El ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, criticó en su visita a Moscú el suministro de armas rusas a Siria en medio del conflicto que afecta a ese país.
Según el canciller, el suministro de armamentos modernos al gobierno del presidente Basar al-Assad, sobre todo hoy en día, en condiciones de crisis prolongada e inestabilidad en el país, puede tener consecuencias muy negativas.
El jefe de la diplomacia israelí, que se entrevistó en Moscú con el primer ministro, Vladimir Putin, manifestó su confianza en que las reclamaciones israelíes sean tenidas en cuenta por la dirigencia rusa en este y en otros asuntos, como Irán, Hezbolá y Hamás.
La pasada semana Rusia confirmó la entrega a Damasco de sistemas móviles lanzamisiles costeros "Bastión" y misiles de crucero antibuque "Yakhont" en virtud de un contrato firmado en 2007. Damasco espera recibir al menos dos sistemas "Bastión", cada uno equipado con hasta 36 misiles "Yakhont". Este armamento permitirá cubrir toda la línea costera de Siria de un posible ataque desde el mar.
El Gobierno israelí advirtió en varias ocasiones de que dichos armamentos pueden ir a parar a arsenales de diferentes organizaciones terroristas como Hezbolá, como ya ocurrió en el pasado.
Tanto Israel como EE.UU consideran que esos misiles supersónicos de hasta 300 kilómetros de alcance suponen una amenaza para sus buques anclados en el Mediterráneo.
El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, intentó convencer al Kremlin de que diera marcha atrás a la operación durante su visita a Rusia a principios del pasado año y el titular de Defensa, Ehud Barak, hizo lo mismo en septiembre pasado, pero ambos intentos fueron en vano.
A su vez, Rusia insiste en que el armamento que suministra a Siria es exclusivamente defensivo y no altera el equilibrio de fuerzas en Oriente Medio.