frontera, el despliegue de las Fuerzas de Defensa de Israel en la misma, la evacuación de algunos de los asentamientos y el establecimiento de dos ciudades capital en el área de Jerusalén.

Los factores subjetivos estarán destinados a eliminar temores compartidos por ambas partes acerca de una implementación parcial que perjudicaría sus intereses. Israel no transferirá tierras a la Autoridad Palestina en el contexto de un intercambio territorial antes que haya un control palestino total en la lucha contra el terror que garantice la seguridad del Estado judío. Además, no transferirá la supervisión en los cruces internacionales o se retirará del Valle del Jordán antes que se deplieguen allí las fuerzas de la ONU.

Por otra parte, la agencia de la ONU de Ayuda y Trabajo (UNWRA) no interrumpirá su cuidado de los refugiados antes que sea establecido un mecanismo internacional que se ocupe de sus necesidades.

A pesar de la complejidad de los problemas, la falta de confianza entre las partes y la dependencia de factores regionales tales como Irán y Siria, el Cuarteto para Oriente Medio (ONU, Unión Europea, Rusia y EE.UU) tendrá la obligación de elaborar con antelación condiciones apropiadas para realizar una nueva conferencia internacional que sirva como un significativo hito para promover el proceso.

Fuente: Haaretz
Traducción: www.israelenlinea.com