El presidente del Israel, Shimón Peres, concluyó sus consultas con los líderes de los partidos que obtuvieron representación parlamentaria en los comicios del 22 de enero, por lo que encargará mañana por la noche al primer ministro Binyamín Netanyahu la formación del próximo gobierno del Estado hebreo.
La candidatura de Netanyahu, que renovará mandato como premier por tercera vez en su carrera política, obtuvo el apoyo de un total de 82 de los 120 diputados, lo que le garantiza el encargo presidencial para formar la nueva coalición que gobernará Israel.
Las formaciones Likud Beiteinu (31 escaños y liderada por Netanyahu, Yesh Atid (19), Habait Haiehudí (12), Shas (11), Iahadut Hatorá (7) y Kadima (2) recomendaron al actual primer ministro.
En cambio, le negaron su apoyo - aunque sin proponer el nombre de ningún otro candidato - el Partido Laborista (15), Hatnuá (6), Meretz (6) y los tres partidos árabes (11).
Un comunicado difundido por la oficina del presidente israelí, dijo que mañana, tras concluir la jornada de shabat, se hará el anuncio oficial.
Desde ese momento, Netanyahu tendrá un plazo de hasta seis semanas para consolidar una coalición de partidos que apoye su nuevo Ejecutivo durante la 19ª legislatura del Parlamento, en la que probablemente deberá sentar en torno a su mesa de gobierno a políticos con ideas muy opuestas.
Una de las alternativas es la de juntar al partido centrista Yesh Atid del ex periodista Yair Lapid - con una campaña a favor de incorporar a los ultraortodoxos en las filas del ejército - con el de Eli Yishai, dirigente del partido Shas, que representa precisamente a una de las dos grandes corrientes de esa tendencia religiosa, la sefardí.
El dirigente de Shas, Arie Deri, entregó a Peres una carta del líder espiritual del partido, el rabino Ovadia Yosef, en la que le advierte de que se puede producir «una división en el pueblo» si el próximo gobierno no incluye a su formación.
Por su parte, Lapid afirmó tras reunirse con Peres que está aún lejos de incorporarse al gobierno de Netanyahu y agregó que Israel necesita un Ejecutivo que traiga igualdad en el reparto de la carga del servicio militar - en referencia a la incorporación a filas de los ultraortodoxos - y que retorne a la mesa de negociaciones diplomáticas para buscar la paz con los palestinos.
Se presume que, como segunda fuerza política en la próxima legislatura y partido revelación de las recientes elecciones, Yesh Atid exigirá la cartera de Vivienda -parte fundamental de su campaña - y la Comisión de Finanzas del Parlamento.
Ese es otro punto de discordia con los ultraortodoxos ya que esta comisión, la más importante de todas por controlar los presupuestos públicos, estuvo en los últimos ocho años en manos del partido Iahadut Haorá, representante de los ultraortodoxos askenazíes.
Según analistas locales, el escenario es casi insólito y las alternativas que Netanyahu tiene para formar gobierno son muy variadas: desde una coalición laica sin los ultraortodoxos a una exclusivamente nacionalista, que incluiría en este caso a toda la derecha y los partidos religiosos.
También puede intentar negociar la coalición no nacionalista, que dejaría fuera a Habait Haiehudí, que apoya la anexión de Cisjordania, o incluso un gobierno de unidad nacional con los principales partidos de derecha y de centro.
Aunque no reveló detalles, Netanyahu insistió en los últimos días en un gobierno lo más amplio posible para afrontar los retos de seguridad que Israel tiene ante si, entre ellos el programa nuclear de Irán y la amenaza de que la organización terrorista Hezbolá se apodere de parte del arsenal químico y otras armas avanzadas de Siria.
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