«Dejar el Monte del Templo sería un error fatal. Quien crea que renunciar al corazón de Jerusalén va a traer la paz, está totalmente equivocado», declaró el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, durante una sesión especial de la Knéset para conmemorar el Día de Jerusalén.
El primer ministro advirtió que la partición de Jerusalén podría acabar en una guerra religiosa. Netanyahu añadió: «Israel sin Jerusalén es como un cuerpo con un corazón débil. Nunca más nuestro corazón se dividirá. Una nación dispuesta a sacrificar su corazón convencerá a sus enemigos que no tiene ganas de luchar por nada. La ciudad dividida se ha unido y se mantendrá de esa manera», declaró.
Durante la celebración, el discurso del primer ministro apeló a tocas las fibras más sensibles de los presentes. «Nuestra generación tiene un gran privilegio de presenciar la realización de las palabras de los profetas. Nos corresponde asegurar este cambio para las generaciones venideras», señaló.
«Tenemos que darnos cuenta de que estamos presenciando y experimentando el cumplimiento de una profecía, el anhelo de Sión, el retorno a Sión y la reactivación de Sión», añadió.
El primer ministro salió en defensa del visionario del Estado judío, Theodor Herzl, al decir que «él previó el problema y la solución y no se dio por vencido. Él levantó su mano derecha y dijo: Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Hoy estamos elevando nuestra mano con el mismo juramento; estamos jurando para mantener siempre a Jerusalén, la capital eterna de Israel».
En la apertura de la sesión especial, el presidente de la Knéset, Reuvén Rivlin, afirmó que «el Día de Jerusalén no es una fiesta religiosa, ni pertenece a los derechistas. La disputa sobre Jerusalén es incuestionable; sin embargo, ser indiferente a su suerte es un fracaso de la empresa sionista y la educación judía».
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